“Lo primero es mejorar del rendimiento, ya que el polvo dificulta el flujo de aire y aísla el calor. Esto hace que el hardware trabaje más y tenga dificultades para mantener su velocidad habitual. Limpiarla garantiza velocidades de procesamiento más rápidas, porque todos los componentes funcionan de manera eficiente”, explicó Ana Aquino, de Acer Latinoamérica.
El mantenimiento de una desktop limpia y libre de polvo es vital para un rendimiento máximo y un hardware duradero. La acumulación de polvo dentro de cualquier computadora dificulta el flujo de aire y aumenta la temperatura. Esto estresa los componentes y aumenta el riesgo de sobrecalentamiento, lo que puede ralentizar la máquina y provocar apagados abruptos.
La reducción del sobrecalentamiento es imprescindible, si tenemos en cuenta que la acumulación de polvo puede obstruir los ventiladores y los disipadores de calor, lo que aumenta la temperatura interna. El sobrecalentamiento hace que el sistema reduzca su rendimiento o, en casos extremos, sufra daños permanentes. Por ese motivo, la limpieza regular ayuda a prevenir estos problemas, propiciando que la PC se mantenga fresca y funcione de manera eficiente.
Lo más aconsejable es limpiar el equipo cada cuatro meses, pero en caso de que se note una acumulación significativa de polvo y desechos, tratar de hacerlo cada dos. Cuando se elimina todo el polvo del desktop, hay que asegurarse de que el aire fluya sin problemas: el aire frío entra en la carcasa y el aire caliente sale. Los filtros de polvo obstruidos o el exceso de polvo alrededor de los disipadores de calor impiden este proceso con fluidez, lo que podría causar un sobrecalentamiento del sistema.
Para hacerlo de manera efectiva sin causar daños, los técnicos utilizan esta serie de herramientas: un paño suave que no suelte pelusa, aire comprimido para barrer el polvo de lugares de difícil acceso y zonas delicadas, cepillo pequeño para el cuidado disipadores de calor y ventiladores, hisopos y alcohol isopropílico. Otros recursos que pueden ayudar, pero que no son imprescindibles, serían máscaras antipolvo y pulseras antiestáticas.
Los pasos para la limpieza comienzan en este orden: apagar y desconectar la PC; retirar el mouse, el teclado y cualquier otro periférico conectado; mover la computadora a un área bien ventilada, usar una máscara contra el polvo; retirar con cuidado los paneles laterales de la carcasa de tu PC aflojando los tornillos.
A menudo se puede hacer una buena limpieza sin quitar ningún componente. Pero si la desktop no se ha limpiado por un tiempo, se requerirá un aseo profundo. Para quitar los componentes de la PC: retirar con cuidado los componentes fácilmente desmontables como RAM, tarjetas de video y discos duros para una limpieza más profunda. Utilizar paño de microfibra para eliminar cualquier acumulación de polvo y aplicar alcohol para combatir la suciedad persistente. Finalmente, emplear aire comprimido o enlatado, a 15 centímetros y cada tres segundos, para eliminar a fondo la acumulación, dentro de la carcasa de tu computadora.
Para tener en cuenta, la Unidad de fuente de alimentación (PSU) no se puede asear de forma segura sin anular la garantía o correr el riesgo de sufrir daños. En su lugar, se sugiere utilizar aire comprimido con su pajita larga para desalojar el polvo adherido. Cuando se encienda la PC, el ventilador y flujo de aire natural deberían expulsar el polvo suelto.
Una vez que todo esté limpio, se debe volver a colocar con cuidado los paneles laterales, verificando que encajen perfectamente en sus ranuras. Asegúrar con clips o tornillos, luego volver a conectar el cable de alimentación y todos los periféricos. El mantenimiento regular evitará el exceso de este elemento enemigo y prolongará la vida útil de su sistema. Por supuesto, el software es importante en el rendimiento, por ese motivo se aconseja desinstalar aplicaciones obsoletas y liberar espacio, asegurando un rendimiento mucho más fluido y eficiente.
por R.N.
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