Es posible que los vampiros hayan experimentado una explosión de popularidad a mediados de la década de 2000, pero siempre han estado al acecho en la oscuridad siempre. Desde la cursi telenovela “Sombras tenebrosas” de la década del ’60, hasta nuevas series como “Entrevista con el vampiro” y “Academia de vampiros”.
Y hay variantes para todos. Si se busca un romance apasionado: “True Blood” (HBO). ¿Algo de acción, violencia y demonios? Allí está “Predicador”. ¿Una comedia absurda e irreverente?: “Lo que hacemos en las sombras”. Los mejores programas de televisión incluyen a los chupasangres. Un género que simplemente no morirá, aunque le claven una estaca de madera.
Unas semanas atrás se estrenó “Entrevista con el vampiro”, de AMC, adaptación para la pantalla chica de la novela de Anne Rice que ya había tenido película con una tríada de galanes: Tom Cruise, Brad Pitt y Antonio Banderas. Aquí regresa el vampiro que lucha constantemente con una moralidad nublada por su estilo de vida: asesinar para vivir. Metáforas sexuales en juego y una estética más actual y menos pomposa.
Pero no es el único estreno, también llegó la “Let the Right One In” (Showtime), una reedición del éxito sueco que ya generó dos películas festejadas por la crítica. Aquí sufre sin embargo un alargamiento innecesario con exceso de tramas secundarias que rellenan el texto original.
Bajo la dirección del dramaturgo Andrew Hinderaker (su experiencia en la macabra “Penny Dreadful” lo calificó para el proyecto), adaptando la novela de John Ajvide Lindqvist sobre un pequeño vampiro de 200 años atrapado en un cuerpo pubescente, la ficción combina misterio, asesinatos y policial, y ciencia ficción.
Aquí Mark Kane (Demián Bichir, el mexicano que fue nominado al Oscar) es el padre de la joven Eleanor (Madison Taylor Baez). Vuelven a su hogar de Nueva York después de recorrer el mundo en busca de una cura para su condición: el vampirismo.
Bichir le pone humanidad la trama con un intercambio en español y una discusión sobre la cocina mexicana para aplicar una nueva capa de diversidad a un esquema genérico de serie de chupasangres.
Un directivo de Syfy debe ser fan de la serie de libros “Fat Vampire” (vampiro gordo) de Johnny Truant. Solo eso explica la arriesgada decisión de adaptarlos, aunque con un título menos ofensivo: “Reginald the Vampire”, que cambia el nombre y gran parte de la trama, pero mantiene el plan de comedia.
El compañero de Spider-Man, Jacob Batalon, es el protagonista, interpretando a Reginald Baskin, un jóven bondadoso pero inseguro cargado, atrapado en un trabajo que odia que busca cambiar su vida. Finalmente invitar a salir a su compañera de trabajo Sarah Kinney (Em Haine), gracias a la influencia del vampiro Maurice (Mandela van Peebles), quien decide ser el mentor de Reginald en lugar de comérselo. Pero cuando los enemigos de Maurice se involucran en la trama, la vida de Reginald cambia mucho más de lo que deseaba: se convierte en un “no vivo”.
La serie busca emular el espíritu de “What We Do in the Shadows” (con cuatro temporadas en HBO), pero ni acerca: la serie se tambalea entre una comedia romántica y sobrenatural, con intentos de inyectar un poco de drama emocional. Y Batalon, que brinda un alivio cómico encantador en el Universo Marvel, no logra aquí el mismo efecto y luce incómodo: el programa bromea por demás con los estereotipos más de lo que intenta criticarlos.
Parecidos
Mike Flanagan ya ha produjo varios títulos de terror para Netflix (“The Haunting of Bly Manor”, “The Haunting of Hill House y “Gerald's Game”), entre los que se encuentra el festejado “Misa del gallo”. Y en octubre debutó “La misa de medianoche” donde los monstruos aterrorizan a la población de una diminuta isla con fervientes convicciones católicas. La historia está inspirada en la novela “Salem's Lot” de Stephen King, y vagamente en la infancia de Flanagan como monaguillo. La combinación da como resultado una historia inquietante con monólogos aterradores, donde el villano tiene todas las características de un vampiro, aunque la serie de siete episodios de Netflix evita conscientemente usar el término.
“Escribí sobre el ateísmo, sobre el alcoholismo. Permítanme realmente entrar y hablar sobre la recuperación. Estar en conversación conmigo mismo durante los últimos 11 años, se ven reflejados en esta historia, eso es lo que lo hace tan personal para mí. No sé si alguna vez tendré la suerte de volver a tener esa experiencia con otro trabajo”, expresó Flanagan en una entrevista con Entertainment Weekly.
“La misa de medianoche” es una mirada continua al dolor, el remordimiento y la fe militante. "Las ideas en la raíz de este espectáculo me asustan hasta la médula", publicó Flanagan en Twitter antes del lanzamiento de “Midnight Mass”, reconociendo que solo porque “no hay un ángel carnívoro demoníaco acechando en las sombras cada minuto, no quiere decir que ‘La misa’ no sea escalofriante”.
Adolescentes
Los primeros episodios de “Vampire Academy”, la nueva serie de las creadoras Julie Plec y Marguerite MacIntyre, comienza con una secuencia rápida que describe los roles principales que ocupan los personajes. Los primeros son los Moroi, vampiros, que tienen poderes elementales mágicos, pero básicamente no tienen poder para defenderse. Luego están los Strigoi, que son Moroi que se han vuelto malvados.
Y finalmente están los guardianes Dhampir: han jurado proteger a los Moroi de los Strigoi. Si esa trama inicial es confusa, “Vampire Academy” solo se vuelve más complicada a partir de allí. La adaptación de 10 episodios de Peacock de la exitosa serie romántica de fantasía es sobrecargada.
Esta es la segunda vez que se adapta “Vampire Academy”. La primera fue en 2014, dirigida por Mark Waters, y protagonizada por una joven Zoey Deutsch (“Falsa influencer”). La película descartó sabiamente la mayor parte de la mitología de los libros para simplificar la narrativa. Pero no funcionó: la película fue ridiculizada por la crítica, denunciada por los fanáticos del original, y terminó siendo un gran fracaso comercial. Aun así, la comedia inyectó ligereza y diversión en la película, cualidades que faltan en la serie de televisión, que es demasiado seria.
Éxito
Es 1910, el escenario es Nueva Orleans, y Louis de Pointe du Lac (Jacob Anderson) y su nuevo amigo Lestat de Lioncourt (Sam Reid) están en medio de un juego de cartas con algunos de los hombres más poderosos de la ciudad. Mientras las élites blancas se muestras condescendientes con Louis, el joven negro dueño del burdel, Lestat habla telepáticamente con Louis para inclinar la mano en su favor.
Es un momento crucial en la narrativa de “Entrevista con el vampiro”: Lestat aún tiene que revelarle a Louis quién es que es, y esta es una demostración abierta de sus poderes para seducirlo. Pero ya se anticipa que se están enamorando.
La serie de AMC que se estrenó el 2 de octubre, funciona en todos los niveles. La adaptación televisiva de la novela más famosa de la difunta ícono del terror Anne Rice, del productor ejecutivo de “Better Call Saul”, Mark Johnson, y el creador Rolin Jones (“Perry Mason!), llegó con el desafío de satisfacer a los fanático y superar a la película de 1994 de Neil Jordan. Y lo logra.
“La entrevista” de AMC plantea una segunda entrevista 49 años después de la primera. Louis se esconde a simple vista en un complejo en Dubái. Y el periodista Daniel Molloy (Eric Bogosian), se enfrenta a un diagnóstico de Parkinson y a la jubilación. Daniel es un interlocutor más desafiante que hace medio siglo, y este Louis es más sincero, incluso con su sexualidad como un hombre queer y negro (y técnicamente muerto).
Y el triángulo que compone la pareja de vampiros con la niña Claudia (Bailey Bass en el papel que hizo famosa a Kirsten Dunst) funciona incluso mejor en estos tiempos. Un triunfo para las series de vampiros y su amplia gama de historias.
por R.N.
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