En su último cuaderno, el único que no completa, Oscar Centeno dedica tiempo completo a la recaudación. Son 21 páginas dedicadas a sumar fechas, horarios, direcciones, nombres y montos. Ya no hay mandados personales. Los protagonistas de sus relatos no son familiares de sus jefes, si no empresarios y funcionarios. Los escenarios donde transcurren, subsuelos de hoteles, edificios de Puerto Madero y sedes de empresas.
Se siente “asombrado” por la magnitud de la recaudación. Calcula que hasta el momento juntaron unos 15 millones de dólares y 10 millones de pesos. Y se preocupa por volver a registrar los movimientos tras dos años sin actividad. Lo hace de manera minuciosa y adjunta tickets de estacionamiento y otras anotaciones como pruebas.
Por momentos Centeno parece sentirse desplazado: reclama que Lazarte no le cuenta detalles y que varias veces mandan a otros choferes en su reemplazo. Los viernes directamente no está: lo envían a controlar al personal de limpieza y jardinería de la casa quinta de Baratta en Pilar.
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Aparece una especie de culpa: “Cada vez que veo toda esta corrupción me duele el alma por la manera que roban sin escrúpulos y sin medir consecuencias”, anota el 7 de septiembre.
A tres días de las elecciones, el 22 de octubre de 2015, un auto los sigue a la salida de un cobro y Centeno, que hace una maniobra para perder al presunto perseguidor, parece haber experimentado el miedo.
El episodio cambia las reglas: Baratta ordena que desde entonces los pagos se realicen en el Ministerio, con entrada desde el subsuelo para que nadie los controle.
El 3 de noviembre, con el balotaje entre Mauricio Macri y Daniel Scioli en agenda, Centeno escribe un último viaje, pero él ya no es el chofer. Falta poco menos de un mes para que termine el gobierno de Cristina Fernández. Su final, en cambio, parece haber llegado.
Fecha: del 2/6/2015 al 3/11/2015
Guía de lectura:
El chofer Oscar Centeno vuelve a escribir después de interrumpir el registro en 2013. “Es increíble todo el tiempo que no lo hice”, dice y aclara que los pagos siguieron “de manera interrumpible (sic)”.
Son los meses previos a las elecciones presidenciales de 2015. Visitan hasta tres domicilios por día. Llegan a juntar casi 3 millones de dólares en una jornada.
Se registran 38 operaciones por más de 30 millones de dólares.
Al dinero le dicen “el muerto”.
El protagonista del cuaderno es “Nelson” o Nelson Lazarte, el secretario de “El Licenciado” Roberto Baratta, número 2 de Julio De Vido.
Lazarte es el encargado de recibir bolsas y cajas con dinero (incluso con su hijo internado), pasar los billetes a un bolso negro con una cinta azul y blanca y entregarlos a Baratta.
La mayoría de las veces la recaudación termina la oficina de Baratta en el Ministerio, en su departamento o en su casa del “Mapuche Country Club”, en Pilar.
Cuando Baratta no recibe el dinero lo hace “Hernán” o “El pelado”, que sería Hernán Camilo Gómez, empleado del Ministerio. Según Centeno, lo encuentran en el subsuelo del edificio. Él se lo entrega a José María Olazagasti, secretario privado de Julio De Vido, para que le llegue al ministro.
Isolux aparece en el relato del 3 de junio con una entrega de US$1.500.000 concretada por un tal “César”; y el 13 de julio con otra de US$1.200.000. Por la misma dirección de esos pagos (Venezuela 151), vuelven a pasar el 6/10 para llevarse $250.000.
Iecsa paga en el subsuelo del Hotel Hilton, según Centeno, en tres oportunidades (30/6, 13/7 y 4/8). Lo hace a través de “Javier”, que refiere a Héctor Javier Sánchez Caballero. Según el texto, llegó en un AUDI y entregó un total de US$3 millones.
Tres veces aparece una dirección a la que identifican con Supercemento. De ese domicilio se llevan pagos por un total de US$12.400.000 el reclamo de un tal “Santos” para que muevan un expediente “por un pago de 300 mil pesos pedorros para la compra de mantas y electrodos para soldar caños”. Las visitas fueron el 7 de septiembre, el 1 de octubre y el 22 de octubre, cuando se registra la última recaudación. Ese día, un auto los siguió a la salida del edificio.
Se encuentran dos veces con “Armando”, por Armando Roberto Loson, al que se le adjudican pagos de al menos US$1,5 millones por Albanesi SA.
“Una persona perteneciente al proyecto Yacimiento Petrolífero Río Turbio” aporta US$1.000.000. También un llamado “Sr. Drago”, al que encuentran en el Ministerio de Turismo con US$750.000. Y Néstor Otero (de la empresa TEBA) entrega US$250.000 en Retiro.
Hasta el 9 de junio, en medio de un paro general de la CGT que complicó el tránsito porteño, llegó dinero al Ministerio a través de Germán Ariel Nivello, subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda. Otro funcionario implicado es "Martín”, que sería Hugo Martín Larraburu, de Jefatura de Gabinete.
Dos visitan al ex juez Norberto Oyarbide. Centeno cuenta que retiran o le llevan dinero al “Dr.” Pero también papeles. Una de esas veces, Oyarbide les entrega “una resolución judicial”.
El 6 de julio de 2015, Baratta y Lazarte tenían previsto viajar a Río Turbio, “donde hay muchas cosas turbias con Juan Vargas a la cabeza”, según Centeno. Vargas era un hombre de extrema confianza de Baratta.
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