Un día después de que le gatillaran con una pistola Bersa en la cabeza, Cristina Kirchner decidió huir. Aún shockeada por la forma milagrosa en que había salvado su vida, armó un bolso con lo indispensable y abandonó su departamento de Juncal y Uruguay.
¿Adónde se recluyó? El dato era desconocido hasta ahora: viajó al campo que tiene en Mercedes, a 100 kilómetros de la Capital, el ministro del Interior Eduardo “Wado” De Pedro, su favorito dentro de la Casa Rosada y La Cámpora. Cristina Kirchner pasó todo el fin de semana en ese refugio rodeado de verde, al que ya fue en anteriores oportunidades. Intentó tranquilizarse, pero no pudo.
Lo que le había ocurrido era para prestarle atención y bajar unos cambios. No se dio cuenta de la situación en el momento y recién se enteró cuando se lo dijeron minutos más tarde, cuando ya estaba dentro de su departamento y vio los videos. Según los testigos, estaba asombrada, pero sin escandalizarse.
Cuando la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo fueron a tomarle declaración, también le ofrecieron un servicio de asistencia a las víctimas que tiene el Ministerio Público Fiscal, pero Cristina se negó. La declaración fue el viernes 2, un rato antes de irse a Mercedes.
Antes de viajar, fiel a su estilo, no hizo declaraciones pero sí dio una fuerte señal de cómo seguiría su vida: no demostrar temor y conservar a Diego Carbone -cuestionado por su ausencia en el momento crucial del atentado- al frente de su custodia.
Los cambios
Eso sí, después de semejante conmoción, la seguridad de la vicepresidenta aumentó de manera notoria. Ahora, su secretario Diego Bermúdez ya no participa del cordón que la protege, como sucedió el día del fallido atentado, cuando estaba al lado de CFK “colaborando” con la custodia. Su rol es el de secretario y no es responsable por la seguridad de su jefa.
Ahora, en la esquina de Juncal y Uruguay ya no se puede caminar por la vereda segundos antes de que salga Cristina Kirchner de su departamento. Hay custodios, policías federales, de la Ciudad de Buenos Aires y agentes de tránsito para que el operativo sea lo más rápido y ordenado posible. Cuando sale, una moto con un agente la siguen desde atrás y bloquean a cualquier persona que quiera acercarse.
Otro de los cambios más importantes en materia de seguridad es que ahora CFK tendrá a disposición un auto Ford Mondeo blindado que la AFI le cedió a Presidencia, y que adeuda 348 mil pesos de multas (ver recuadro). El propio Alberto Fernández insistió en que la vicepresidenta empezara a usar ese vehículo. El otro blindado que tenía a disposición el Gobierno es el que había chocado, en el accidente que le costó la vida, el ministro de Transporte Mario Meoni.
Los errores
¿Qué es lo que falló en el atentado y no puede volver a repetirse con el replanteo de su dispositivo de seguridad? Un ex custodio que pide reserva de su nombre y habló para esta nota enumera:
1) La inteligencia previa que la seguridad de la vicepresidenta no hizo en las afueras de su departamento debió haber detectado al atacante mucho antes de que se qacercara a CFK.
2) Si esa primera barrera de seguridad fallaba, los custodios que escoltaban a la vice en ese momento debieron interceptar al agresor antes de que llegara a gatillar el arma que milagrosamente no disparó.
3) Tras el atentado (en las imágenes se ve cómo Cristina, sin darse cuenta de lo que pasó, seguía firmando autógrafos), sus custodios debieron haberla evacuado de inmediato del lugar y no llevarla a su departamento, sino a otro domicilio de contingencia en el que estuviera menos expuesta, si se hubiera tratarado de un ataque bien planificado y a mayor escala.
Carbone
Pero todo falló. Y la ausencia de Diego Carbone, el histórico jefe de la custodia, de franco en el momento clave, agregó más interrogantes. El comisario mayor de la Policía Federal está al frente de la seguridad de Cristina desde sus épocas de senadora y maneja un equipo de más de 100 hombres, que incrementará su número tras la crisis de Recoleta.
Las fuentes consultadas no quieren dar demasiadas precisiones sobre el equipo que se está armando para evitar que un futuro atacante tome nota por los medios. Lo que pudo saber NOTICIAS es que, en principio, ya fueron relevados cinco agentes y reemplazados por otros.
La selección de los custodios de ahora en más ya no correrá por cuenta de Carbone, sino del Ministerio de Seguridad. Por su cargo de comisario, Carbone ya no debería tener que poner el cuerpo sino dirigir el operativo desde más arriba. Sigue siendo la sombra de Cristina por la confianza ciega que ella le tiene.
La noche del atentado, Cristina recibió la visita de sus hijos Máximo y Florencia. Ambos estaban muy preocupados, y su madre también por ellos, pero decidieron que la única que reforzaría la seguridad sería la vicepresidenta y no su familia.
Máximo Kirchner, que vive en el departamento del primo de “Wado” De Pedro, Gerónimo Ustarroz, en la calle San José en el barrio de Monserrat, no aumentó su custodia. Lo mismo Florencia Kirchner, que está a siete cuadras de allí, en Constitución. NOTICIAS visitó ambos edificios luego de los incidentes y nada había alterado la tranquilidad de los edificios.
En el Senado, las inmediaciones de la Presidencia están atestadas de seguridad. Si bien antes era dificil para los periodistas acreditados circular por los pasillos de la Cámara Alta sin autorización, ahora directamente es imposible. La custodia ya había sido aumentada durante los días del alegato del fiscal Diego Luciani en el juicio de la Causa Vialidad.
Y en las jornadas más calientes que hubo manifestaciones frente al Congreso y se decidió aumentar la cantidad de agentes que protegen esa área del Senado. Con el atentado se volvió más estricto el control sobre los empleados de seguridad. Por ejemplo: ya no les dejan usar el celular en horario laboral.
Las visitas más recurrentes que recibió Cristina fueron las de “Wado” De Pedro y también la del gobernador bonaerense Axel Kicillof, quienes estuvieron cerca de ella todo el tiempo y la acompañaron en su casa y en el Congreso.
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