★★★ Aunque la depresión y los intentos de suicidio, sean los temas centrales de este monólogo interactivo, la pluma del dramaturgo inglés Duncan Macmillan (1980) nos revela la otra cara de la moneda al demostrarnos cómo el optimismo del protagonista, arremete contra los molinos de viento y logra descubrir todas las pequeñas cosas por las que vale la pena estar vivo.
“Every brilliant thing”, tal su nombre original, fue escrita en colaboración con el comediante británico Jonny Donahoe, y estrenada inicialmente en el festival de Edimburgo, en 2013. Desde ese momento, no dejó de representarse, con singular repercusión, en la escena off de diferentes capitales teatrales del mundo. Tanto que se grabó una función en vivo, en el Barrow Street Theatre de Nueva York, que puede verse en HBO Max.
En el unipersonal, un joven regresa hacia atrás en el tiempo, a sus 7 años, para contarnos su inicial aproximación a la muerte, cuando su perro debe ser “puesto a dormir” por una veterinaria y descubre, por primera vez, cómo un ser amado se va para siempre.
Ese incidente, y la posterior tentativa de inmolación de su madre, marcarán su destino y lo transformarán en un niño tímido que dedicará su existencia a la confección de una interminable lista con motivos que dan alegría para existir; “las cosas maravillosas”, del título. Desde el helado a los fideos con tuco, hasta el sonido de la lluvia o la colección de discos de vinilo de su padre. Un sinnúmero de experiencias que se extenderán hasta su adultez como si se tratara de un diario que documenta su vida.
La propuesta requiere un público participativo, ya que comienza cuando el actor Peter Lanzani, sale a buscar a los espectadores, al hall de la sala. Una vez ubicados sobre el escenario, algunos leerán y otros serán parte con breves intervenciones: una maestra, un profesor universitario, la idílica novia, etc.
El intérprete, bendecido con un carisma que encandila, sale airoso del desafío a pesar de una evidente desprotección en la marcación. Porque, aunque el minimalismo es el camino elegido, debería contar con más acciones físicas y elementos para ayudarlo en la construcción de su rol. Por ejemplo, para empezar, le vendría muy bien un vaso de agua, a mano, para lubricar la garganta.
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