La colombiana Shakira, la cantante latina más exitosa con más de 80 millones de álbumes vendidos, se convirtió en la última estrella de la música en sacar provecho de su catálogo de hits, vendiendo sus derechos a la firma londinense de inversión en regalías musicales Hipgnosis.
El catálogo de Shakira ganó una renovada atención luego de su actuación en el Super Bowl de hace un año, con sus canciones obteniendo 21 millones de reproducciones, un 221% más que en el mismo período del año anterior. Merck Mercuriadis, fundador de Hipgnosis Songs Fund Limited, explicó: “Shakira es una de las compositoras más serias y exitosas de los últimos 25 años, habiendo escrito o coescrito prácticamente todas las canciones que ha grabado. Es maravilloso para nosotros dar la bienvenida a Shakira, la Reina de la Música Latina, a la familia Hipgnosis”.
Inversores de canciones
El streaming animó a los inversores a poner su dinero en empresas como Hipgnosis, firma que cotiza en la bolsa de valores de Londres, y que recibe una parte de las regalías de las canciones que posee cada vez que se reproducen en la radio, se transmiten o se utilizan en apps y streaming, además de un porcentaje en los ingresos por la venta de álbumes, singles, y su uso en anuncios de televisión y películas. Hipgnosis, que fue cofundada por el legendario productor Nile Rodgers, ya recaudó 1.900 millones de dólares desde su lanzamiento en 2018, y ha adquirido más de 120 catálogos hasta la fecha (incluidos los 42 que ya tenía la firma Kobalt, que incluyen los éxitos de Enrique Iglesias, Ricky Martin, Marc Anthony y Jennifer López), generando una tendencia a partir de su propio caso: hace poco la compañía anunció tres acuerdos por un estimado de 150 millones de dólares por una participación del 50% de los derechos de las 1.180 canciones de Neil Young; compró el catálogo del ex guitarrista de Fleetwood Mac; y llegó a un acuerdo con el super productor Jimmy Iovine. Hipgnosis Songs Fund desembolsó alrededor de us$ 670 millones entre marzo y septiembre de 2020 en la adquisición de los derechos de más de 44.000 canciones que incluyen también las de Blondie y Rick James.
Pero no es la única editorial musical hiperactiva en este mercado. El mes pasado, Bob Dylan le vendió a Universal Music por aproximadamente $ 300 millones, los derechos de publicación de todo su catálogo de 600 canciones, incluidos los hits “Blowin 'in the Wind” y “Knockin' on Heaven's Door”, y es el mayor acuerdo de derechos musicales en décadas. Y estrellas con éxitos perennes como Dolly Parton, que tiene más de 3.000 canciones, incluida “I Will Always Love You” (la versión de 1992 de Whitney Houston fue un fenómeno global), están considerando vender sus temas a medida que se acerca el final de sus carreras.
Allí se anotan también Barry Manilow, Chrissie Hynde (cantante, guitarrista y compositora de The Pretenders), y Stevie Nicks, que vendió una participación mayoritaria en su catálogo por US$ 100 millones a la editorial musical Primary Wave. Y la banda de rock Imagine Dragons, que cedió sus canciones por la misma cifra anterior a Concord Music Publishing en agosto.
“No es una coincidencia . El boom del streaming provocó un boom en las valoraciones de la música”.
Rendimiento. "Lo que estamos viendo no es una coincidencia", explica Rob Levine, director editorial de Billboard. "Hay muchas razones por las que mucha gente vende a la vez". “El boom del streaming provocó un boom en las valoraciones de la música”, sigue Levine. Los ingresos por transmisión de música alcanzaron los US$ 10.3 mil millones en los EE.UU. en 2019, un aumento del 21% con respecto al 2018, según el informe de transmisión de la Digital Media Association. Y Spotify, la plataforma de transmisión de música por suscripción más grande del mundo, aumentó el número de usuarios activos mensuales a 320 millones, y sus suscriptores de pago alcanzaron los 144 millones, según el informe de ganancias del tercer trimestre de la compañía.
La música probó que está inmunizada contra la recesión mundial, lo que hace que comprar catálogos de compositores sea atractivo durante los altibajos económicos de la pandemia actual. “El legendario ejecutivo editorial Marty Bandier me dijo alguna vez que la música y el alcohol son las únicas dos industrias que florecen igualmente cuando la gente está feliz o triste”, ríe el asesor financiero Daniel Weisman, que trabaja en Alliance Bernstein, consultora que se especializa en trabajar con estrellas musicales. Los precios de los catálogos han subido en medio de esta ola entre 10 y 18 veces, informa el Wall Street Journal.
“Eso se debe a que luego los compradores pueden monetizar a perpetuidad los catálogos a través de transmisiones, derechos de ejecución pública, licencias para películas y programas de televisión. Incluso puede crear proyectos que utilicen las canciones para producir una película, un musical de Broadway, etcétera.", explica Levine. Y los hits más antiguos se consideran apuestas seguras porque ya han resistido la prueba del tiempo. Y algunos incluso han disfrutado de un pico de popularidad durante la pandemia, como "Dreams", el sencillo de Fleetwood Mac de 1977 escrito por Nicks. Después de que un video de TikTok que mostraba a un hombre en patineta mientras se escuchaba "Dreams" de fondo se volviera viral, la canción alcanzó el puesto 21 en el Billboard Hot 100 en octubre pasado, cuando también tuvo su mejor semana de transmisiones y ventas de descargas en Estados Unidos, a pesar de tener más de 40 años.
El legado de los cantantes
Muchas de las leyendas más queridas de la música murieron sin dejar testamentos para dictar cómo administrar sus propiedades, por lo que los derechos de sus canciones y otros bienes se enredaron en juicios. “Muchos cantautores de la época dorada del rock están llegando a una edad en la que se dedican a la planificación patrimonial. Lo último que quieren es que los herederos se demanden entre sí, en parte porque también les interesa su legado y que las canciones sigan sonando sin trabas judiciales”, agrega Levine. De hecho, Dolly Parton le dijo recientemente a Music Week que ella pensaba en vender su catálogo “por razones comerciales, de planificación patrimonial y familiar”. “A menudo lo he pensado y estoy seguro de que podría obtener mucho dinero por ello”, precisó la estrella country. “Yo también estoy vendiendo mi catálogo. No puedo trabajar y el streaming me robó el dinero. Tengo una familia y una hipoteca y tengo que cuidarlos”, escribió en Twitter David Crosby, estrella de los Byrds y Crosby, Stills and Nash, que reconoció que “los derechos de publicación” eran su jubilación.
“ Dylan es un hombre de negocios y siempre ha estado interesado en el lado comercial de la música ”
Y es el caso también de Dylan a sus 79 años. “Creo que fue una victoria para Universal comprárselo, pero también para Dylan. No puedo imaginar que necesitara vender su catálogo. Creo que quería venderlo, y quería que sus canciones fueran propiedad de alguien que se ocupara de ellas”, agrega Levine. “Bob Dylan es un hombre de negocios astuto, y siempre ha estado interesado en el lado comercial de la música. Y este es uno de los mejores momentos para vender derechos de autor de canciones. Obtuvo la mayor cantidad de dinero posible”, suma John Redmond, especialista en Industrias del Entretenimiento de la universidad de Frost, en Miami. Pero no sólo las viejas leyendas venden sus catálogos. A principios del 2020 se vendieron los derechos de los primeros seis discos de Taylor Swift en más de 300 millones de dólares, y las razones son impositivas.
La nueva administración estadounidense de Joe Biden planea elevar el impuesto a las ganancias del 20% al 39,6% para las personas que ganan más de US$ 1 millón al año. “Las regalías son ingresos, pero la venta de un catálogo escrito por uno mismo son ganancias de capital, y el impuesto a las ganancias de capital es mucho más bajo que el impuesto a la renta en general”, ilustra el director de Billboard.“Cada porcentaje cuenta cuando se habla de 200 o 300 millones de dólares”, refrenda Alan Epstein, quien preside el grupo de abogados Venable LLP, con oficina en Los Ángeles, que atiende a artistas de la música y el cine. Y en sentido inverso la baja de las tasas alienta a los inversores: “Cuando baja el interés en las hipotecas, los precios de las viviendas suben. En la publicación de música se trata con inversores y empresas en lugar de familias, pero no es del todo diferente”, cierra Levine, explicando que los inversores van a ganar más con sus derechos en Spotify que con un plazo fijo.
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