La piel es el órgano más grande del cuerpo, y se lleva de un 10 a un 15% del peso corporal. Ayuda a proteger al organismo de peligros como los rayos ultravioleta, la contaminación y las infecciones, y se renueva constantemente: la capa más externa, la epidermis, se rehace cada mes. Un paper publicado recientemente por la revista de la Academia Americana de Dermatología (Journal of the American Academy of Dermatology) advierte que el riesgo de cáncer de piel, ya elevado debido a los daños causados por el cambio climático a la capa de ozono, irá empeorando a medida que el planeta se siga recalentando. Misha Rosenbach, uno de los autores, explica que no hace falta asolearse en las playas durante horas para eso: a medida que el clima se ponga más y más caliente, la gente tenderá a usar menos ropas más a menudo, con lo cual aún si no se asolean en una reposera, expondrán cada vez más partes de su cuerpo (y por más tiempo) a los rayos del sol, cada vez más dañinos.
Pero, además, hay otro peligro añadido. “Las altas temperaturas darán como resultado un incremento del daño ultravioleta que provenga de la misma dosis de radiación ultravioleta”, explica Rosenbach. “A tal punto, que una suba de dos grados Celsius aumentará la cantidad de casos de cáncer de piel en un diez por ciento cada año”.
De allí la preocupación por la efectividad de los protectores solares y los intentos de hallar otras formulaciones y hasta formatos que permitan proteger a la piel de los rayos solares peligrosos, sin afectar al medioambiente y a la salud.
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Pigmentos. Mientras que ciertos ingredientes de los protectores sociales protegen a la piel al absorber la radiación ultravioleta dañina antes de que alcance la piel, hay investigaciones que muestran que la oxibenzona y el octinoxato son peligrosos para el desarrollo de los arrecifes coralinos y que aumentan la velocidad del blanqueamiento coralino. Otros estudios mostraron que la oxidenzona también puede actuar como un disruptor endocrino en algunos seres vivos marinos, como los camarones y almejas.
Mientras tanto, las opciones para proteger la piel pueden ser nuevas lociones con nuevos componentes o tratarse de productos totalmente diferentes. Una forma disruptiva de bloquear los rayos ultravioletas podrían ser, por ejemplo, nanopartículas que imitan la melanina y que protegen las células de la piel desde adentro. El pigmento oscurecedor de la melanina es una de las principales defensas naturales del cuerpo contra el daño a la piel y a las células que provocan los rayos ultravioletas (UV).
Debajo de la superficie de la piel hay células especiales que secretan melanosomas que producen, almacenan y transportan melanina. Estas estructuras son absorbidas por células de la piel llamadas queratinocitos y forman capas protectoras que bloquean los rayos UV. Sin embargo, las personas que tienen enfermedades como el albinismo y el vitiligo poseen una producción defectuosa de melanina y son muy susceptibles a los efectos de los rayos UV.
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Para crear versiones sintéticas de estos melanosomas, investigadores de la Universidad de California (en los Estados Unidos) bañaron dopamina (un neurotransmisor cerebral) en una solución alcalina. Los científicos obtuvieron nanopartículas similares a la melanina con cáscaras y núcleos hechos de polidopamina, un polímero a base de dopamina. Al ser incubadas con queratinocitos humanos, las partículas sintéticas fueron absorbidas por las células de la piel y distribuidas alrededor de sus núcleos, tal y como sucede con la melanina natural. Al igual que la melanina, el material sintético funciona como un pigmento para oscurecer la piel, pero no llenó simplemente las células y las hizo más oscuras, sino que las reestructuró.
Las nanopartículas similares a la melanina no solo fueron transportadas y distribuidas a través de las células de la piel como la melanina natural, sino que también protegieron el ADN de las células. Los investigadores incubaron células de la piel con nanopartículas y luego las expusieron a la radiación UV durante tres días. El cincuenta por ciento de las células de la piel que absorbieron las nanopartículas sobrevivió, en comparación con el 10 por ciento de las que no poseían nanopartículas.
Otro equipo científico, esta vez en el Hospital General de Massachusetts (Boston, Estados Unidos), está estudiando otra alternativa que también incluye a la melanina: un medicamento que estimula su producción y que, aplicado sobre la piel, la protegería contra el cáncer.
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Un tipo de melanina conocida como eumelanina oscurece la piel y ayuda a proteger las células del daño causado por la luz ultravioleta, pero a los medicamentos que promueven su producción en ratones les resulta muy difícil penetrar la barrera más dura de la piel humana.
David Fisher y sus colegas se están concentrando en estudiar otras alternativas, como los compuestos que inhiben al SIK, una proteína involucrada en la supresión de la síntesis de pigmentos. Se encontró que uno de estos compuestos estimula la producción de eumelanina en aquellos ratones que producen niveles bajos de pigmento debido a una mutación genética.
Para aumentar las posibilidades de penetrar en la piel humana, los investigadores desarrollaron inhibidores SIK que son más pequeños y más solubles en lípidos que el compuesto original. Dos de estos aumentaron la producción de eumelanina en células de la piel humana. Los científicos esperan ahora que los compuestos puedan ser útiles en combinación con filtros solares.
Películas. Un grupo de investigadores neoyorquinos, por ejemplo, está trabajando en un protector dérmico en forma de film transparente, un material que mejora su capacidad de absorber los rayos ultravioletas (UV) a medida que es expuesto a los mismos. El film transparente podría proteger la piel de sufrir quemaduras, en particular las áreas ya dañadas, a lo largo de períodos más extensos que una loción como las que hay actualmente.
Guy German y su equipo de trabajo, de la Binghamton University, está trabajando el film con el polímero más común del planeta: ADN. El ácido desoxirribonucleico es generado a partir de cuatro tipos de moléculas: adenosina, guanosina, citidina y timidina. Cada uno de ellos está compuesto de un azúcar (desoxirribosa) y una base nucleica (adenina, guanina, citosina y timina). Debido a su estabilidad, esta macromolécula ha sido utilizada por los seres vivos durante miles de años para almacenar toda la información de lo que son, como por ejemplo forma, tamaño, color, función. Esa información es transmitida de madres y padres a hijos mediante su replicación.
Los científicos ya lograron dar con films de ADN auto ensamblados capaces de absorber la luz UV. “Pero lo que resulta más interesante es que entre más cantidad de radiación ultravioleta recibe el film, mejor es para atenuar la absorción de esos rayos”. Es probable que este comportamiento sea el resultado de lo que técnicamente se conoce como hipercromicidad: cuando son expuestas a la luz UV, las hebras del ADN se separan y se deshacen. Los nuevos enlaces entre las cadenas de ADN y los cambios en la estructura cristalina del material aumentan su capacidad para absorber y dispersar la luz. El recubrimiento es transparente a la luz visible, virtud que lo haría particularmente adecuado como recubrimiento para heridas. "De ese modo, se elimina la necesidad de descubrir la herida, algo no recomendable en entornos contaminados", explica German.
Además, la película de ADN mantiene la piel hidratada, lo que promueve una curación más rápida. Otra ventaja es que el film está hecho de ADN, algo que ya tiene el cuerpo, con lo cual se elimina el riesgo de toxicidad. El material está actualmente en etapa de pruebas biológicas.
Además, los investigadores tienen la esperanza de que el material también pueda ser adaptado para un uso cotidiano como protector solar. Una crema basada en ADN eliminaría los problemas que plantean los protectores comunes, y disminuiría la cantidad de químicos peligrosos para los corales que son usados en las aguas costeras por los turistas y pescadores. Aunque transformar el film para que pueda ser introducido en una crema es difícil de lograr.
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