El comercio y las inversiones están ligadas directamente al desarrollo; por lo tanto, toda apertura de las economías que tienda a potenciar el comercio, tiene efectos multiplicadores en la actividad económica y el empleo.
Si bien es prematuro evaluar sector por sector lo que significa este acuerdo, en el mediano y largo plazo se traducirá en el desafío para una modificación estructural de toda la economía, y para muchas empresas argentinas.
Este acuerdo es relevante no solo por su impacto comercial, sino por todas las oportunidades que se abren a partir de haber logrado firmar con un bloque investment grade. Esta nueva situación eleva el nivel de institucionalidad de la región; va a mejorar el nivel de eficiencia económica de los procesos productivos, y habilita nuevas vías para canalizar inversiones apalancadas en la potencialidad que las oportunidades comerciales puedan generar con la nueva situación institucional.
El mercado potencial de la economía argentina se triplicó a partir de este acuerdo. Ahora, nuestros países tendrán la posibilidad de acceder a los mercados que generan un tercio de la economía global. A partir de su entrada en vigencia, las empresas argentinas pasarán a tener un acceso preferencial con 40 países.
Este acuerdo es estratégico para que, de una vez por todas, Argentina se posicione como exportadora de alimentos de calidad y de alto valor agregado, puesto que si bien el mercado Europeo aporta una importante cantidad de consumidores, lo más relevante es que suma compradores con alto poder adquisitivo que, a su vez, demandan productos de alta calidad y sofisticación.
Seis de cada diez dólares que exporta Argentina son alimentos, y los consumidores europeos son los que más recursos gastan en alimentos por un valor entre 2.000 y 3.000 dólares por habitante al año, según el país que se trate. Esto en promedio es más del doble de lo que gastan por ejemplo los habitantes del continente asiático, cuyo gasto anual en alimentos ronda entre los 500 y los 1.000 dólares.
Por lo que se observa el acuerdo es amplio, y abarca no sólo a los productos y subproductos de los cereales y oleaginosas, incluidos los biocombustibles y las carnes, sino a todas las producciones regionales. Esto significa que nos ofrece una oportunidad histórica para desarrollarnos productivamente, a lo largo y ancho de todo nuestro territorio, traduciéndose en arraigo y un federalismo verdadero.
Con esto Argentina también consolida la visión de apertura al mundo que ha decidido tomar en estos últimos años, mostrando con hechos concretos, que se puede trabajar entre los países en acuerdos que signifiquen una mayor integración global de las economías, a pesar de estar inmersos en un contexto internacional donde han predominado el resurgimiento del proteccionismo, con una OMC debilitada, y Ronda Doha estancada.
Con este punto de partida, se empieza a consolidar esta idea de potenciar la performance del MERCOSUR y convertirnos en una plataforma exportadora común de alimentos, energías renovables y servicios vinculados al Agro, que generen mayores inversiones, aumento de la actividad económica, empleo genuino y bienestar para nuestros pueblos.
*Presidente de la Sociedad Rural Argentina.
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por Daniel Pelegrina
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