Aunque el presidente estadounidense Donald Trump calificó el desempeño republicano en las elecciones -en un tuit, fiel a su estilo- como un "éxito tremendo", lo cierto es que los demócratas retomaron el control de la Cámara de Representantes: con una fuerte participación de nuevas caras femeninas en la política (casi 100 nuevas diputadas se sumarán al Congreso) y poniendo fin a un ciclo de ocho años de hegemonía republicana.
La victoria para Trump es haber retenido el Senado, lo que lo salva de un "impeachment": para aprobarlo se necesitaría el apoyo de 67 de los 100 senadores, y hoy su partido tiene a 51. Sin embargo los demócratas aprovecharán la mayoría en la Cámara de Representantes para impulsar investigaciones en su contra (su declaración impositiva, la financiación de la campaña de 2016 o la presunta injerencia rusa en esos comicios), y desarrollar una política de bloqueo de leyes.
Claro que nada de esto le quita el sueño a Trump que podría fácilmente responsabilizar a los demócratas de poner palos en la rueda (el presidente ya piensa en los comicios presidenciales de 2020) y sancionar por decreto como lo hizo también su antecesor Barack Obama cuando los republicanos frustraban sus planes en el Congreso.
Gobernadoras. Las mujeres son el talón de aquiles de Trump. Aunque las sorteó en 2016 para convertirse en presidente (imponiéndose a escándalos con ex, marchas contra su misoginia, y finalmente en las elecciones a la demócrata Hillary Clinton, que hoy está decidida a volver a pelear en 2020), el movimiento #metoo las ha potenciado políticamente.
Consciente de la polarización, el presidente estadounidense empujó en las últimas semanas de la campaña a las mujeres de su partido: su portavoz Sarah Sanders; la diputada cubanoestadounidense Ileana Ros-Lehtinen; y la reciente gobernadora de Dakota, Krist Noem (primer mujer en conducir el estado). Este último caso es otro de los triunfos que Trump se anota como propios, sumados a las reelecciones de las republicanas Kay Ivey como gobernadora de Alabama, y Gina Raimondo en Rhode Island.
Por los demócratas, Kate Brown repite como gobernadora de Oregon; la ex fiscal general Janet Mills se convirtió en la primera gobernadora de Maine; pero las candidatas Christine Hallquist (Vermont) y Stacey Abrams, que hizo campaña para la gobernación de Georgia apoyada por Oprah Winfrey, fallaron en su cometido.
Diputadas. Aunque entre las gobernadoras las elecciones de medio término estadounidenses marcaron un virtual empate entre demócratas y republicanos, entre las diputadas la victoria es entera para la oposición: de las 277 candidatas, solo 29 eran republicanas. Y entre los personajes más fuertes en la renovación femenina de la cámara baja está Alexandria Ocasio-Cortez, latina del Bronx, izquierdista y la mujer más joven del Congreso. A sus 29 años se impuso el martes pasado en las elecciones legislativas de medio mandato frente al republicano Anthony Pappas en Nueva York, según las proyecciones. Antes había desbancado en las primarias de junio a Joseph Crowley, el cuarto demócrata por rango en la Cámara de Representantes y quien parecía llamado a suceder en ella a Nancy Pelosi, la líder del partido allí, que renovó con el 85% y hoy es una de las probables contendientes para el 2020. De origen puertorriqueño, ex camarera y educadora comunitaria, Ocasio-Cortez es un emblema de la corriente más progresista del partido, ala que encabeza el senador por Vermont Bernie Sanders.
Como aliada en el bloque aparece la somalí Ilhan Omar, primera musulmana estadounidense en ser elegida a la Cámara de Representantes por el estado de Minnesota.
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