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MUNDO | 07-05-2017 00:00

La crisis de misiles de EE.UU. y Corea ya es una telenovela

El New York Times dijo que es como la de Cuba en el 62 pero en cámara lenta. Los analistas insisten en que es todo un bluff. Pero muchos temen que la decisión de una guerra nuclear esté en manos de Trump y Kim Jong Un.

Kim Jong-Un, no se amedrenta con las sanciones económicas que le ha impuesto China, las advertencias de la ONU, o las amenazas de Donald Trump, que rodeó las aguas de la península con algunos de los portaviones y submarinos más poderosos de la flota norteamericana (el USS Carl Vinson alberga a 90 aviones y helicópteros).

El líder norcoreano redobló la apuesta impulsando su programa nuclear con "la máxima celeridad" (con misiles balísticos y submarinos).

La mesa chica del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, que hoy encabeza el general Herbert McMaster, le aconsejó al presidente bajarle el tono al desafío.

Desenmascarar el bluff de Kim Jong-Un tendría un costo demasiado alto. Y Trump acomodó el discurso: "bajo las circunstancias adecuadas" estaría de acuerdo en reunirse con el líder supremo de Corea del Norte.

Una reunión como la que propone el ejecutivo americano, no se produce desde la presidencia de Bill Clinton: la secretaria de Estado Madeleine Albright se sentó en el 2000 en Pyongyang con Kim Jong II, justamente por el desarrollo nuclear de Corea del Norte.

Y de producirse hoy un encuentro, sería bajo similares términos. Trump, que no ha dejado el suelo estadounidense en sus primeros 100 días como presidente, no viajará tampoco ahora. Y eso se descarta igualmente para Kim Jong-Un. Sería el vice Mike Pence probablemente quien serviría de embajador.

Nuclear

"La era de la paciencia estratégica (con Corea del Norte) terminó", dijo Pence desde Corea del Sur la semana pasada. "Si EE.UU. planea una ofensiva militar, reaccionaremos con un ataque nuclear preventivo", contestó Kim Jong-Un.

Estados Unidos desplegó prontamente en Corea del Sur su escudo antimisiles THAAD (ver infografía). "El escudo está en funcionamiento y tiene la capacidad para interceptar misiles de Corea del Norte y defender a la República de Corea del Sur", confirmó el coronel Rob Manning, portavoz de las fuerzas estadounidenses (los misiles americanos tienen un alcance de 200Km).

Y las fuerzas norteamericanas se prepararon para dar una respuesta del mismo calibre a Kim Jong-Un. Los bombarderos nucleares supersónicos B-1B Lancer (capaces de volar a 1335 kilómetros por hora y llevar 34.000Kg de armamento), hicieron los primeros vuelos en la zona de conflicto: desde la base estadounidense en la isla de Guam, en el Pacífico, realizaron un ejercicio junto a las fuerzas aéreas de Corea del Sur y Japón.

Unos días más tarde, la fuerza aérea de Estados Unidos probó el misil balístico intercontinental Minuteman III (capaz de volar 12.000 kilómetros) sin carga nuclear desde la base californiana de Vandenberg. Joe Thomas, portavoz de la división de Ataque Global de la Fuerza Aérea de EEUU, declaró que se trataba de una prueba rutinaria que no pretendía ser una muestra de fuerza en el marco de las tensiones con Corea del Norte.

Pero Kim Jong-Un no se la creyó. "La provocación militar imprudente está llevando la situación en la península coreana al borde de la guerra nuclear", señaló el comunicado que salió desde Pyongyang. La prueba disparó a la par las alarmas en China, que pidió la suspensión "inmediata de su despliegue".

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