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CIENCIA | 10-01-2017 00:00

Lo que dejó la ciencia en 2016: avances y amenazas

La investigación científica aportó el año pasado grandes logros, fracasos y polémicas. Los temores.

El 2016 fue un año turbulento, especialmente para la ciencia argentina. Pero en el mundo hubo algunas novedades muy prometedoras, otras casi ficcionales, y un puñado de nuevas técnicas que despierta polémicas.

Humanos de diseño

El mayor ruido, por los debates que abrió y que tal vez nunca se cierren del todo, es la manipulación de genes y de embriones. El gran avance del año es el desarrollo de nuevas aplicaciones para mejorar y ampliar la herramienta molecular que permite editar y modificar el genoma de las células, conocida como CRISPR-Cas9. A fines de octubre, un paciente con cáncer de pulmón internado en el West China Hospital en la provincia de Chengdu se convirtió en la primera persona que fue tratada con células editadas (manipuladas y convertidas) mediante el CRISPR-Cas9. Como parte de un ensayo clínico, los investigadores anularon un gen que mantiene en suspenso la actividad del sistema inmune, lo que facilita la proliferación de las células cancerígenas.

La polémica es sobre qué sucederá con el uso comercial de las terapias basadas en el uso de CRISPR-Cas9. De hecho hay una guerra por los derechos de patente en los Estados Unidos, que ya tuvo su primera batalla entre diferentes grupos de investigadores este año. Los embriones humanos y el uso de la CRISPR-Cas9 son la otra ventana que se abrió al debate, luego de que el uso de la herramienta en este campo se acelerara a ritmos impensados. El temor a que se popularicen los bebés de diseño sin ninguna regulación o con regulaciones aprobatorias es fuerte y cierto en muchos países.

En China, el Reino Unido y Suecia, por ejemplo, grupos científicos anunciaron sus intenciones de utilizar la técnica para mejorarla y así poder emplearla en embriones y en el estudio del desarrollo humano. En los Estados Unidos, y pese a que hay una prohibición en cuanto a usar fondos estatales para estudiar embriones humanos o para modificar esperma o células fetales humanas, los especialistas reconocen off the record la existencia de grupos de trabajo que trabajan para obtener más bebés de diseño con mayor facilidad y en menor tiempo.

Clima acelerado

Este año hubo buenas intenciones en lo que a tratar de frenar el cambio climático se refiere. En el día de la Tierra, el 22 de abril, los representantes de 174 países y la Unión Europea acordaron firmar el acuerdo climático al que se había arribado en París, hace un año. Para que el acuerdo comenzara a regir, más de 55 naciones responsables de al menos el 55% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero debían remitir una ratificación o una aceptación de los documentos finales. El pacto entró en vigor el 4 de noviembre.

Hasta ahí lo que popularmente se conoce. Pero hubo otros acuerdos con menos prensa que la cumbre climática de cada año. En octubre, por ejemplo, la organización de aviación civil de la ONU aceptó reducir las emisiones de los vuelos internacionales. Y un par de semanas más tarde, 197 países se pusieron de acuerdo para refrendar el Protocolo de Montreal, diseñado para proteger la capa de ozono, que busca eliminar los gases hidrofluorocarbonados, típicos de los aires acondicionados. Además, los representantes de esas naciones quebraron un impasse de cuatro años para crear la reserva marina en el Mar de Ross, cerca de la costa Antártica.

Como es de prever, nada de todo esto detuvo al cambio climático concreto, y el calentamiento global sigue ascendiendo y profundizándose, de acuerdo con lo demostrador por diferentes estudios científicos.

Terror virus

Apareció a fines del 2015 en el Brasil y luego en Colombia. Revista Noticias alertaba hace un año sobre un virus que, transmitido por el mosquito Aedes aegypti, el mismo vector del dengue, estaría causando una epidemia de recién nacidos con cerebros inusualmente pequeños: microcefalia. En febrero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmaba la relación y declaraba que el brote de virus Zika constituía una emergencia de salud pública a nivel mundial y que había clara relación entre los defectos de nacimiento y el virus.

Pese al terror y a que el Zika y sus consecuencias fueron observados en otros países americanos y europeos, sus peores golpes parecen haber quedado confinados a ciertos territorios (por ejemplo, el noreste de Brasil). El 18 de noviembre, la OMS declaró el final de la emergencia internacional aún cuando instó a investigar más a fondo la relación del virus con los casos de microcefalia y a crear una vacuna. Hay diversos conglomerados científicos que deberían producir resultados en el 2017, desde la vacuna hasta responder a preguntas tan sensibles como si es posible determinar qué mujeres embarazadas tienen más tendencia a dar a luz bebés con malformaciones.

Fuera de la Tierra

Las misiones hacia el espacio exterior atraviesan uno de los momentos más intensos, aunque los accidentes y retrocesos estuvieron a la orden del día. Los japoneses, por ejemplo, a través de su agencia espacial, lanzaron en marzo un satélite que se destruyó pocas semanas después de ser lanzado, debido a problemas en su software. En julio, una sonda de la NASA (la agencia espacial de los Estados Unidos) llegó a Júpiter, pero tuvo problemas serios en su dispositivo de control y perdió la posibilidad de orbitar el planeta más grande del Sistema Solar.

Otros dos accidentes: uno, protagonizado por otra sonda de la ESA, que formaba parte de la misión ExoMars al planeta Marte. Literalmente, se estrelló sobre la superficie marciana debido a un mal cálculo que la hizo abrir sus paracaídas a destiempo. Lo rescatable de este episodio es que su nave acompañante logró entrar en la órbita de Marte. Hasta que, nuevamente, más problemas llevaron a que la aeronave Rosetta chocara contra la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko: los científicos ubicados en Tierra lograron tener algunas imágenes del cometa, pero luego Rosetta perdió contacto y la misión llegó a su fin.

Los que ganaron varios puntos en la carrera espacial fueron los chinos. En agosto lanzaron el primer satélite cuántico, preparado para testear formas de establecer y ampliar comunicaciones cuánticas seguras a través del espacio. En septiembre, el país de Asia logró completar la construcción del telescopio de disco único más grande del mundo, y en noviembre sus científicos espaciales lanzaron el cohete Long March 5, uno de los más potentes del mundo, que ya está listo para enviar personas, robots exploradores y sondas planetarias capaces de transportar materiales ultra pesados. Como si con esto no alcanzara, dos astronautas chinos rompieron los récords de su propio país en cuanto a misiones de larga duración en el espacio: pasaron un mes a bordo del laboratorio espacial Tiangong 2, entre octubre y noviembre.

Einstein, verificado

En el campo de la física donde los científicos alcanzaron logros fundacionales en el 2016 con la confirmación de la existencia de las ondas gravitacionales, una afirmación clave en la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein. Ellas prueban la existencia de los agujeros negros (también previstos por la teoría de Einstein). La herramienta que posibilitó la hazaña fue LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory, ubicado en Louisiana, Estados Unidos). Pocas semanas después del hallazgo del LIGO otro experimento demostró que la búsqueda de ondas gravitacionales podrá, algún día, materializarse en el espacio. Esta vez le tocó a los europeos concretar el hallazgo, a partir de la misión LISA Pathfinder, de la Agencia Espacial Europea (ESA). Ella puso a prueba tecnologías para un trío de sondas que, en un futuro no lejano, podrían detectar ondas gravitacionales provenientes de objetos incluso más grandes y más distantes que los observados por LIGO (dos agujeros negros distantes a mil millones de años luz de la Tierra).

Fue un año convulsionado, y son varios los países en los que se teme haya recortes presupuestarios. Que Donald Trump sea presidente de los Estados Unidos tiene a los científicos preocupados. Y la Argentina ya atraviesa su propia crisis en el sector.

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