La jornada electoral de este domingo se vio cruzada por escenas de tensión que tuvieron como protagonistas a dos funcionarios del gobierno. El ministro de Economía, Federico Sturzenegger, y el vocero presidencial, Manuel Adorni, fueron increpados por votantes mientras se disponían a emitir su sufragio en escuelas porteñas.
En Barracas, Sturzenegger enfrentó una serie de insultos mientras brindaba una entrevista frente al Colegio N.º 7 “Mariano Acosta”. “¡Ladrón, tres veces hicieron mierda el país!”, le gritó un transeúnte, aludiendo a sus anteriores pasos por los gobiernos de Fernando de la Rúa y Mauricio Macri. El ministro intentó continuar con las declaraciones, pero debió interrumpirse varias veces para recuperar la concentración. “Son las voces de la democracia, eso es lo lindo de un país donde todas las voces se pueden expresar”, minimizó luego ante la prensa.
El episodio recordó otro mal momento que vivió el funcionario el año pasado, cuando fue al estadio de Gimnasia y Esgrima La Plata para presenciar el clásico con Estudiantes y debió refugiarse en un palco ante una lluvia de insultos.
Poco después, una situación similar se repitió en Parque Chacabuco. En la escuela San Judas Tadeo, donde votó Manuel Adorni, el vocero presidencial fue recibido con abucheos y gritos de “basura vendepatria” y “séquito de cipayos”. “No me deja concentrar nuestro amigo”, atinó a decir Adorni mientras intentaba responder preguntas periodísticas. Ante el creciente malestar de los presentes, el funcionario decidió ingresar al edificio para resguardarse.
Afuera, los gritos se multiplicaron y derivaron en un cántico unificado: “Fuera, fuera, fuera, Adorni, fuera”. Minutos después, el vocero relativizó el incidente y dijo que algunos manifestantes “usan terminología del siglo XIX”.
Las escenas protagonizadas por ambos funcionarios reflejan el clima de crispación que atravesó la jornada electoral. Entre la expectativa por los resultados y el descontento de parte del electorado, las votaciones de algunos ministros se convirtieron en una muestra de la tensión política y social que se respira en las calles.
por R.N.














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