Un día antes de que se difundiera el ranking de las pruebas PISA, en
Argentina ya había aparecido la polémica. Mientras el ex ministro de
Educación kirchnerista, Alberto Sileoni, insistía en que se estaba
intentando “sembrar dudas” sobre la evaluación internacional de calidad educativa, expertos en educación y funcionarios de Cambiemos acusaban al anterior Gobierno de fraguar las muestras sobre las que había trabajado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Sin embargo, lo cierto es que el jueves 6 se hizo público el informe y la Argentina quedó afuera.
“La omisión de varias escuelas de esa lista es lo suficientemente grave como para plantear dudas acerca de qué inferencias se pueden extraer”, afirmó a NOTICIAS Francesco Avvisanti, analista y miembro del equipo de las pruebas PISA, sobre las razones por las que la organización decidió no incluir al país en el ranking.
“Sólo otros tres sistemas educativos fueron excluidos (Albania, Kazajstán y Malasia). No es algo frecuente y pone de manifiesto la incapacidad del Estado argentino, no de un gobierno de turno para trabajar con evaluaciones”, afirmó Alejandro Ganimian, doctor en Análisis Cuantitativo de Política Educativa de la Universidad de Harvard. Esta mirada, con matices, es la que comparten la mayoría de los especialistas en educación consultados por NOTICIAS, quienes manifiestan su preocupación por la falta de debates profundos y la manipulación política de un tema fundamental.
Qué pasó. Las pruebas PISA (a diferencia de otro tipo de evaluaciones) no se toman a todos los estudiantes, sino sólo a una muestra. Fue en esta selección donde la evaluación argentina del 2015 tuvo problemas. Cada país tiene un centro nacional que responde a PISA y proporciona al consorcio internacional una lista completa de todas las escuelas plausibles de ser evaluadas, de las que la organización internacional sólo toma una muestra.
Para la evaluación del 2015, el Estado argentino “debía enviar datos
correspondientes a 13.280 escuelas pero fue omitida la información de 3.096 establecimientos. Ese faltante afectó la validez de la evaluación”, remarcaron desde el ministerio de Educación nacional, a cargo de Esteban Bullrich. Esta omisión, agregó Avvisanti, produjo que el muestreo no fuera representativo de tdo el territorio argentino.
El ex ministro Sileoni, en cambio, defendió su gestión y aseguró que ese faltante se debió a la transformación del sistema educativo que abandonó el sistema de Polimodal para volver al del secundario: “No hemos mandado algunas escuelas que habíamos mandado en la muestra 2012 porque esas escuelas no existen más. Esta es una explicación técnica que deviene en una circunstancia política”, explicó.
Consultado por la posibilidad de que haya existido una manipulación
política del muestreo, Avvisati afirmó: “No vemos ninguna razón para dudar de que las personas responsables de la encuesta PISA en Argentina hicieran todo lo posible para respetar los altos estándares”.
En cada país, el gobierno de turno elige a un “Gerente Nacional de
Proyecto” para la implementación del programa. En el 2015, la doctora Liliana Pascual (que era directora de la denominada Dirección Nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa), era la persona a cargo.
Sin embargo, no todos están seguros de que esto haya sido un error
meramente técnico. Para el investigador de la Universidad Torcuato Di Tella, Mariano Narodowski, “que haya 3 mil escuelas menos no es ni bueno ni malo en sí mismo. Pero lo que se está observando es que en esas había más sobreedad y repetición. La OCDE se va a ajustar a cuestiones técnicas, pero los argentinos, que vimos cómo se manipulaban los números hasta del INDEC, tendemos a sospechar”. En esta línea, el experto en educación y ex ministro de Educación porteño, insistió en la necesidad de que el ministerio encare
una investigación profunda. “Haber sido excluídos es un retroceso en términos políticos y hay que corregir los errores”, agregó.
“En nuestro país ni estos resultados ni otros han sido tomados para
modificar la enseñanza y mejorarla, que es el fin último para el que estos operativos deberían servir”, opinó Nancy Montes, investigadora y docente de FLACSO, especialista en temas de educación. “Argentina históricamente miró qué lugar ocupa en el ranking para compararse pero ni los equipos técnicos
de los ministerios ni los académicos exploraron en las razones profundas de la situación. Hay un uso político de esto”, agregó.
Según los expertos, la Argentina siempre fue un país que presentó
dificultades para estandarizar sus evaluaciones con el requerimiento
internacional.
La ciudad. Capital Federal es el único distrito de la Argentina que se
evalúa por separado en las pruebas PISA y no sólo ingresó al ranking 2015 sino que se ubicó por encima de todos los países de América latina. Para Rivas, “también son dudosos estos resultados, que aumentaron de forma muy pronunciada e inédita”. Montes también sostuvo que “fue raro ver que la Capital, de pronto, se convirtió en el mejor lugar”.
La misma sorpresa expresó Narodowski, quien dijo que “es llamativo porque, según este muestreo, la Ciudad está más cerca de Estados Unidos que de Chile en matemáticas y no es que haya existido una política educativa tan diferente con la Nación que explique este crecimiento”, sostuvo.
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