Qué cosas pueden tener un impacto tan profundo en una persona para hacerla cambiar radicalmente su vida? En una lista corta, se podría imaginar que una guerra provocaría algo así, o tal vez el encierro por una pandemia. También aspectos de la existencia misma: la muerte de un ser querido o, por el contrario, el nacimiento de un hijo.
En el caso de Javier Milei no fue nada de todo eso. Fueron, apenas, 140 páginas de un libro. Ocurrió en abril del 2013. Un compañero de trabajo, en Aeropuertos Argentina 2000, le recomendó un texto. Y un día, en un rato libre después de un almuerzo, lo comenzó a leer. Cuando se dio cuenta habían pasado varias horas, pero también había pasado mucho más. “Cuando terminé, me di cuenta que todo lo que pensaba y todo lo que había enseñado durante 20 años estaba mal”, contaría luego el -ahora sí- libertario. Es que esa lectura de “monopolio y competencia”, un largo capítulo del libro “El hombre, la economía, y el Estado”, de Murray Rothbard, fue lo que cambió para siempre a Milei. En algún sentido, acá estaría la génesis de su Presidencia.
Después de esta reconversión, el economista abandonaría su postura de “neoclásico recalcitrante” y se zambulliría de lleno en toda la obra de Rothbard y también en la de la Escuela Austríaca. Leería postulados del fundador de su recién abrazada corriente en los que se sostenían cosas como que “el enemigo máximo es el Estado, que cobra impuestos a la fuerza”, y que el gran problema de la sociedad moderna son “todos los Estados, sean democráticos, dictatoriales o monárquicos”, que son incluso peores que un ladrón común. “Podemos acudir al Estado o a su policía para que nos protejan de los criminales privados, pero ¿quién puede preservarnos del propio Estado?”.
Milei estaba extasiado con el tesoro que acababa de descubrir y que lo había transformado. “Cuando uno se quita la venda y abre los ojos, la vida no vuelve a ser la misma. Y cuando se descubren nada menos que las ideas de la libertad, la vida cambia de manera irreversible. Eso es lo que felizmente me ocurrió a mí”, diría. Tanto que, incluso, publicaría su primer libro junto a su entonces amigo Diego Giacomini. “Política y economía contrarreloj” vería la luz en los primeros meses de 2014.
El trabajo tenía un solo detalle llamativo. En la tapa se veían las siglas de la Fundación Acordar, dando cuenta de que había sido este think tank el que había pagado al menos parte de la tirada. Tenía sentido: ahí trabajaba Milei, el que decía y escribía que había que destruir el Estado. Pero había algo que no cerraba: las tareas que hacía para esa fundación, que respondía al entonces gobernador bonaerense, se las cobraba a Provincia Seguros. Es decir que al bolsillo del libertario iban los impuestos de los bonaerenses.
En esta nota, NOTICIAS publica una investigación que llevó un mes y que demuestra en 25 facturas que durante dos años el Presidente de la Nación cobró un sueldo importante -arriba de los 2.000 dólares mensuales- de parte del Estado. De ese que, como bien decía Rothbard, sólo se nutre de recursos a través del “robo” de los impuestos. Es decir que, según la propia lógica de Milei, esta nota es la que demuestra que el mandatario es un ladrón. Y no sólo eso: todos los involucrados en la cadena de pagos al libertario terminaron teniendo suculentos cargos en el actual Gobierno. Incluso alguno de sus familiares. Todas prácticas que algunos llamarían de “casta”.
Haz lo que digo. Aquellos años no eran fáciles para Milei. Nada hacía suponer que una década después terminaría sentándose en el sillón de Rivadavia.
En aquel 2013 el converso libertario trabajaba de analista de riesgos en la compañía de Eduardo Eurnekian, pero no era muy valorado. Los pocos amigos que tenía en aquellos tiempos recuerdan que a Milei no se lo tenía muy en cuenta en la empresa, y que su jefe sólo lo llamaba una o dos veces al mes cuando quería entender un hecho puntual de la economía argentina o mundial. Lo único bueno que tenía esta realidad para Milei es que le permitía dedicarle tiempo a su otra ocupación: su cargo de economista en jefe de la Fundación Acordar, un think tank que se suponía que aportaba políticas públicas e ideas liberales a la campaña nacional de Scioli. La comandaba nada más ni nada menos que el actual jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que había sido presidente del Banco Provincia del 2007 al 2011. Una curiosidad: varios popes del entonces gobierno bonaerense recuerdan que a Francos lo llamaban, puertas para adentro, “el infiltrado del armenio”, en referencia a que parecía tenerle más lealtad a Eurnekian que a quien le pagaba el sueldo.
Esta historia no es nueva. Cuando dio su primera entrevista en televisión, el 28 de abril del 2015, el libertario se presentó así: “Yo soy Javier Milei, economista en jefe de la Fundación Acordar. No seré famoso como economista, pero sí como rockstar”, dijo en el programa de Mariano Grondona. De hecho, Milei siguió sosteniendo que trabajaba para esa fundación hasta finales del 2016, a pesar de que Acordar ya había dejado de existir.
Milei, en alguna ocasión, había dicho que había trabajado “ad honorem” en esa fundación, quizás con cierta culpa por haberse rodeado de tanta “casta”. Pero hay mucho más, empezando porque es falso que no haya cobrado por ese trabajo.
El 2 de enero de 2014, el libertario presentó dos facturas a Provincia Seguros. Varios datos se desprenden de esos papeles, empezando por una curiosidad: el economista se presentaba como “doctor” a pesar de que no posee ese grado, un adelanto de lo que luego sería su carrera como plagiador de textos ajenos. En esa fecha comenzaría una historia de dos años de facturas presentadas a esa entidad, con domicilio en Carlos Pellegrini 71.
Con domicilio registrado en Lavalle 3340, piso 10, departamento 2 -el que le regaló su padre cuando cumplió 30 años-, Milei presentó en aquel enero dos facturas por un monto total de 34.500 pesos por “honorarios por consultoría” y por “estudios complementarios”. Al valor del dólar blue de aquella época -US$ 10- serían 4.500.000 pesos aproximadamente de hoy, tomando el dólar paralelo del cierre de esta edición, el 29 de agosto, a $ 1315.
Al mes siguiente, en febrero del 2014, Milei cobraría lo mismo. Serían $ 34.500, pero con la cotización del blue en US$ 12,5, que pasado a precio de hoy sería $ 3.600.000. Nada mal para un trabajo “ad honorem” de alguien que quería destruir al Estado y que llamaba a los impuestos un robo.
En marzo del 2014 la factura sería de $ 22.500. En abril, sin embargo, ya tendría una actualización de sus ingresos, ya que la factura treparía a $ 25.000. En mayo fue de $29.000, en junio y julio de $ 23.000, en agosto de $ 25.000, septiembre de $ 28.000, octubre $ 28.500, noviembre $ 25.000 y cerraría el año con una de $ 28.000. En el 2015, el año electoral, el libertario seguiría facturando a Provincia Seguros, hasta el 9 de octubre que presentó la última. Según el mes, cobraría de $ 28.000 hasta $ 36.000. En total, en los dos años fueron 25 facturas que totalizaron $ 601.000.
Hugo Alconada Mon publicó en La Nación estas facturas y también le agregó el dato de que hubo más en los años anteriores. “Durante 2012 emitió otras por un total de $ 32.480, monto que actualizado por el IPC equivale a $ 7,4 millones de principios de agosto de este año y durante 2013 emitió más facturas por un total de $224.040, que actualizado por el mismo índice equivale a $ 43,1 millones”, dice, y le agrega el dato de que por esto Milei tuvo un problema durante años con la AFIP (ver recuadro).
Es curioso: a todos los que ataca Milei, sean políticos o periodistas, los acusa de ser cómplices del kirchnerismo, pero él trabajaba y cobraba del entonces candidato K incluso mientras la campaña electoral ocurría. Y no sólo eso. Aquel año votaría en primera vuelta y en ballotage a Macri, según él mismo confesó, a pesar de que cobraba de Scioli. Perro que muerde la mano del que le da de comer.
La ruta del dinero M. Pero el dinero que cobró Milei con los impuestos de los bonaerenses no es el único dato llamativo. Queda también preguntarse en qué gastaba la plata, ya que eran años en los que el propio Milei relató que pasaba un mal momento económico. Si tenía el ingreso de AA2000 y también el de Acordar, y como su padre le había regalado un departamento no tenía que pagar alquiler, ¿dónde se iba la plata del libertario, que cobraba como para tener un muy buen nivel de vida? Misterios de la vida.
La otra duda que permanece es qué hacía exactamente para la Fundación Acordar. Los que trataban al economista en aquella época dicen que él estaba prácticamente todo el día libre, y de hecho, si se quiere rastrear algún trabajo de esta Fundación, se hace una tarea imposible. ¿Cuál era la misión que le suponía cobrar algunos meses 3500 dólares? Otra duda que quedará pendiente.
De Acordar queda casi nada disponible. Su página web desapareció y no hay en el mundo virtual papers que hayan publicado. Apenas queda la definición que hacían de ellos mismos en el libro que Milei publicó con Giacomini. En su última página, la Fundación decía estar conformada por “hombres y mujeres dispuestos a poner nuestros esfuerzos para el desarrollo de proyectos de políticas públicas en las áreas esenciales del Estado, que contribuyan a encauzar al país en la senda del progreso y el crecimiento con equidad. Se necesita hacer más eficiente al Estado. Debemos comunicarnos incansablemente entre nosotros. Esa comunicación, cuanto más plural sea, será más fecunda”. Todo parece algo alejado de la ideología y de las formas del Milei de hoy.
Pero una de las cosas más impresionantes es lo bien que le fue a todos los involucrados en la cadena de pagos al libertario. Al principal responsable lo tiene ahora de secretario de Estado: es el caso de Daniel Scioli, que está frente a la secretaría de Turismo y Deportes. El jefe directo de Milei en Acordar, Francos, es jefe de Gabinete y antes fue ministro del Interior. Pero no termina ahí.
El presidente de Provincia Seguros, el que firmaba los cheques que Milei cobraba, era Alberto Jorge Haure. Hoy es secretario de Coordinación Administrativa, que depende de lo que era el ministerio de Interior, hoy absorbido por la jefatura de Gabinete. No es el único de ese apellido que logró tener un cargo. Su hija María Victoria pasó a ser, con este gobierno, vocal del directorio de Parques nacionales. Parques tiene cuatro vocales, tres por lo que era el ministerio de Interior y uno por Defensa. A Haure hija la nombró Interior (hoy jefatura), la misma cartera en la que trabaja su padre. Una casualidad, seguramente. Se sabe que en el gobierno de Milei no hay prácticas de casta.
Hay más. Uno de los directores de Provincia Seguros de la época en que Milei les facturaba era Lisandro Catalán. Hoy es vicejefe de Gabinete, segundo de Francos, mismo cargo que tenía en Interior cuando Francos era ministro. Y en Provincia Seguros era vicepresidente Ignacio José Isidoro Subizar, que es gerente de Administración de Comisiones Médicas, dentro de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, bajo la órbita del ministerio de Capital Humano. Está claro que es mejor trabajar con gente conocida.
Contradicciones. Milei sostiene que todos los que reciben un sueldo de parte del Estado son “ensobrados”. No es una manera de decir. Es lo que, en representación suya, sostuvo su abogado personal, Francisco Oneto, candidato a vicegobernador en Buenos Aires en el 2023 por La Libertad Avanza, y que cuenta entre sus defendidos a Máximo Thomsen, el rugbier asesino, y a Leonardo Cositorto, ex líder de Generación Zoe.
En uno de los juicios que Perfil tiene contra el primer mandatario -que públicamente manifestó su deseo de que esta editorial quiebre, entre otras acciones fuera de regla que ha tenido-, Oneto sostuvo: “Nuestro representado llama a la pauta dada por un ente oficial 'sobre'. En cuanto a periodistas ensobrados y que vive de la pauta, el significado es precisamente ese”.
Entonces, ¿en qué convierte a Milei haber recibido plata de un “ente oficial” como Provincia Seguros? ¿Qué es Milei sino un “ensobrado”? Quizá la próxima vez que el libertario use este insulto debería mirarse antes al espejo.
POLíTICA | 16-09-2024 11:27
Milei, el ensobrado: la historia de cómo cobraba miles de dólares del gobierno de Scioli
En el 2014 y 2015 cobró 25 facturas de Provincia Seguros que manejaba Scioli. Contra su prédica, vivió del Estado. Todos los involucrados en la cadena de pagos terminaron teniendo cargos en este Gobierno.
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