Tiene algo de lo que alguna vez tuvo Moria Casán: es, como ella, monumental. Una morocha alta, poderosa, trepada a unos tacos tan enormes que hasta una, que mide un metro setenta y cinco, se siente una enanita. Una cosita sin importancia. Pero hay, además, otra cosa. Y es que Carolina Aguirre (encarnación de la Cenicienta en las redes sociales, la que pasó del blog en pantuflas al diario de circulación nacional, y de ahí a escribir ficción en el prime time y hacer exitazos como “Farsantes” o “Guapas”) tiene un modo de apoderarse de la voz y de las palabras que no es normal. Entonces, a solo tres minutos de instalarse en la mesa, atrás de la taza de café, comienza su trabajo: absorber todo el alrededor con una pajuela invisible. Hasta que el mundo (el interesante, el entretenido, el verdadero) es el que ella ve y cuenta con su voz de chica bien que a veces no se siente así. Hace poco, de hecho, terminó en una guardia donde supo que su fervor por el trabajo la estaba despojando de algo llamado hematocritos. “Eso significa que tengo la mitad de sangre en el cuerpo. “Anemia aguda”, me dijeron. Es que como medio mal, me olvido de comer por escribir. Me gustaría parar, pero no puedo. Cuando paramos veinte días por las fiestas, escribí una película”, arranca.
NOTICIAS: ¿Y ahora? ¿Paró un poco?
Carolina Aguirre: No. Estoy escribiendo “Signos”, una miniserie que va a salir en agosto. Es sobre un asesino serial, que es Julio Chávez, y que mata de acuerdo con la astrología porque Julio tiene todo un flash con ese tema. Es algo que él tenía ganas de hacer desde hace mucho tiempo. Entonces me llamaron de Pol-ka para escribir el proyecto. Igual es el mismo equipo, que es también el de “Farsantes” y el de “Guapas”. Siempre es el mismo director y el mismo productor, y trabajo además con mi coautor, que además es mi socio.
NOTICIAS: ¿Cuántas horas trabaja?
Aguirre: Todo el tiempo que pueda. Todo el tiempo que pueda estar despierta y que me funcione la cabeza. Cuando no me funciona más, termino. Igual, insomnio tengo de antes y no tiene que ver con la tele, porque el que trabaja en este medio es un tipo de persona que ya era así de antes y por eso puede hacer este trabajo.
NOTICIAS: A ver, ¿y cómo sería ese perfil?
Aguirre: Primero, hay que estar completamente disponible para el proyecto. Pero no hablo de horarios sino de cabeza, de estar completamente entregado. No hay una posibilidad de que esto sea un trabajo lateral por más que vos escribas rá- pido, porque todo se contamina de eso. O sea: estás todo el día pensando en eso, buscando cosas relacionadas con eso, hablando de eso. Y además te tiene que gustar un poco el quilombo, porque no es un trabajo tranquilo en donde alguna vez puedas decir: “Estamos bien de tiempo, estamos relajados”. No. Ya entendí que no.
NOTICIAS: Escuchándola, una se pregunta si hay vida fuera de la televisión…
Aguirre: Bueno, desde que trabajamos juntos con Leandro Calderone, mi socio y coautor, nos queda tiempo libre a los dos. Como los dos trabajamos mucho, y tenemos mucha confianza en el otro, tenemos un sistema llamado francés. Cada seis semanas, uno se va y el otro se tiene que hacer totalmente cargo del programa sin decirle nada. Entonces me puedo ir de viaje, me puedo quedar acá, puedo hacer lo que quiera. Lo importante es que el otro, esa semana, hace todos los capítulos. Y yo re tranquila.
NOTICIAS: ¿Cómo se lleva con el fanatismo que generan las tiras? Porque en el caso de “Guapas”…
Aguirre: Sí, se armaron como clubes de fans y las marcas hicieron remeras con las frases. Eso era muy impresionante, porque entiendo que hagan una remera con la cara de un actor. Pero, ¿con frases del autor? Es medio raro. Igual me genera mucho amor. Las fanáticas sí me dan un poco de impresión, porque con “Farsantes” se volvieron muy locas. Locas a nivel de poner pasacalles en la puerta de mi casa o llevar una murga a Pol-ka, en micro, o averiguar mi teléfono y llamarme, y dejarme mensajes hasta hoy. A veces llego a casa y tengo mil mensajes. Eso es un poco… Pero después pienso: “Ojalá me pase siempre”. Ojalá no me pase nunca de escribir una tira que no le importe y no le interese a nadie. Ojalá no me pase eso porque me muero.
NOTICIAS: ¿Aunque la odien porque mató a tal o cual personaje?
Aguirre: Sí, totalmente. Prefiero que lo quieran tanto que sientan que es de ellos y que me quieran matar porque maté a tal personaje, porque además eso es lo lindo de la tira. Por más que sea una picadora de carne, una chimenea a la que le tenés que tirar leña todo el día, hay algo que tiene la tira que es que el nivel de penetración que tiene en la gente no es nunca el del unitario. El unitario es una escupida, una vez a la semana. ¿Y cuánto podés entrar con eso? La tira, en cambio, te arma un ritual y eso la vuelve un momento muy esperado, muy deseado. Eso es después lo que comentan en la oficina. O entrás a un bar y en la mesa de al lado están hablando de eso. Y me impresiona mucho.
NOTICIAS: ¿Y no se agota de no poder salir nunca de adentro de su trabajo?
Aguirre: Y, sí, a veces sí. Por eso tenemos el sistema francés. Pero me pasa que amo mucho al programa, como si fuera un bebé. Entonces lo peinás para acá, le ponés esta hebilla, le ponés estos guantecitos… Lo mirás, le decís: “¡Qué lindo que sos!”, y todo el día. Es algo medio raro. Y es lo único que te interesa.
NOTICIAS: ¿Cuándo tenga un bebé real como va a hacer?
Aguirre: Qué se yo, no sé si voy a tener. Capaz tengo, capaz no tengo. Pero igual no es necesario trabajar siempre. Los autores por lo general hacen nueve meses una tira, y después otra no hacen. Descansan una. Pero yo no hago eso. Hago todas seguidas. Y superpuestas. ¡Me está por estallar el cerebro! (Risas).
NOTICIAS: ¿Usted es complicada de llevar? Porque en Twitter es tremenda…
Aguirre: A ver: no me gusta ser conocida, no me gusta que me reconozcan. Una forma de aislarme es poner un poco cara de orto y otro poco hablar únicamente de lo que quiero hablar y nada más. Y ser un poco un personaje, porque no es de verdad. No soy así, es como una versión muy exagerada de mí misma. Pero, más que nada, lo que me gusta es molestar. No es que de verdad pienso todo lo que digo. De hecho, es muy raro pelearme con alguien en Twitter.
NOTICIAS: ¡Pero si lo suyo con Úrsula Vargues fue una masacre!
Aguirre: Es que lo que me puso así fue que mienta, que mienta descaradamente. Imagino lo que pasó: le dio cien pesos a un chico de 18 años para que le escriba algo porque ella no puede escribir nada. El pibe me lo robó y se lo mandó, ella le cambió dos palabras… No hubiera pasado nada, pero fue tan psicópata como para decirme: “Yo acá tengo los bocetos originales”. ¡Loca, loca peligrosa! ¿Cómo me vas a decir eso en mi cara?? ¡Te voy a moler a golpes! (Risas). No me podés mentir así, tené un poco de dignidad, de decencia, de orgullo. ¡Algo, por amor de Dios!
NOTICIAS: ¿Terminaron en juicio por esto?
Aguirre: No, entré a la AFIP y es monotributista B, ¿qué le voy a sacar? Me partió el alma. Y encima después me entero de que el artículo lo había escrito gratis y más me indigné (risas). Me indignó muchísimo eso porque yo gratis no hago nada. Prefiero que me maten. No trabajo gratis para otro. Nunca lo hice, de hecho.
NOTICIAS: ¿Es ambiciosa?
Aguirre: Para mí es muy importante el lugar que ocupa la gente que escribe en el medio en el que está. No me da igual ni el trato ni el peso que tienen ni la plata que cobran. No me da lo mismo y esa construcción a veces me pone a hacer cosas que no quiero pero que me paran en un lugar mejor. A mí no me gusta dar notas ni sacarme fotos, pero siento que el autor de televisión tiene que tener una visibilidad más grande para tener más peso específico y para que su trabajo importe más.
NOTICIAS: ¡Ya parece Catalina la Grande!
Aguirre: Es que las mujeres no están acostumbradas a construir poder y a mí eso me saca de las casillas. Primero como autora de lo que sea y segundo como mujer. Si hay un proyecto que me encanta, pero es un proyecto donde no voy a poder escribir lo que me parece, no lo agarro. Nunca voy a hacer lo que hacen otros autores que es escribir más o menos lo que quiere el productor. Antes, prefiero morirme. Morirme de hambre o ir a vender La Solidaria.
NOTICIAS: ¿Tenía amigos en la primaria o era como una freak?
Aguirre: Es que no entendía muy bien de qué hablaban las chicas, no conectaba mucho. A mí sólo me interesaba mirar películas con mi abuela, dibujar, recortar cosas y hacer collages. No me interesaba nada de lo que querían hacer ellas, que era patinar y pegar corazoncitos en cosas. Me sentía completamente desorientada por eso.
NOTICIAS: Pero ahora sí lo entendió. Mire “Guapas”...
Aguirre: Bueno, pero a la mujer que quiere casarse de blanco y entrar en una iglesia con una música no la entiendo. No sé de qué habla, no entiendo por qué alguien quiere eso, no entiendo qué le pasa por dentro, no entiendo de qué está hecha. Pero no es que esté mal o bien; simplemente no sé de qué me habla. Se ponen una cosa en la cabeza…
NOTICIAS: Tocado, se llama...
Aguirre: Eso, tocado, y hablan de cosas que no me importan. Siempre tuve esa sensación. Por eso lo que me pasó en Bestiaria (su blog) y en “Ciega a citas” es escribir desde otro lugar, que es el de la mujer que a mí sí me interesaba.
NOTICIAS: ¿Por qué la miro y me parece que de nena fue terrible?
Aguirre: Crecí muy sola. No tuve unos padres muy paternales o que se ocuparan de mí. Cada vez que llegaba el boletín, ellos o no lo firmaban o lo perdían. Así que en mi cabeza me pareció mucho más práctico aprenderme la firma y firmarlo yo. Entonces estoy muy acostumbrada a eso: a que me tengo que procurar todo, tengo que ser autosuficiente y tengo que ser muy dura para vivir en este mundo. Además estoy en una profesión en la que casi no hay mujeres. Pero no me peleo ni pido nada; las cosas que quiero, las tomo. No voy a pedirle nada a nadie. Ni que respete ni dé un lugar ni nada de eso. Me van a tener que respetar porque, si no, esto es… ¡La guerra! (risas).
por Fernanda Sandez
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