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EN LA MIRA DE NOTICIAS | 14-10-2019 09:13

Cómo será el último round de Macri “Balboa” vs. “Apollo” Fernández

La gran incógnita para el segundo debate es si el Presidente se dejará pegar hasta la campana final.

Mauricio Macri sorprendió a la audiencia del debate presidencial en Santa Fe por su tolerancia a la paliza que se propuso darle su rival Alberto Fernández. Para muchos se trató de una patética falta de reacción del Presidente, que ya viene muy golpeado por las circunstancias. Pero su círculo de incondicionales, que lo apoyaron desde el ring side santafesino, aseguran que Macri hizo lo correcto, al dejar expuesto el clásico patoterismo K del candidato del Frente de Todos. Incluso si así fuera, queda la duda de cómo será el segundo round, el próximo domingo en Buenos Aires.

Es cierto que anoche Alberto Fernández se arriesgó a una estrategia del golpe por golpe contra el Presidente, quien podría haber encontrado muchos punto débiles por dónde atacar al candidato del kirchnerismo. Alberto acumuló contradicciones durante la campaña en casi todos los temas pautados por la organización del debate presidencial. Y Macri pudo haber aprovechado su experiencia del 2015, cuando debatió exitosamente contra Scioli, al noquearlo definitivamente con su famoso: “en qué te han convertido, Daniel”. Pero por algún motivo, esta vez Macri no fue al ataque.

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En aquella oportunidad de 2015, los roles estaban invertidos. Scioli venía de encajar todos los cachetazos que le propinó el kirchnerismo durante su larga e incómoda alianza con el ex motonauta menemista. Y aunque en el debate criticó duramente al macrismo, Scioli no se la agarró con Mauricio en el aspecto personal. Cosa que sí hizo Macri, buscando humillar a quien por entonces se temía que fuera un títere de Cristina Kirchner.

Alberto Fernández también supo tragar los sopapos que recibió del kirchnerismo durante los últimos años, antes de ser nominado como candidato del cristinismo. Quizá por fobia al castigo sufrido por Scioli en el debate 2015, esta vez Alberto optó por pegar primero, y lo más fuerte posible, ahí donde duele. La diferencia es que Scioli arrancó la campaña como favorito, pero llegó al debate con Macri en desventaja electoral. El caso de Alberto fue al revés: la campaña arrancó con dudas por lo rebuscado de su candidatura, pero llega al cara a cara versus Macri con una ventaja electoral casi definitiva.

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La cuestión es por qué el Presidente decidió no devolver la ráfaga de golpes albertistas, y se privó de aprovechar todas las debilidades de origen del contradictorio candidato del Frente de Todos. Quizá fue otro consejo de Jaime Durán Barba, siguiendo la lógica de que, como enseñaron cruelmente las PASO, polarizar con Cristina no resultó el gran negocio que suponía el macrismo. El Macri de hoy, sincero o no, es el de aceptar los cachetazos sin quejarse, observando una penitencia optimista. Y esa postura de víctima ante el asedio K fue quizá la estrategia secreta que llevó a Macri a no devolver los guantazos que le tiró Alberto durante toda la noche.

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Sea marketing o pura debilidad, la actitud de Macri se pondrá de nuevo a prueba en apenas siete días, cuando vuelva a encontrarse con Fernández sobre el escenario. Allí se verá si, como Rocky Balboa contra Apollo Creed, se aguanta las primeras trompadas hasta cansar a su oponente y contraatacar sobre el final del round. O tal vez sufra estoicamente la golpiza purificadora del revanchismo K hasta que suene la última campana. Y que el público decida.

*Editor ejecutivo de NOTICIAS.

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por Silvio Santamarina*

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