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POLíTICA | 26-08-2017 00:07

Gandhi Espinosa: el mini Durán Barba que trabaja para Vidal

Sus encuestas determinan obras y actos en la Provincia. Es ecuatoriano como su mentor.

Muchos creen que su nombre es su apodo. Gandhi debe aclarar, ante cada presentación, que ese es su nombre de pila: Gandhi José Espinosa Tinajero. Es ecuatoriano, encuestador y se reconoce como discípulo de su compatriota Jaime Durán Barba. Forma parte de la mesa chica de la campaña oficialista en la provincia de Buenos Aires, allí donde el PRO juega su partido más importante: derrotar a la ex presidenta Cristina Kirchner.

El silencioso mini Durán Barba se baja el precio, pero su trabajo de encuestador fue un factor fundamental en la campaña PRO.

Para sumar al misticismo que hay alrededor del gurú presidencial, el nombre de su discípulo cierra perfecto. Gandhi viene a la Argentina desde que su maestro Durán Barba comenzó a trabajar en el país. Pero se radicó definitivamente a fines del 2015, con Mauricio Macri ya en la Presidencia.

Si bien el encuestador aduce hacer trabajos para varios clientes, el principal siempre fue el Estado argentino: entre el 2016 y el 2017, Inversora Boroca SA le facturó al Gobierno alrededor de 7 millones de pesos, según confirman desde las oficinas de la empresa.

Durante la campaña, Espinosa Tinajero participó de la mesa chica de María Eugenia Vidal. Allí donde el jefe de Gabinete bonaerense, Federico Salvai, y el secretario de Comunicación, Federico Suárez, toman las decisiones, Gandhi les muestra el camino: en base a encuestas, focus groups y entrevistas directas, en Cambiemos pueden determinar cuáles son las necesidades de cada lugar del conurbano y el interior provincial. Dónde tienen que reforzar su discurso, qué obras públicas deben realizar e, incluso, dónde necesitan que “baje” María Eugenia Vidal, el as de espadas del PRO.

En varias de las reuniones donde Espinosa Tinajero explicó las conclusiones de los estudios cuantitativos y cualitativos encargados por Cambiemos, estuvo presente la gobernadora bonaerense. “Le interesa saber el fondo de las cuestiones. En definitiva, son datos necesarios para discutir las políticas públicas”, explican en el entorno del mini Durán Barba.

Recoletos

Los gurúes del Gobierno eligieron para vivir y trabajar un barrio donde el PRO juega absolutamente de local. Recoleta es, además de la representación de la aristocracia, la comuna de Capital donde Cambiemos sacó la mayor cantidad de votos: el 66,66% de sus vecinos los eligieron.

Gandhi no sólo vive allí, sino que también tiene su oficina en el sexto piso de la emblemática esquina de Callao y Avenida del Libertador. Y otra particularidad: su domicilio fiscal aún figura en Alvear al 1500, en el departamento de Jaime Durán Barba. Espinosa Tinajero le pidió permiso a su maestro para ponerlo en el DNI apenas llegó al país y vivía en un departamento temporario, pero nunca lo cambió.

El mini Durán Barba tiene 39 años, 30 menos que Jaime. Es el presidente de Inversora Boroca SA desde abril del 2016. Antes estaba en esa función su amigo Guillermo Garat, quien, según aseguran en el entorno del encuestador ecuatoriano, le hizo el favor de asumir la presidencia de la sociedad para cumplir con la legislación argentina. A través de esta empresa trabajan con el Gobierno, pero como apenas tienen cinco empleados registrados, necesita contratar call centers para lograr sus reconocidas encuestas.

Además de su trabajo de encuestador oficial, Gandhi da clases en la Universidad Católica Argentina, en la cátedra de Investigación y Opinión Pública. Se diferencia de su maestro en que no hace consultoría. “No me da el tiempo”, les dice a sus amigos. Se dedica a investigar y encuestar.

El ritmo de trabajo es abrumador: empieza a las 7 y sus empleados pueden recibir mails hasta a las 2 de la mañana. “Hasta un horario prudente envío mensajes de texto. Después ya mando mails para no ser invasivo”, les explicó a sus empleados sobre la metodología de trabajo.

Conoció a su mentor en Quito, cuando estudiaba la carrera de Comunicación Política (ya se había recibido de abogado). Durán Barba fue su profesor y luego lo invitó a trabajar con él en Ecuador. Como encuestador, Gandhi recorrió muchos países de Occidente, no le molesta el desarraigo y ahora disfruta de la Argentina, aunque no tiene intenciones de quedarse para siempre en el país.

Junto a Durán Barba consideran que en base a investigaciones pueden llegar a conocer cosas más profundas: “No nos importa entender el voto. Es más que eso”, explica Gandhi a sus interlocutores de turno, sean alumnos o clientes. “Podemos resolver otras cosas: por ejemplo que la gente hoy valora la informalidad”, agrega, y el reflejo lleva a recordar que el presidente Macri no usa corbata a pesar de su investidura. Todo está medido.

Gandhi hace culto de su nombre. Quienes lo conocen lo describen como un hombre silencioso y muy tranquilo, pero consciente de su poder. En cada charla sabe que hay un par de preguntas de rigor: “¿Gandhi es tu nombre o tu apodo?”. Y luego: “¿De chico no te hacían bullying por tener un nombre tan poco común?”. Respuesta automática: “Nunca. El único bullying que recuerdo me lo hicieron por mi baja estatura. Pero después se olvidaron y listo”.

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