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ECONOMíA | 25-03-2019 15:21

Reforma jubilatoria: el fantasma de otro ajuste

El FMI pide más recorte. ¿El rojo previsional se resuelve con poda, aportes o crecimiento?

El jefe de la misión del FMI, Roberto Cardarelli, reclamó este 18 de marzo nuevos ajustes de gasto para balancear el aumento de la asignación universal por hijo. No precisó en qué debía aplicarse la poda para llegar al déficit fiscal primario (antes del pago de intereses de la deuda) del 0% del PBI. El rojo financiero (después de abonar esos intereses) ascendería al 3,5%, según bancos y consultoras reveladas por FocusEconomics.

Cardarelli no mencionó la necesidad de una reforma de un sistema previsional que acumula un déficit del 3%. Pero en la anterior revisión del programa del FMI, su directora gerente, Christine Lagarde, había advertido: "Sería importante poner el sistema previsional en un camino de sustentabilidad financiera”. Es que “uno podrá preguntarse si es el déficit financiero es por la deuda o por el déficit previsional”, según Juan Luis Bour, economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). Hay consenso de que el régimen de jubilaciones, al igual que el de la mayoría de los países desarrollados y latinoamericanos, está en rojo, pero la discusión es cómo solucionarlo.

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En las naciones ricas, los sistemas enfrentan el envejecimiento de la población: más retirados deben ser sostenidos por menos contribuyentes. En la Argentina, donde ese proceso va más lento, se suma el histórico problema de una economía informal en la que nadie aporta. Con la moratoria del kirchnerismo se amplió la cobertura hasta casi alcanzar a toda la población mayor. Con la reparación histórica de Cambiemos aumentaron los haberes de los que más habían contribuido y se creó la pensión universal para el adulto mayor (PUAM), que retribuye con 80% de la mínima al que incumplió con los 30 años de aportes. Claro que tras la reforma previsional de 2017 los jubilados perdieron poder adquisitivo.

El 55% de los recursos del sistema proviene de aportes de trabajadores y patrones, mientras que el 45% proviene de impuestos. Si sólo se considera las jubilaciones y pensiones de quienes sí contribuyeron, el déficit es del 0,5% del PBI. La mayoría de los especialistas considera que ese es el rojo por resolver. El 2,5% restante, al cubrir a personas sin aportes, es lógico que se financie con tributos.

Casi la mitad de los trabajadores no contribuye al sistema: dos tercios de ellos son empleados en negro y el otro tercio, cuentapropistas. Pero Bour, de FIEL, considera que ni siquiera formalizándolos se taparía el agujero: “Los monotributistas y el servicio doméstico aportan poco en relación con la jubilación mínima. La ecuación te da bien sólo con los empleados en relación de dependencia”.

El déficit puede empeorar cuando termine el llamado bono demográfico, que consiste en que la población en edad de trabajar supera a la dependiente (niños y ancianos). Ocurrirá entre 2030 y 2035. “Si no cambiás, vas a tener que subir impuestos para financiar el sistema”, alerta Bour en un país con la tercera mayor presión tributaria de Latinoamérica (detrás de Cuba y Brasil, y por debajo también de una veintena de países ricos).

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Propuestas. El economista jefe de FIEL propone empezar a ajustar el déficit previsional con la revisión de los regímenes especiales y de privilegio. “Por pequeños que sean”, aclara. “Hay que revisar sistemas que han sido abusados, como las pensiones por discapacidad. Este gobierno intentó, problablemente lo hizo mal”, ofrece otro ejemplo. También reclama que los empleados y jubilados del Poder Judicial paguen el impuesto a las ganancias. Además se pregunta si es justo que aquellos que no aportaron lo suficiente perciban el 80% de los que sí lo hicieron, o por qué en la Argentina sólo un tercio de los trabajadores son empleados del sector privado y apenas el 2% está en el régimen de autonómos. En cambio, considera que el retraso de la edad jubilatoria (es 60 años para las mujeres y 65 para los varones) o la elevación de los años de aportes a 35 “pueden permitir algún ahorro, pero no son cuestiones centrales”.

Oscar Cetrángolo, catedrático de la Universidad de Buenos Aires, coincide en que el debate de la edad es propia de países ricos, más envejecidos, pero aporta otra visión: “Acá el problema no es del sistema sino de la Argentina”. Cetrángolo defiende la creación de la PUAM, pero lamenta la reforma tributaria de 2017 por la que se reducen contribuciones patronales. “Debería derogarse. Está probado que la reducción de aportes no mejora el empleo formal. En cambio, va a haber insatisfacción con los haberes, que no sólo no llegarán al anhelado 82% (del salario en actividad) sino tampoco al 70% de los niveles internacionales, y además tendrá que subirse la presión tributaria”, advierte Cetrángolo. El Gobierno sostiene que paga el 70%, pero los fallos judiciales demuestran que no es así, según el abogado experto en la materia Adrián Tróccoli.

El diputado y economista Diego Bossio, ex director ejecutivo de Anses, opina que una suba de la edad jubilatoria sólo retrasa un déficit que resultará “insostenible”. “Lo que tenés que laburar es la universalidad de los aportes y para eso hay muchas soluciones. Pensar una reforma tributaria para generar los ingresos que necesita la Seguridad Social, o un blanqueo laboral. Pero no hay sistema que resista si hace ocho años no creás empleo”, opina Bossio. También señala que ni siquiera si todos aportaran, se lograría el equilibrio de recursos. “¿Por qué una pyme de Santiago del Estero no aporta? Porque no le da la productividad. Necesitás un sistema económico con productividad y empleo. Pero Cambiemos agrandó el déficit que financiábamos con los intereses del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), y lo hizo por la reparación histórica, que supone 1,5 puntos del PBI, y la caída del empleo”, ataca, y se defiende de las críticas a la moratoria: “Los que acogieron tenían ocho años de aportes promedio.Y el que no aporta paga IVA, y eso va a la Seguridad Social”.

Carlos Martínez, coautor de un informe de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP) sobre el sistema previsional, plantea que deben resolverse dos problemas para evitar que a futuro crezca el rojo, la sustentabilidad económica y la falta de aportes de los que llegan a la edad jubilatoria: “Si la economía no crece, el sistema no funciona. Necesitás desarrollar la exportación, el mercado interno. Tenés problemas en las inspecciones laborales, en una estructura económica que hace que la gente se refugie en el monotributo o el monotributo social. Tenés el trabajo no remunerado, como el de las amas de casa, que hace su aporte a la sociedad”, describe Martínez, que aboga por bajar la cantidad de años de aportes. Alerta por la menor adhesión a la PUAM y la atribuye a que el Gobierno no la publicita y la restringe a quienes no trabajan. También advierte que una suba de la edad jubilatoria puede agrandar el desempleo juvenil.

El fiscal del fuero de la Seguridad Social Gabriel de Vedia también concluye que la solución radica en una economía que cree empleo y en cuidar el FGS, que el Gobierno y el FMI acordaron liquidar. "No es que gastamos mucho sino que ganamos poco, la cultura de la evasión y los impuestos que ahogan", resume Tróccoli. El defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, opina que lo insustentable del sistema radica en que las jubilaciones mínimas y medias lejos están de cubrir la canasta básica.

Fondo. El FMI propone recrear un sistema de capitalización, como las AFJP, pero voluntario e incentivado con desgravaciones impositivas. Bossio lo descarta: “Después de la estatización de las AFJP, no sería creíble”. Martínez advierte que las desgravaciones afectarían la recaudación que financia las jubilaciones.

“Podrías acumular en una cuenta gestionada por el Estado, como en Suecia”, evalúa Bour. Recuerda que en Chile el gobierno de Michelle Bachelet no eliminó las AFP sino que aumentó el básico que reciben los jubilados por el régimen paralelo de reparto. Cetrángolo advierte que lo hizo porque los jubilados estaban ganando el 30% del salario en activo.

Bour diferencia la situación argentina de la de Brasil, donde Jair Bolsonaro emprende una reforma para que los trabajadores opten entre el sistema estatal o el privado y ya no puedan jubilarse sólo con los años de aportes y sin una edad mínima. Cetrángolo añade que allí el déficit resulta mayor: 4,2% del PBI.

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Alejandro Rebossio

Alejandro Rebossio

Editor de Economía y columnista económico de Radio Perfil.

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