La representación de parejas interraciales en la cultura pop refleja los tiempos. Según un informe del Pew Research Center sobre el “Matrimonio mixto en los EE.UU.”, una de cada 10 personas casadas tenía un cónyuge de una raza o etnia diferente. Pero las parejas de blancos y negros representaban solo el 11% de los matrimonios interraciales, y los hombres negros tenían el doble de probabilidades que las mujeres negras de casarse con alguien de una raza o etnia diferente (24% frente a 12%).
La actitud hacia los matrimonios interraciales en Estados Unidos ha cambiado: el 39% de los encuestados opinan que los matrimonios mixtos son positivos para la sociedad. En 1990, según la “Encuesta Social General”, el 63% de los participantes no negros estaba en contra. Más de tres décadas después, la cifra se ha reducido al 14%. Un cambio del que Hollywood se hace eco, pero no sin cuestionamientos.
CAMBIO. Durante los últimos años las representaciones de relaciones interraciales se han vuelto comunes. Y sin duda hay más diversidad con diferentes tipos de parejas en pantalla (multiétnicas, no monógamas, queer). Pero lo visual es solo una parte de la historia.
¿Son las representaciones de uniones interraciales y, por extensión, de niños mestizos y birraciales, un signo de progreso racial? La respuesta no es tan clara. Muchos acusan a Hollywood de haber resuelto el problema superficialmente.
Shonda Rhimes, productora de “Grey's Anatomy”, “Scandal” y “How to Get Away with Murder”, quien firmó un contrato de producción multimillonario con Netflix en 2018, demostró con “Bridgerton”, la serie dramática de época, que su fórmula para los castings inclusivos y los romances interraciales son oro ro en el Hollywood actual.
Basado en la exitosa serie de novelas de Julia Quinn, el show gira en torno al romance central entre Simon Bassett, el duque de Hastings, y la socialité Daphne Bridgerton.
Y si bien Simon era originalmente blanco en las novelas, la decisión de convertir a la pareja en interracial fue lo que convirtió a “Bridgerton” en la joya de la corona de Netflix durante la temporada navideña de 2020: logró ser vista por más de 82 millones de espectadores en sus primeras dos semanas.
Pero “Bridgerton”, que estrenará segunda temporada el 25 de marzo, no estuvo exenta de detractores. “Las parejas interraciales en la televisión se producen para brindarle a los estadounidenses blancos una sensación de consuelo frente al cambio de las estructuras de poder y demografía, un refuerzo de que seguirán dominando el orden jerárquico racial. Porque se basan en la fantasía blanca, no en cambios demográficos reales", sostiene Jason Johnson, profesor de política y periodismo en la Universidad Estatal de Morgan.
COOL. Las parejas interraciales -en lugar de estrictamente monoraciales-, se presentan como más seys y cool. Y los jóvenes birraciales, en particular los de piel clara, terminan reforzando el colorismo: “blancos pero con un tostado” suele ser hoy el tono preferido por la industria del entretenimiento.
Justamente el de Zendaya (su padre es afroamericano y su madre de ascendencia alemana), la estrella de “Spiderman” y “Duna”, favorita también de las marcas.
Una discusión que atraviesa a “Mixed-ish” (la precuela derivada de “Black-ish”), comedia que sigue a la versión adolescente del personaje de Tracee Ellis Ross, Rainbow "Bow" Johnson, y sus experiencias como una mezcla adolescente de razas en la década del '80.
El programa trata sobre “Bow” abrazando su identidad, pero destaca también cómo su madre, Alicia Johnson, está en su propio viaje de autodescubrimiento para reconectarse con la comunidad negra, y criar a sus hijos en un mundo que puede exigir que los niños birraciales "escojan un bando”. La actriz Tika Sumpter, quien interpreta a Alicia, entiende bien esa dinámica: ella y su pareja en la vida real, el actor Nicholas James, quien es blanco, tiene una hija de 5 años. “Sabemos que habrá cosas con las que ninguno de nosotros se pueda identificar porque ella tendrá una experiencia muy diferente a la de los dos, pero haremos todo lo posible para prepararla. Fuimos a terapia tan pronto como quedé embarazada", contó la actriz.
ASIÁTICOS. En la comedia romántica navideña de Netflix "Love Hard", el comediante Jimmy Yang interpreta a Josh Lin, un chino estadounidense que usa la foto de su amigo asiático Tag (Darren Barnet), mestizo y mucho más atractivo, para conseguir “matches” en una aplicación de citas. La estrategia funciona: se vincula con Natalie (Nina Dobrev), una mujer blanca que enamorada, cruza el país para encontrarlo.
Pero sorpresa, Josh no es el de las fotos. Natalie está indignada, aunque no por su raza. Y Josh, sintiéndose culpable, ayuda a Natalie a seducir al guapo Tag mientras ella convive con su familia: el padre chino de Josh está casado con una mujer blanca y su hermano sale con una.
Para Hollywood es un signo del cambio. Las relaciones entre hombres asiáticos y mujeres blancas, llamadas AMWF en línea, rara vez se mostraban en la pantalla.
Pero para la crítica racial, todavía falta que las parejas hablen de ello. Y lo mismo pasa en "Crazy ExGirlfriend", donde Rebecca (Rachel Bloom) está loca por Josh (Vincent Rodríguez III), pero nunca hablan de su ascendencia filipino-estadounidense.
El año pasado también, la primera temporada de "Love Life", contó con el romance de Darby (Anna Kendrick, la de “A capela”) y Augie (Jin Ha). Pero sin charlas raciales: la segunda temporada tomó nota y tejió hábilmente discusiones sobre las parejas de hombres negros y mujeres blancas.
Algo que sí sucede en “Queen Sugar”, la serie dramática de la cineasta y productora Ava DuVernay (“Así nos ven”), donde el personaje de Nova Bordelon, una feroz activista por la justicia social, descubre que su novio blanco Calvin, un ex policía, participó en la agresión a un adolescente negro que quedó paralizado.
VALIDACIÓN. Las redes explotaron la discusión interracial cuando se casaron en "The Walking Dead", Glenn (Steven Yeun) y Maggie (Lauren Cohan). Entonces también se recriminó también que no hubiese charlas sobre sus diferencias. Pero para ser justos, los zombis son la preocupación más inmediata en la trama.
“Un hombre asiático que sale con una mujer blanca en el programa más popular de la televisión fue visto no solo como un síntoma de progreso, pero también como un permiso para que las mujeres blancas comiencen a salir con nosotros”, escribió el periodista coreano estadounidense Jay Caspian Kang en The New York Times.
"Me molestó un poco, lo entendí como que estaba diciendo que solo puedo sentirme hombre si estoy con una mujer blanca, lo cual es algo terrible de pensar", contestó Yeun.
El ida y vuelta entre los dos marcó los ejes de la discusión: es un progreso representar a un hombre asiático y una mujer blanca emparejándose, pero también resulta insultante que sea la forma de validación. Y muchos resienten que Hollywood no esté participando en la discusión cuando sus personajes esquivan por completo los problemas que pueden enfrentar, y lo resuelven a lo Hollywood, con pensamiento mágico.
“Todavía estoy aprendiendo, especialmente cómo comprender mi papel en la realización de un cambio real. Creo que la única forma de hacerlo es hablando. Solo deseamos que la televisión y las películas, cuyas conversaciones tienen un alcance mucho mayor que las nuestras, se unan a nosotros”, concluyó Yeun.
Comentarios