dice que la palabra tapa proviene la antigua costumbre de las tabernas de tapar las copas con un trozo de pan o con una rebanada de jamón, para impedir que entre suciedad en el líquido. Con los años se destaparon las copas, quedaron el pan y el jamón -y muchos otros ingredientes- y nació un ritual que se practica en toda España.
En honor a su capital aquí abrió Madrí, una original propuesta en la cual las tapas viajan sobre un kaiten o cinta transportadora, invitando a los comensales a tentarse con lo que pasa frente a ellos. Clásicos como el pa amb tomàquet (pan con tomate) con jamón crudo, tortilla de papas, croquetas de jamón, y otras más audaces o de otras latitudes como las vieiras a la parmesana (no en su mejor versión), el ceviche o el tartare de setas y quinoa. También hay opciones calientes, que se piden en cocina y algunos platos principales, como la parrillada de mariscos y las gambas al ajillo. Para beber hay vermut, cerveza, y vinos, algunos de ellos españoles.
Del 21 al 30 de abril, Madrí será parte de Tapeando, un ciclo organizado por la Embajada de España, en el cual 80 restaurantes de Capital,
La Plata, Rosario, Córdoba y Mendoza, harán reversiones de tapas españolas. Se puede crear un recorrido propio, y así visitar varios bares en una noche, como dicta la costumbre, degustando pinchos con una caña o un vermut. En esta edición, Tapeando sorteará dos pasajes a España para quienes contesten una encuesta sobre sus tapas favoritas en la tapeando.com.ar.
Los restaurantes también tienen premio. Cada participante propuso sus tapas para que un jurado experto, presidido por Vicky Sevilla, chef de Arrels, con una estrella MICHELIN, elija la ganadora. El restaurante elegido será premiado con dos pasajes a España.
Para el Tapeando, Madrí creó dos tapas especiales: el gambón argentino (langostino) en su cáscara, abierto y sellado en manteca especiada, puerro asado y papas con salsa de ají ahumado; y el dúo de croquetas, de jamón y salsa bechamel, y de morcilla con chutney de mango. Una y una acompañadas con un vermut, ¡y qué siga la ronda!
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