En su última edición, NOTICIAS dio a conocer un dato más que incómodo para Cristina Kirchner. Sin ninguna razón que lo justifique, la vicepresidenta volvió a usar las aeronaves oficiales –que son exclusivas del jefe de Estado– para pasar las fiestas en El Calafate. CFK arremetió contra esta revista con un argumento insólito: que en la imagen que ilustraba la tapa no se había incluido al militante que la acompañaba a ella en la foto original. Pero omitió deliberadamente hablar de los aviones y del abuso que hace de ellos para fines vacacionales que nada tienen que ver con sus funciones.
Fueron seis viajes del Tango 11 –un Learjet 60 de trece plazas– entre el 23 y el 30 de diciembre, entre el Aeroparque Jorge Newbery y El Calafate, tres de ida y tres de vuelta. La mitad de los vuelos fueron “en ferry”, es decir que regresaban sin ella. El total de lo que gastó el Estado en esos desplazamientos, según los cálculos más conservadores que hacen fuentes ligadas al rubro, es de unos 100.000 dólares. Algo menos de 20.000 dólares por vuelo.
¿Cristina no tenía otro modo menos escandaloso de trasladarse? ¿Puede arrogarse una atribución que en los papeles solo le corresponde a Alberto Fernández?
Volare. Las fuentes consultadas coinciden: los aviones Tango son para uso exclusivo del Presidente, que incluso puede irse de vacaciones en ellos si lo considera necesario por razones de seguridad. Por más que CFK integre el Poder Ejecutivo, no puede utilizar las aeronaves en su calidad de vice, así como tampoco podría firmar un decreto, a menos que esté reemplazando temporariamente al primer mandatario.
El dirigente radical Álvaro de Lamadrid, ex vecino de El Calafate, afirma: “Lo usa y encima para cuestiones particulares, con lo cual hay una doble violación legal”. El ex diputado presentó en mayo pasado en el Congreso un proyecto de declaración por “uso indebido” de la flota presidencial, cuando trascendió que la vicepresidenta había vuelto a la vieja costumbre de echar mano a los aviones del Estado después de algún tiempo de viajar en Aerolíneas Argentinas. Entre febrero y junio, según la respuesta a un pedido de acceso a la información pública, los Tango fueron y vinieron entre Buenos Aires y Santa Cruz al menos trece veces para trasladarla. Con una particularidad: para ir de El Calafate a Río Gallegos –un trayecto de minutos–, CFK había ordenado traer al Tango 11 especialmente desde Buenos Aires. Es decir, el avión voló más de 4000 kilómetros para que la vice pudiera cubrir una distancia de solo 300. En auto serían tres horas a lo sumo.
El denunciante De Lamadrid es el mismo que inició la causa por el abuso de los aviones oficiales cuando Cristina era presidenta. En esa causa fue procesada por supuesto peculado y espera el juicio oral. Los investigadores coincidieron en que no fue lícito que trasladara los muebles y cuadros de arte para sus hoteles en los Tango desde Buenos Aires, pero curiosamente le dieron la derecha en cuanto al delivery de diarios y resúmenes de prensa: consideraron que, aunque no fuera ético, estaba justificado porque necesitaba informarse. ¿Internet no era una opción?
La yapa. Los tres Tango que hoy están en funcionamiento –el 04, el 10 y el 11, a falta del 01 que aún debe repararse– no son los únicos remises aéreos. Cristina además recurre al avión de la empresa estatal YPF, otro Learjet 60, aunque nada la autoriza a hacerlo. Quienes descubrieron la maniobra son los responsables del blog Aviones en Ezeiza, que tienen acceso a los planes de vuelo de numerosas naves oficiales. Los datos del sitio, que en Twitter muestra en tiempo real esos desplazamientos, fueron chequeados con otras fuentes confiables.
Según las estadísticas recabadas, desde febrero de 2021 hasta ahora hubo al menos 30 vuelos de los Tango y el avión de YPF entre Buenos Aires y Santa Cruz –15 de ellos “en ferry” o vacíos–, lo cual representa un gasto de unos 500.000 dólares. Fueron casi 60.000 kilómetros recorridos y 80 horas de navegación.
En julio pasado, Cristina echó mano al avión de YPF para viajar al Sur. La sorpresa de una operadora de la torre de control en Aeroparque aún puede oírse en el audio que circula por las redes: “¿Me confirma? ¿Va a salir con la vicepresidenta?”. Eso decía el plan de vuelo de la nave, pero la operadora no alcanzaba a entender.
Lo grave es que CFK no crea que debe rendir cuentas por estas irregularidades, y que se siga sintiendo por encima de la ley.
Ella no corre, vuela.
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