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POLíTICA | 22-11-2021 00:18

Rodríguez Larreta y un interminable camino hacia el 2023

El jefe de Gobierno empieza su campaña presidencial mostrando gestión. Tensión con Mauricio Macri. El rol de Santilli y el esquivo Manes.

Antes de llegar al búnker, Horacio Rodríguez Larreta llamó al coordinador de las mesas testigo para saber cómo venía el conteo de votos. Eran las ocho de la noche y para ese momento ya tenían escrutadas más del 70% de las mesas en la provincia de Buenos Aires. Es decir que, por estadística, el equipo de fiscales de Juntos Por el Cambio, antes de los datos oficiales, ya contaba con una foto mucho más clara de cómo sería el resultado de la elección. Iban un punto arriba y la distancia seguía aumentando. Con esa información en su cabeza, Larreta ingresó al búnker donde había caras largas porque la expectativa que se había generado respecto de las PASO había sido muy alta. Al achicarse la brecha, en el búnker de Costa Salguero se vivieron momentos de confusión que Larreta no llegó a percibir. ¿Se festejaba o no? Los primeros resultados, antes de que llegara el jefe de Gobierno porteño, arrojaban una diferencia de 0,3%. En ese momento era todo tensión y espera. 

Ya con el resultado oficial, salieron a festejar, pero, es justo decirlo, en las PASO celebraron más.

Ahora, con la mira puesta en 2023, Larreta ya tiene planificado el 2022. Será un año en el que se enfocará en la gestión de la Ciudad, su manera de hacer campaña. El jefe de Gobierno porteño quiere evitar entrar en la discusión por la carrera presidencial porque falta mucho tiempo y prefiere esquivar el desgaste que implica la atención sobre un candidato a la Casa Rodada. Ser el alcalde de la Ciudad de Buenos Aires ya le da una visibilidad importante que le permite tener constantes apariciones mediáticas o en redes sociales sin necesidad de referirse a candidaturas. Entonces, mientras él “se guarda” un poco, mirará con atención al resto de los aspirantes a la presidencia. ¿Quiénes están en esa carrera? Son bastantes: Patricia Bullrich, Gerardo Morales, Alfredo Cornejo y en los últimos meses se sumó Facundo Manes. A esta lista podría sumarse, por qué no, el propio Mauricio Macri, que aún no definió qué hará.

Rivales. El vínculo entre Larreta y Patricia Bullrich merece un capítulo aparte. Durante toda la campaña, la ex ministra de Seguridad fue vocera del sector más duro de Juntos por el Cambio. En los últimos días, el enojo de Bullrich contra Larreta tuvo su clímax cuando le contaron que el jefe de Gobierno se había interesado en un documental sobre la muerte del joven mapuche Rafael Nahuel, que falleció por un disparo de la Prefectura naval en las inmediaciones del lago Mascardi en Bariloche en 2017, cuando Bullrich era ministra de Seguridad. El trabajo sería muy duro con la gestión de ella. Tanto la ex ministra como el radical Gerardo Morales comparten un cierto desprecio por Larreta que no pueden confesar en público. Morales lo chicaneó en una entrevista radial y Larreta prefirió no subirse al ring. Bullrich y Morales están pensando en avanzar en una fórmula conjunta para presentarse en la interna del 2023. Larreta tiene una ventaja sobre los dirigentes del interior: él está en Buenos Aires. El porteñocentrismo de los canales de noticias más vistos del país obliga a los dirigentes del interior a viajar a la gran ciudad para tener mayor audiencia. Un ejemplo: el ex gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, que en esta elección fue como candidato a senador, arrasó en su provincia. Pero en vez de quedarse a festejar allá, viajó a la Capital Federal para estar en el búnker de Larreta. Una maldición: tiene que venir a Buenos Aires para que lo vean por la tele en Mendoza. 

Disputa. El liderazgo de Juntos Por el Cambio está en discusión. Hasta 2019, era claro que Mauricio Macri comandaba la alianza, pero tras salir derrotado de la elección, los ojos se posaron sobre Rodríguez Larreta. Esta tensión no es una novedad entre quienes frecuentan a cualquiera de los dos dirigentes. En el último año, Macri criticó hacia dentro de la coalición algunas decisiones que tomó Larreta e incluso suele afirmar que el jefe de Gobierno porteño, heredero de su gestión, quiere cometer un parricidio con él.

Uno de los cuestionamientos que Macri le hizo a Larreta durante la etapa más dura de la pandemia fue haber ido a todas las convocatorias de Alberto Fernández, acompañar al Gobierno en las medidas y luego terminar siendo “traicionado” con una quita en la coparticipación. “Te cagaron”, le reprochó Macri. Larreta consideró que estaba bien y defendió su postura. “Son mis convicciones”, le retrucó en ese entonces.

Ciudad y Provincia. En cuanto a su despliegue local, también se vio reducido su poder en la Legislatura porteña. Allí perdió seis legisladores del interbloque integrado por el PRO, el radicalismo, el socialismo y el GEN. Hoy tiene 38  y a partir del 10 de diciembre tendrá 32. En un cuerpo compuesto por 60 parlamentarios porteños, tener 32 es contar con la mayoría, pero quedará más ajustado. El factor a tener en cuenta es que Larreta, cuando armó las listas, decidió darle un poco más de juego al radicalismo y al liberalismo, por lo que esa mayoría está construida a partir de alianzas y no de legisladores propios. Esta ampliación de la coalición es la faceta que más le elogian a Larreta propios y ajenos. Hoy busca liderar ese espacio, algo que le servirá de ejercicio pensando en la construcción para 2023. 

En ese proyecto, una pieza clave será Diego Santilli, quien, ya comentan, tiene todas las fichas puestas para ser el jefe de campaña de Larreta a nivel nacional. Un rol que se contrapone con los deseos del “Colo” de ser gobernador bonaerense. Santilli en este punto ya tiene otro conflicto. Al día siguiente de su victoria electoral ya le habían crecido, al lado, otros contrincantes internos que también quieren ser gobernadores: el diputado Cristian Ritondo y los intendentes Jorge Macri, Diego Valenzuela y Néstor Grindetti. Todos se prueban el traje. El desafío de Santilli será imponerse como candidato natural o competir en una PASO. Es probable que el radicalismo quiera también sumar un candidato, pero hasta ahora no surgió ningún nombre. El más competitivo que surgió en los últimos meses es el neurólogo Facundo Manes, pero tiene otros planes.

Durante la campaña electoral hubo una particularidad casi imperceptible. Luego de las PASO, desde Juntos Por el Cambio se buscó mostrar unidad entre el ala PRO de la coalición y la UCR. Tras una competencia rabiosa entre Diego Santilli y Facundo Manes, de camino a las generales salieron juntos a recorrer la provincia y coordinaron muchas caminatas por el conurbano bonaerense y también por el interior de Buenos Aires.

Horacio Rodríguez Larreta intentó sumarse a algunas de esas recorridas, pero Manes no quiso coincidir. No hay foto de Rodríguez Larreta y Manes en campaña. ¿Por qué? ¿Están peleados? Para el jefe de Gobierno porteño es una incógnita el rechazo de Manes a fotografiarse con él. En la campaña Manes atacó a Rodríguez Larreta diciendo “espero que no se haga campaña con la plata de los porteños”. Eso molestó en las oficinas de la Ciudad. Rodríguez Larreta prefirió no responder con dureza y celebró, con ironía, que Manes se haya sumado a la política. Rodríguez Larreta quiere un vicepresidente radical para 2023, pero Manes no quiere ser vice. Quiere ser presidente. 

Conurbano. La provincia de Buenos Aires es un terreno hostil para Rodríguez Larreta, primero, porque la mayor parte del territorio está gobernado por peronistas o radicales, es decir que casi no hay despliegue propio, pero en la tercera sección del Conurbano el tema se cosa se pone más denso. Durante la campaña, el jefe de Gobierno porteño aprovechó para visitar la localidad de Virrey del Pino, en La Matanza, y allí lo recibieron con tomatazos, algo que nunca le había pasado en la Ciudad. Lejos de incomodarse, intentó hablar con los vecinos que lo increpaban, pero no hubo caso. Se fue al grito de “vuelvo la semana que viene”, pero por cuestiones de agenda no pudo regresar. Ya tendrá tiempo en 2023, por ahora está pensando en otros compromisos más cercanos. 

Staff. Tiene previstos para las próximas semanas cambios en el Gabinete. Entre ellos está la posibilidad de crear un ministerio del AMBA que quedaría bajo el mando de Jorge Macri y con eso le habilitaría la posibilidad de volver a ser candidato en 2023 en el municipio de Vicente López. De esta manera el primo del ex presidente se garantiza un lugar con poder: si no se siente con chances de ser gobernador, volverá a competir por la intendencia. Otro ministerio clave es el de Justicia y Seguridad que podría desdoblarse en dos ministerios. El candidato para este cargo es Gustavo Ferrari, el ex ministro de Justicia durante el gobierno de María Eugenia Vidal. Es un hombre de la ex gobernadora y desde que perdieron la elección en 2019 puso una consultora con Federico Salvai, el ex jefe de Gabinete de Vidal. Ferrari administra la relación con algunos jueces aunque Rodríguez Larreta, por su cuenta, tiene vínculo con el Poder Judicial. Hace un par de semanas tomó un café con el Presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, y el pasado miércoles lo visitó en las oficinas de la calle Uspallata un miembro de la Suprema Corte bonaerense, Sergio Torres.

Con el resultado de la elección ya sobre la mesa, todos los cambios son materia de estudio. Larreta no quiere dar señales para ningún lado, pero volverá a ser noticia en las próximas semanas y sin necesidad de sobreactuar liderazgo. Tendrá ese momento de centralidad política que la gestión en la Ciudad le da cada tanto. 

Mientras tanto, planea vacaciones con sus hijas y vive en la casa que le presta su amigo Juan Bosch desde que se separó. Otra cuestión no menor: Rodríguez Larreta todavía no está legalmente divorciado. ¿Qué pasará con su matrimonio con Bárbara Diez? Será otra de las cuestiones que tendrá que resolver antes del 2023.

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Rodis Recalt

Rodis Recalt

Periodista de política y columnista de Radio Perfil.

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