El cuarto de servicio de su casa se transformó en su cueva-taller-refugio. A veces, como ahora, que acaba de desmontar la exposición en la galería de arte Ungallery, derrama y llena de obras suyas otros ambientes. Tatiana Parcero es una artista mexicana radicada en Argentina desde hace décadas, una creadora de imágenes potentes, logradas a fuerza de fotos de su propio cuerpo y trabajadas con superposiciones en las que conviven capas de acetato, mapas astrológicos, cortes transversales de plantas, códices de culturas precolombinas o dibujos anatómicos (de chica, quiso ser médica, motivada por la urgencia angustiosa de tener una tía que enfermó de cáncer).
Esas obras ya no se conforman con estar expuestas o ser parte del patrimonio del Museo de Arte Moderno de Nueva York, MoMA, ni exhibirse en Francia o en Buenos Aires, sino que también se hacen prendas de vestir. De hecho, hace esta nota con una de sus camisas. En su cueva y arropada con el fruto de su trabajo. Enseguida en su relato, aparecerán sus hijos: Valentina, de 24 años, estudia Cine, y Emiliano, de 19, Ciencias de Datos. Cuenta que, en medio de su decisión vocacional, el chico le dijo que a él también le gustaba Cine y entonces ella le contestó: “Bueno, está muy bien. Pero por qué no estudias primero otra cosa”. Se ríe de su propia incorrección, de esas palabras que devuelven un espejo deformado de lo que pretendemos ser.
Noticias: Usted fue por una carrera más tradicional, es psicóloga.
Tatiana Parcero: Sí, y además, soy sexóloga. El secundario lo hice en una escuela con una formación intelectual súper fuerte, mucha concentración en las ciencias sociales. Y en los veranos, en lugar de irnos a veranear, hacíamos campañas de alfabetización, para enseñar a leer y escribir a jóvenes adultos, un problema muy serio en México. Eran dos meses durmiendo en el piso y comiendo fatal, pero fueron experiencias inolvidables, que me hacían muy feliz. Cuando decidí estudiar Psicología fue porque me encantaba poder entender cómo es el proceso de estas personas que llegan a ser adultos mayores y quieren todavía aprender a leer y escribir. Pero, como siempre pasa, uno empieza un camino y se van haciendo ramificaciones.
Hubo dos bifurcaciones: quiso formarse en Sexología, para dar respuesta a las inquietudes adolescentes de sus hermanas menores, y un amigo la invitó a un taller de fotografía que la puso en medio de un grupo interdisciplinario de pintores, arquitectos, escultores y diseñadores gráficos. A las pocas semanas de empezarlo, ocurrió el temblor de México (1985) y la mandaron a fotografiar la calle. “Yo tenía 18 años, fue durísimo. No quería ver gente muerta, entonces me concentré en hablar con las personas, en hacerles retratos, en lo cotidiano”, cuenta. Recuerda que cuando su madre la vio tan fascinada con la experimentación a través de una lente, le dijo: “¿Te quieres dedicar a la fotografía? Todo bien. Pero yo quiero el título, lo quiero colgar en la pared”. Y así fue, ese diploma engalana la casa de sus padres (y a ella se le escapa como madre una frase similar a la que se le encarnó como hija).
Noticias: ¿Se define como fotógrafa o como artista plástica?
Parcero: Esas categorías no me encantan, pero me siento más artista visual porque trabajo con muchos medios, uso muchas técnicas, trabajo con papel, con acetatos, con telas.
Noticias: Dice que quiere sacar las creaciones a la calle.
Parcero: De hecho hice un proyecto de imprimir las telas, colgarlas en un espacio y después ir cortándolas para hacerlas camisas, vestidos, y que la gente se los ponga y la imagen se siga viendo en una confección que te puedas llevar, no que la imagen quede en ese recinto y enmarcada. Ahora en Ungallery, hice una experiencia inmersiva para que la gente entre como al cuerpo y se rodee de todo lo que hay adentro, porque yo vengo trabajando con esa idea. Tiene que ver con indagar en el interior para entender nuestro exterior. Y eso es gracias también a la formación como psicóloga. Me interesa dar una información, pero que el espectador haga sus propias conclusiones.
Noticias: ¿Cómo logró transformar su vocación en medio de vida?
Parcero: Me las voy arreglando y siempre confío, de alguna manera me voy adaptando. Pero desde el año pasado, siento una gran plenitud, con el ingreso de la colección al MoMA, exponer en el festival Les Rencontres d'Arles (Francia), o en Ungallery. Siempre tuve la convicción de que esto lo hago con amor y con pasión y espero que la gente también vea mi pasión y la convicción de transmitir mensajes.
Noticias: ¿Por qué eligió ser su propio lienzo e indagar tanto en el autorretrato?
Parcero: Bueno, empecé a hacerlo de una forma muy lúdica cuando ya estudiaba Psicología: me ponía una cámara de vídeo, en ese tiempo era VHS, y la dejaba correr y hacía como una performance. Tenía ganas de curar cosas que me iban pasando y hacer una catarsis, poner en imágenes algo que era más abstracto, por ejemplo, el desamor, la tristeza, la depresión, hasta llegar a un proceso de iluminación y de limpieza. Una de mis primeras series, que la sigo queriendo mucho, se llama Pasajes Rituales: hay unas tomas en las que me cubrí toda de lodo, hay otras donde está cayendo el agua y me va limpiando y la última es en color y después me pinté toda de dorado (se ríe). Es increíble pero haciendo esta narrativa de cosas personales, la gente se encuentra cuando las ve y eso es algo que a mí me interesa mucho, que pueda verse.
Noticias: Vive en Argentina hace años, ¿qué la trajo y qué la retuvo?
Parcero: Me casé con un argentino, fotógrafo, el padre de mis hijos, y bueno, nos separamos, pero me fui quedando. Siempre tengo nostalgia por mi país, sin embargo, te puedo decir que soy feliz acá, me gusta mucho vivir acá, vivo tranquila, a pesar de que todo el mundo me diga que estoy loca, pero mis hijos pueden salir a la calle, tomar un colectivo o un subte. En México, que salgan a la calle, es una intranquilidad, una angustia.
Noticias: ¿El riesgo que siente allí pasa por los crímenes del narcotráfico?
Parcero: Sí, no sé si estoy desacostumbrada, porque allá tengo muchas amigas que tienen hijos de la edad de los míos, sin embargo, yo vivo acá más tranquila. Allá no solo es la inseguridad, los asaltos, sino que es la trata, los secuestros, que la gente es presa fácil y eso a mí me duele muchísimo.
Noticias: El arte es una palabra bastante bastardeada. ¿Qué es para usted?
Parcero: Para mí, es un momento de libertad, la posibilidad de ser yo misma y de expresar lo que sea. En ese sentido, cada vez que vienen temas o motivaciones distintas, siento que tengo el compromiso o la responsabilidad como artista de no ser indiferente. Si bien hago autorretrato y hablo de temas personales, son temas universales. Las emociones son universales y lo que me atraviesa es esa posibilidad de hablar de todo esto. El calentamiento global, me viene preocupando y ocupando, vengo trabajando en eso hace 10 años, con una serie que se llama Universo, donde en el cuerpo, pongo diagramas de flora y fauna antigua, como una forma de fusionarte con la naturaleza. Una de las cosas que me fue llevando de la anatomía a los códices de las culturas precolombinas fue eso, que los mayas, por ejemplo, veían la tierra como el territorio de lo sagrado, el cuerpo y la tierra son el territorio de lo sagrado. Entonces ver el cuerpo como un territorio donde los órganos son los lagos, las venas, los ríos y todo el cuerpo es una sola identidad de lo sagrado… me apasiona.
Noticias: Otro de los temas que la atraviesan tiene que ver con la lucha feminista.
Parcero: Totalmente, a partir del 2015, cuando surge el Ni una menos, volvía a salir a las calles a fotografiar. Siento que todo el movimiento feminista de Argentina fue como una ola expansiva literal que llegó a todos lados y la emoción que yo siento de lo que las chicas son ahora en México, viviendo en una sociedad machista, patriarcal, igual que acá, que salgan a las calles y griten y levantan la voz, es muy emocionante.
Noticias: ¿Tuvo que luchar con su ego, en relación a lo expresivo y a lo que implica poner el cuerpo?
Parcero: No sé si luchar, pero bueno, mi trabajo habla no solo del cuerpo como un contenedor de memoria, para mí es lo que voy transitando con este cuerpo. Este cuerpo no es el mismo que cuando empecé a fotografiar, ha cambiado física y emocionalmente. Entonces es más simbólico y tiene que ver con todo lo que me va atravesando, los cambios físicos, los cambios de mi entorno, porque yo he vivido en varios lugares y cada lugar te va marcando y dando información, y siento que no hay ego que pueda acabar con esa posibilidad.
Comentarios