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CIENCIA | 25-06-2020 15:29

Por qué el plasma es promisorio pero no es la cura ni un tratamiento infalible

Está en etapa de investigación en varios países, con diversas tasas de éxito. No es aplicable a todos los enfermos y en general se emplea como terapia compasiva.

El caso del intendente de Lomas de Zamora Martín Insaurralde puso al uso de plasma convaleciente bajo luces tan candentes que, quien no está al tanto de cómo y por qué se utiliza, puede llegar a creer que es un tratamiento infalible y aprobado. Una bala de plata. Pero la realidad es muy diferente: se trata de una terapia que está bajo investigación, que a veces y sobre algunas personas enfermas de Covid-19 funciona, mientras que otras veces no produce efecto. Es fundamental tener en cuenta esto para evitar casos como el del video viral de un hombre internado en el Hospital Santojanni de la Ciudad de Buenos Aires, que hace un llamado desesperado a ser tratado con plasma convaleciente.

Confusiones como esta, la de creer que es casi una cura milagrosa, se han extendido también a otros países. En Bolivia, por ejemplo, ha habido publicaciones en redes sociales de personas que estuvieron infectadas con el coronavirus SARS-CoV-2 y que venden su plasma. Riesgos de presentar como una cura a algo que está bajo prueba y que, en todo caso, se emplea bajo la etiqueta de "terapia compasiva".

El plasma convaleciente es el componente líquido de la sangre recolectado de los personas que estuvieron infectadas por el coronavirus. Una vez superada la enfermedad, el organismo de esa persona tiene anticuerpos que permanecen en la sangre durante un cierto período de tiempo. 

Infundir ese plasma en personas enfermas se conoce como ‘terapia de anticuerpos pasivos’, dado que una persona los recibe, en lugar de generarlos por sí misma. Esta inmunización pasiva consiste en administrar anticuerpos con actividad frente a determinado patógeno a un individuo susceptible, con el propósito de prevenir o tratar la infección provocada, describe el “Informe de situación sobre obtención y uso de plasma convaleciente de Covid-19 en la provincia de Buenos Aires”. 

Antes del advenimiento de la terapia antimicrobiana en la década de 1940 el uso de plasma convaleciente era el único medio de tratar muchas enfermedades infecciosas, como poliomielitis, sarampión, paperas e influenza. Ahora, se está probando como terapia para la Covid-19 en diversos países. Y es necesario destacar que la mayoría de ellos son tratamientos que se aplican a personas enfermas y que no se contrastan contra placebo. De modo que los resultados obtenidos no son concluyentes y están en constante evaluación.

En los Estados Unidos, por caso, la universidad Johns Hopkins tiene un proyecto que incluye a 34 hospitales y universidades de 17 estados, que realizan ensayos clínicos para evaluar los resultados del tratamiento. China, Reino Unido, Costa Rica, Colombia, son otros países donde impulsan planes para estudiar la efectividad. Israel, por caso, tiene un pequeño ensayo en cuanto al uso de plasma en pacientes de Covid-19 en situación moderada a severa: Eilat Shinar, directora de los servicios nacionales de sangre de Magen David Adom (MDA) de  Israel comentó que los resultados indican que aproximadamente el 50 por ciento de los pacientes tratados mostraron una mejoría.

Método y donación
El plasma convaleciente se colecta mediante la aféresis, un procedimiento similar al de la donación de sangre pero que utiliza un equipo estéril y descartable denominado “separador celular”, mediante el cual se separan los componentes sanguíneos. Los especialistas extraen solo el plasma y reinfunden al donante los componentes restantes de la sangre. La donación de plasma por aféresis permite a la persona hacer hasta 24 donaciones y además permite obtener un mayor volumen que el colectado mediante la donación de sangre entera.

La recolección del plasma es parte fundamental del tratamiento. ¿Quiénes pueden donarlo? Los individuos que ya hayan cursando la Covid-19 y estén recuperados. Para esto tienen que haber transcurrido 14 días desde la desaparición del cuadro clínico, y haber obtenido dos resultados negativos en tests RT- PCR (reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa).

Pero, además, quienes donen plasma convaleciente para estos ensayos tienen que poseer determinadas características y cumplir con ciertos requisitos. En este sentido, el plasma es analizado para comprobar si posee anticuerpos específicos contra el coronavirus SARS-CoV-2, y en cantidad suficiente como para hacer efecto. Los especialistas también tienen que hacer una prueba de neutralización, para corroborar que esos anticuerpos permiten bloquear el virus. Además, los especialistas descartan que el donante haya sufrido ciertas enfermades, tal y como se hace en el caso de las transfusiones de sangre.

En la Argentina

Ya a principios del mes de mayo el Ministerio de Salud de la Nación anunciaba la puesta en marcha del Plan estratégico para regular el uso de plasma de pacientes recuperados de Covid-19 con fines terapéuticos. El Ensayo Clínico Nacional está coordinado por la Dirección Nacional de Sangre y Hemoderivados del Ministerio de Salud de la Nación, en la que participan instituciones públicas y privadas. Intervinieron en el proyecto el Hospital Garrahan, la Asociación Argentina de Hemoterapia e Inmunohematología, las Asociaciones Argentinas de Infectología y Terapia Intensiva, el Malbrán y el Instituto Maiztegui. En las últimas semanas, se sumaron instituciones de la provincia de Santa Fe.

Hasta ahora, el ensayo que tiene mayor cantidad de casos, en 37 hospitales tanto públicos como privados, es el que se lleva adelante en la provincia de Buenos Aires. El Ministerio de Salud del distrito desarrolló un Protocolo para la obtención de plasma convaleciente para el tratamiento de pacientes con COVID-19 que habiten en el territorio bonaerense.

El Protocolo se emitió el 7 de mayo pasado, fue aprobado cuatro días más tarde por el Comité de Ética Central del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires y se puso inmediatamente en funcionamiento. El protocolo cuenta con la asistencia logística del CUCAIBA (Centro Único Coordinador de Ablación e Implante de la Provincia de Buenos Aires) para coordinar las acciones de traslado de donantes desde y hacia el Instituto de Hemoterapia. Hay un Registro de donantes de plasma convaleciente de Covid-19 y los lugares de donación habilitados son el Instituto de Hemoterapia de la Provincia de Buenos Aires, los hospitales “El Cruce” de Florencio Varela, “Vicente López y Planes” de General Rodríguez, “Penna” de Bahía Blanca y el Centro Regional de Hemoterapia de Mar del Plata. 

De acuerdo con la experiencia internacional, el uso del plasma convaleciente para enfermos de Covid-19 está indicado para uso temprano en pacientes que presentan complicaciones graves o formas moderadas o comorbilidad (es decir, cuando el médico considere tiene un alto riesgo de progresión a enfermedad grave o potencialmente mortal). “Frente a un paciente con las características clínicas descriptas, el hospital o la clínica privada se pone en contacto con el Instituto de Hemoterapia, y si el paciente es apto para transfusión y existe stock disponible, se autoriza la distribución y transfusión del plasma”, establece el protocolo oficial de la provincia bonaerense. 

La aceptación de la indicación transfusional y el envío del plasma convaleciente dependen fundamentalmente del stock disponible, no sólo por cantidad sino por compatibilidad de ese plasma con el organismo del paciente que lo recibiría (respecto del Grupo Rh y Factor sanguíneo del receptor). Hay personas que no pueden recibir el tratamiento de plasma convaleciente, es decir que no se trata de un tratamiento universal. Cada caso es evaluado por los médicos especialistas.

Al 17 de junio, el informe de la situación referida a la evolución del protocolo en la provincia indica que: “Si bien lleva poco más de un mes de funcionamiento y el número de receptores apenas supera el centenar, del total de pacientes que recibieron plasma convaleciente de Covid-19, el 85% de ellos evolucionó favorablemente, aún cuando al momento de la transfusión su pronóstico era muy desalentador”. 

Además de pequeñas evaluaciones en instituciones de salud privadas, un estudio comenzó recientemente, bajo la batuta del infectólogo pediátrico Fernando Polack. La investigación involucra a diversas clínicas y sanatorios: Swiss Medical, Sanatorio Anchorena, Cemic, Hospital Militar Central, Osecac, cuatro hospitales de la Provincia de Buenos Aires (Bocalandro, San Juan de Dios, Simplemente Evita y Evita es Pueblo, más 40 que actúan como red de derivación). El PAMI también colabora en la iniciativa. 

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Andrea Gentil

Andrea Gentil

Editora de Ciencia, Medicina y Tecnología. Coordinadora carrera de Comunicación Digital, UNaB.

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