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POLíTICA | 14-05-2017 00:02

El dilema de Cristina: mala imagen, buena intención de voto

Tras su viaje a Grecia ya se muestra en campaña. Por qué puede ser candidata a pesar de su impopularidad del 60%.

Aunque Cristina Kirchner todavía no definió su candidatura, sus actitudes demuestran que está en campaña. Por ejemplo, se reúne con intendentes. Lo hizo antes de viajar a Europa, cuando visitó el quincho de la nueva casa de Juan Cabandié en Caballito, cerca de Plaza Irlanda. Allí, los jefes comunales del llamado Grupo Fenix le pedían que se presente. Ella no soltaba prenda mientras comía una morcilla, uno de sus embutidos preferidos.

Las encuestas de abril y la primera semana de mayo muestran que Cristina sigue siendo la candidata más competitiva en el espectro opositor. Tiene una intención de voto del 30% a pesar de su alta imagen negativa: 60%.

Pese a estos números, Cristina sigue jugando a la incógnita. El sábado 13 ya estaba de vuelta en Buenos Aires de su gira por Grecia y Bélgica, cuando Mauricio Macri iniciaba su gira por Emiratos Árabes, Japón y China. La idea original era volver el 19 de mayo, pero sus asesores le aconsejaron que no se fuera tanto tiempo. Para eso tuvo que suspender una charla en Oxford y lo justificó de una manera llamativa: “En mi país han ocurrido hechos de suma gravedad, que requieren de mi presencia en la Argentina”. Lo decía por el fallo de la Corte que le otorgaba el 2 por 1 a un condenado por delitos de lesa humanidad. Pero lo llamativo de la explicación es el rol de guardiana del país que CFK le intenta mostrar al mundo, como si fuera una presidenta en las sombras que, justo cuando se va Macri, regresa porque la república la necesita.

La gira por Europa tuvo una comitiva reducida que incluyó al jefe de la custodia, Diego Carbone; a su vocero, Hernán Reibel Maier; a Delfina Rossi –la hija de Agustín–, quien organizó las actividades en Grecia, donde estudió; a Mariano Cabral, secretario privado, y también a la maquilladora y peinadora de CFK.

En el universo cristinista, la candidatura de la jefa también es un enigma, pero los más optimistas aseguran que Máximo Kirchner trabaja como si ella ya se hubiera lanzado. Se reúne con intendentes, concejales y sindicalistas. ¿Haría algo así por alguien que no sea su mamá? Difícil. Pero también es cierto que La Cámpora, sin Cristina, no tiene capacidad de participar del armado. Jugar con la incógnita hasta el último día les permite seguir en la negociación, aunque el PJ tradicional los siga resistiendo (con aguante).

El próximo 14 de junio es la fecha límite para presentar las alianzas y el 24 de junio para definir los candidatos. Quién más encaminado está para competir en las PASO del 13 de agosto es Florencio Randazzo, que ya contrató una consultora para manejar su imagen y sumó al ex kirchnerista porteño Alberto Fernández para ser jefe de campaña.

El PJ y el kirchnerismo se encuentran ante un dilema. Si Cristina se presenta a las PASO, les gana a todos los candidatos, pero no genera unidad, por lo que su presencia seguiría manteniendo al peronismo desmembrado. Pero si Cristina se baja, sus votantes no se trasladarían al “candidato de la unidad”.

De algún modo, Cristina también es rehén de sí misma. Si se presenta a las elecciones, corre el riesgo de dilapidar el récord del 54% de votos que consiguió en el 2011. En las últimas semanas, Máximo Kirchner y otros dirigentes de La Cámpora se encargaron de resaltar esos números en medios amigos.

Cambiemos

En el Gobierno miran con atención la experiencia peronista. Hasta ahora, el factor CFK les jugó a favor en las últimas elecciones. Sin embargo, jugar a polarizar solo con Cristina Kirchner no es todo ganancia. La presencia latente de la ex presidenta en la escena política espanta a los inversores que no se animan a invertir en el país. En la última reunión del Círculo de Montevideo, un encuentro entre empresarios, ex presidentes y académicos, un grupo de inversores afirmaron a NOTICIAS que el miedo no es a Cristina, sino que “hay temor de volver al pasado”. En esa reunión también se lo vio al ex presidente español, Felipe González, quien estuvo envuelto en una polémica cuando trascendió en el diario Clarín que le había dicho a Mauricio Macri que no iba a haber inversiones en Argentina hasta tanto Cristina no estuviera presa. Hasta la propia Cristina le dio entidad al artículo periodístico. Como se ve, para la ex presidenta, Clarín a veces miente y otras veces no.

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por Rodis Recalt

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