El dramaturgo y guionista británico Frederick Knott (1916-2002) era especialista en complejas tramas relacionadas con el misterio y el crimen. Dos de sus piezas teatrales se hicieron muy conocidas, especialmente por sus versiones
cinematográficas. Una es “La llamada fatal” (“Dial M for murder”) llevada al cine por Alfred Hitchcock con la bella Grace Kelly; y otra es “Te espero en la oscuridad” (“Wait until dark”), que fue estrenada en 1967, en Broadway, y tuvo
su traslación fílmica con la recordada Audrey Hepburn como protagonista.
Precisamente, esta segunda obra, en estreno absoluto para Buenos Aires, llegó de la mano del actor y productor Adrián Lázare, responsable también de la exitosa “El cuarto de Verónica” de Ira Levin que ya va por su cuarta temporada en cartelera.
La historia narra lo que le sucede a Susan Hendrix (Silvia Kutika), una mujer no vidente que vive en su pequeño departamento de Nueva York, cuando tres delincuentes la invaden con la intención de hallar una muñeca que su marido,
el fotógrafo Sam, recibió de una desconocida en un vuelo internacional. Así, un asesino profesional (Fabio Aste), chantajeará a dos pillos de poca monta (Lázare y Fernando Cuellar), que se dedican a seducir y estafar a damas
incautas, para que lo ayuden a encontrar el preciado objeto que oculta en su interior un sorprendente cargamento. Para ello se harán pasar por diferentes personajes y engañarán a la mujer, aprovechando su ceguera. Sólo la ayudará
Gloria (Camila Barberis), la hija de una vecina.
Para avivar la trama y generar la necesaria dosis de adrenalina en el público, el autor tuvo una idea más que atractiva; transformar a la víctima en victimaria gracias a su inteligencia, y el aguzado sentido del oído y del tacto. Por cierto,
esta fórmula de la mujer indefensa transformada en heroína sería explotada posteriormente en infinidad de historias contemporáneas.
El actor Nicolás Scarpino, aquí como director, imprime buen ritmo, sobre todo en las escenas finales que se desarrollan en penumbras o directamente a oscuras. Gran sostén de todo el andamiaje es la labor precisa y sumamente creíble de la talentosa Silvia Kutika, capaz de transformarse y transitar el paso de la candorosa presa a la feroz cazadora que deberá aprender a defenderse con unas y dientes.
La propuesta, con música atrapante de Martín Bianchedi y sugerente iluminación de Yanina Eiras, seduce con su inquietante clima de suspenso.
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