“Muy bonito el bailecito” –dice un neón en la pared de Lima– y uno en seguida se predispone a pasarla bien. Es la frase que decía cuando se iba de una celebración el abuelo de los hermanos García Calvo, jóvenes dueños de este sushi/nikkei de Nordelta, y fue guiado por ese espíritu de disfrute que decidieron apostar al difícil mundo de la gastronomía, de la mano del cocinero peruano Pedro Gutiérrez Vargas.
Lima queda en un mall a cielo abierto de Nordelta, algo que nos resulta muy extraño a los capitalinos, pero que se acostumbra por esos lares. La acústica del lugar es mala pero el servicio es rápido y amable, y la cocina está muy bien ejecutada. Para empezar, el arroz del sushi está a temperatura ambiente, algo vital que pocos lugares respetan (implica hacerlo en el momento, no sacarlo de la heladera dos minutos antes de hacer las piezas). La pesca es fresca y no es todo salmón: se puede saborear un buen sashimi lenguado, con muchos menos químicos e impacto ambiental que el del salmón (importantes chefs ya iniciaron la cruzada #noalassalmoneras).
Además de una buena variedad de rolls –probamos el limeño, con langostinos furai y palta, y por fuera salmón anticuchero a las brasas– hay entradas sabrosas, como las clásicas conchitas (vieyras) a la parmesana y las ebi wan (empanaditas de langostinos con salsa de maracuyá picante); baos (“sandwichitos” de pan al vapor, típicos coreanos, el tradicional es de cerdo con pickles de rabanito); y ceviches buenazos, como dirían en Lima, con pesca bien fresca y su sazón sabrosa, rotoco incluido.
Entre los platos fuertes hay más clásicos peruanos como el lomo salteado (con tomates asados, papas fritas y arroz) y el chaufa (arroz salteado tipo chino, de hecho su nombre viene del chau fan). De la parrilla salen pulpo, lomo con salsa a base de ají panka y langostinos marinados en provenzal.
Asegúrese de abrir la velada con un pisco sour (también hay buenas caipiroshkas) y seguir con un vino blanco o rosado, sobre todo si come sushi. De postre, invevitable el golosísimo suspiro limeño.
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