A la desnutrición, la tuberculosis, y los distintos tipos de cáncer que conforman el contexto de una población de riesgo constante como los pueblos originarios del norte de Salta también hay que sumar el coronavirus, que ya lleva cobradas docenas de vidas.
Misión Chaqueña es una localidad del norte de Salta, ubicada a 400 kilómetros de la capital provincial y a 45 de Embarcación. Se trata de un pueblo de 4 mil habitantes y todos Wichís. A 5 Kilómetros de allí está Misión Carboncito, la que tiene en la actualidad unos 2 mil habitantes, una salita y dos enfermeros. Para asistir a ambos pueblos hay un solo médico generalista, un hombre de 70 años: Rodolfo Franco.
Esta zona tiene un fallecido por Covid y un maestro internado en el Hospital de Embarcación. Las familias que estuvieron con a estas dos personas viajan y circulan libremente. Franco, el médico del lugar, reconoce que los que se acercan a consultar son muy pocos y que la mayoría elige la medicina ancestral. “Por cultura pero también por malas experiencias”, reflexiona el único profesional de la salud del pueblo. Y agrega: “Acá puede pasar un desastre con el Covid-19, pero no sé si no lo entienden o están esperando que pase”.
“El sistema de Salud de Salta es ‘el abandono’: es un sistema de derivación, todo hay que derivarlo a montones de kilómetros”, ironiza Franco, quien vive desde hace 8 años en Misión Chaqueña. Ahora trabaja mediodía en la única sala de primeros auxilios de la localidad, donde asiste a partos de urgencia y a los que sufren las secuelas que deja en los cuerpos la falta de alimentación. Lo acompañan una enfermera por la mañana y otro enfermero que cubre el turno de la tarde. “Son como dos médicos mas”, explica.
Franco cuenta que los niños y niñas sufren de desnutrición. La diarrea, otro problema crónico, fue en parte combatida gracias a una planta de agua potabilizadora que instaló el ejército. “En el verano pasado hubo 19 muertes”, asegura el médico. Muertes que produjeron una frase muy cuestionada de la ex ministra de Salud del actual gobierno de Salta, Josefina Medrano, cuando consideró que “no es de hoy que los chicos mueren en esta época del año”.
La población adulta sufre de tuberculosis, anemia y algunos tipos de cáncer a los que el abandono sanitario les potencia la mortalidad. “El hospital más cercano está en Encarnación. Los mando a internar, los ven en la Guardia y al otro día los mandan a la casa. Así es como se muere gente de enfermedades con las que no se tendrían que morir. Un caso que siempre tengo presente es el de una mujer de 35 años que la mande tres veces al hospital, porque para mí tenía algo grave, y la mandaron de vuelta las tres veces, hasta que murió”.
Franco se queja sobre la baja inversión en salud que habría hecho el anterior gobierno de Salta y en que no se repusieron las bajas de profesionales médicos que se jubilaron o ya no trabajan por diferentes motivos. “Estamos trabajando con menos personal que hace 4 o 5 años atrás y con más población”, insiste.
El hecho de potabilizar el agua, algo que se realizó el verano pasado, hizo que los chicos con cuadros de diarrea puedan mejorar con tratamiento. Antes tenían que ser hospitalizados o se morían.
“Las intenciones de asistir y ayudar desde las autoridades provinciales, parecen más declarativas que prácticas. Hubo ministros de Salud que le echaron la culpa del hambre a los mismos pueblos originarios. Los Wichís no tienen para comer porque les quitaron las tierras. Lugares dónde pescaban, cazaban y comían, los desmontaron y plantaron soja”, se queja el médico.
Más al norte
Al noreste de la región del Bermejo, límite con Bolivia, viven 130 comunidades originarias. La localidad se llama Santa Victoria Este y congrega a 15 mil personas: Wichí, Chorotes, Qoms, y Chulupíes.
Abel Lutsej es cacique de la comunidad Santa Victoria 2, integrada por 35 familias. "Tenemos más de treinta fallecidos. Algunos se quedaron en sus casas, otros fueron al hospital de Tartagal y volvieron en cajón", cuenta el cacique Wichí que, además, explica que, ante los síntomas, la gente “intenta enfrentar al virus” con remedios ancestrales, porque “temen ir al hospital y volver peor”.
Lutsej es uno de los firmantes de un documento confeccionado por los representantes de las comunidades, el que le fue enviado al gobernador Gustavo Sáenz, al senador Lapad Massur y a los diputados Jesús Ramón Villa y José Federico Rodríguez . En el mismo, entre otras cosas, piden no instalar hospitales de campaña, porque lo consideran insuficientes.
El documento consta de 16 puntos con pedidos específicos sobre necesidades cruciales para los distintos pueblos. En uno de ellos Piden que los fondos transferidos por Nación para la lucha contra el coronavirus les lleguen a ellos también. "Nación transfirió a Salta 981 millones de pesos. A eso hay que sumarle los 170 millones que enviaron Desarrollo Social y Salud, les pedimos por única vez que los fondos lleguen a destino, basta de robarnos la ayuda que nos designan", exigen.
"La situación actual es muy grave, es un verdadero desastre humanitario que podía ser evitado, y que hace visible una ausencia de décadas de nuestros derechos, por desatención del Estado e insensibilidad de la sociedad en general", reclama también el comunicado de Autodeterminación de las Comunidades ancestrales del Departamento Rivadavia.
El problema del Chaco Salteño
Norma Naharro es antropóloga y forma parte de la Red Solidaria ante la emergencia del Covid-19 en el Chaco Salteño. La mujer explica: "A los que conocemos la zona nos cuesta mucho centrarnos en el Covid, porque los problemas que padece la población son mucho más profundos que el coronavirus. Las zonas donde el virus impacta mucho y tiene que ver con situaciones previas".
Según la antropóloga, los pueblos originarios tiene una gran fortaleza, pero enfrentan años de padecer la falta de agua,el desmonte y las fumigaciones. "A la situación sanitaria grave por falta de servicio se suma que esta zona, la Región operativa VIII (Santa Victoria Este), limita con Bolivia y Paraguay y allí no hay pasos fronterizos oficiales, pero la gente circula por el río Pilcomayo, de un lado y del otro. Y eso generó bastantes contagios".
"Hay un tema fundamental. Se siguen tomando decisiones políticas sin tener en cuenta la consulta previa, algo tan simple como que los funcionarios estén dos días en las comunidades y dialoguen", dice la profesional. E insiste en que la gente está asustada y enojada: "Llegan mensajes terroríficos, amenazas y represión. No se le explica que está pasando".
Naharro denuncia en que en la provincia no hay campañas de prevención. "En Salta se gastó una fortuna por día en publicidad. Lo único que hacen es repetir los mensajes que se construyeron en Buenos Aires, pensados en una prevención urbana y lo único que dicen es ‘quedate en casa’, ‘cuidate’, ‘cuidame’". Y ella sostiene que eso no tiene sentido en las comunidades en las que la vida transcurre al aire libre.
Algunas comunidades pensaron estrategias comunitarias para disminuir la incidencia de propagación. "Eso es mucho mas inteligente y sin embargo, tuvieron problemas con la policía porque pretenden aplicar un código reglamentario que no tienen nada que ver con la situación de la zona. Entonces viejas disputas se recrudecen y ahora el policía esta avalado para golpear a la población con el pretexto de que no se quedo en casa", insiste. "La gente necesita que se le escuche, se le respete y se le consulte". concluye la antropóloga
Al cierre de esta edición, las consultas enviadas por NOTICIAS a la subsecretaría de Medicina Social de Salta no había sido respondidas.
*Integrante del Equipo de Investigación de Perfil Educación.
por Adriana Vanoli*
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