**** Muchas personas prefieren comer algo salado antes que dulce; es el caso de este cronista. Pero después de ver catorce tortas, con variedad de rellenos y formas de animales, que fueron el primer desafío; o la posterior cocción de voluptuosas “marquise de chocolate”, el segundo reto técnico; las ganas de degustar un postre se impusieron de inmediato. Es que ya lo decían antaño nuestras abuelas, tías y madres: la comida entra por los ojos. Lo que resulta comprobable en este logrado e irresistible “reality” gastronómico, donde el aspecto visual es tan importante como el sabor que podemos imaginar.
Con producción de Telefe, una compañía de ViacomCBS Networks Americas, y Turner Latin America, la empresa de medios y contenidos multiplataforma perteneciente a WarnerMedia, se presenta “Bake Off Argentina, El Gran Pastelero”. La segunda temporada nacional del exitoso programa inglés “The Great British Bake Off”, tiene nuevamente la conducción de la simpática y bella Paula Chaves más las participaciones del exigente y certero chef francés Christophe Krywonis, y los cálidos y didácticos pasteleros argentinos Pamela Villar y Damian Betular, como jurados.
Después de su estreno en Reino Unido por la BBC, en 2010, “El Gran Pastelero Británico” (su traducción literal) se ha convertido en un verdadero fenómeno de la televisión a nivel mundial. Aquí se replica el formato espectacular, con el montaje de una gran carpa en medio de un campo, que cobija las mesas de trabajo, alacenas, hornos, heladeras y todos los utensilios de cocina necesarios para la elaboración de repostería.
La primera edición local tuvo tanto éxito que la flamante entrega cuenta con más emisiones y participantes: semanalmente, a lo largo de 17 episodios de 75 minutos, los iniciales catorce aficionados de todas las edades y regiones del país, deben sortear distintas aptitudes culinarias para demostrar imaginación y habilidad manual en el universo de postres, tortas, galletas y panes; a sabiendas de que, en cada emisión, uno quedará eliminado. El premio es de $ 600.000 y la consagración como el mejor pastelero amateur del país.
Sin embargo, a diferencia de otras competencias de TV, el deseo de ganar no impide la ayuda mutua entre los competidores quienes, cuando el tiempo máximo se acerca a su fin y los nervios amenazan paralizar a un contrincante, acuden entre varios a prestarle ayuda. En tiempos de acérrimo individualismo, ese bienvenido rasgo de solidaridad, se agradece mucho.
Ya sabe, véalo para deleitarse y, luego, regalarse un “permitido”.
Galería de imágenes
Comentarios