La interna libertaria sumó un nuevo capítulo de alto voltaje en redes sociales. La diputada nacional Marcela Pagano apuntó con dureza contra la senadora Emilia Orozco y la acusó de delincuente a través de un mensaje público en su cuenta de X (ex Twitter), donde escribió de manera textual: “¿Alguno que no sea delincuente?”.
El posteo de Pagano fue una reacción directa al escándalo que tuvo como protagonista a Orozco en el Senado, luego de que trascendiera que la legisladora salteña intentó apropiarse de un despacho que no le correspondía, en medio de la reorganización de oficinas tras el recambio parlamentario.
Según reconstruyeron varios medios, Orozco habría intentado ocupar un despacho ya asignado a otra senadora en el edificio anexo del Senado, colocando incluso un cartel con su nombre. La maniobra fue detectada por las autoridades administrativas de la Cámara Alta, que intervinieron para frenar la situación y ordenar la reasignación de espacios, en un episodio que generó malestar interno y obligó a tomar cartas en el asunto desde la presidencia del cuerpo.
El hecho fue rápidamente bautizado en los pasillos legislativos como un intento de “carancheo” de despachos, una práctica informal pero frecuente en los inicios de cada período parlamentario, aunque pocas veces expuesta de forma tan explícita y pública.
La reacción de Pagano no tardó en llegar. A través de sus redes sociales, la diputada lanzó su comentario sin menciones directas, pero con un mensaje inequívoco, que fue interpretado como una acusación directa contra Orozco y que reavivó las tensiones dentro del oficialismo libertario.
El cruce expuso nuevamente las fracturas internas en La Libertad Avanza, donde las disputas no solo se dan por diferencias ideológicas sino también por comportamientos y estilos personales. En este caso, una discusión administrativa terminó escalando a una acusación pública de alto impacto político.
Mientras desde el entorno de Orozco buscaron bajar el tono y relativizar el episodio, el mensaje de Pagano quedó instalado como símbolo de un clima áspero dentro del Congreso, donde los conflictos internos se ventilan cada vez más a cielo abierto y en tiempo real, a través de las redes sociales.














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