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CIENCIA | 06-08-2020 13:07

ANMAT advierte que consumir dióxido de cloro como hizo Viviana Canosa es riesgoso

La conductora y su campaña por la sustancia como prevención del coronavirus no tienen ninguna base científica. Ingerir ese producto puede ser muy tóxico y riesgoso para la salud.

Viviana Canosa recurriendo a puestas en escena aparatosas. Viviana Canosa buscando el rating. Viviana Canosa saltando un límite moral y legal: el del cuidado de la salud pública. Eso es lo que hizo la conductora del programa de televisión Nada personal que se emite por Canal 9, cuando muy suelta de cuerpo bebió al aire (según sus declaraciones) unos tragos de hipoclorito de sodio. En teoría (su teoría y la de los abundantes fakes que transitan por las redes sociales desde el comienzo de la pandemia), es que esa solución la ayuda a prevenir que se contagie la Covid-19.

Pero nada de eso es verdad. No solo no está comprobado que esa solución ayude en algo al frentar el contagio o a tratar la enfermedad, sino que hasta puede ser peligroso. “La Organización Panamericana de la Salud (OPS) no recomienda utilizar productos a base de dióxido de cloro o clorito de sodio por vía oral o parenteral en pacientes con sospecha o diagnóstico de Covid-19, ni en ningún otro caso, porque no hay evidencia sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos”, advierte el organismo de salud en el documento publicado el 16 de julio, ante el aumento de infodemia en torno de sustancias mágicas anticovid.

Tomás Orduna, médico infectólogo. Jefe del Servicio de Patologías Regionales y Medicina Tropical (CEMPRA-MT). del Hospital de Infecciosas Francisco J. Muñiz, es muy claro al respecto: “Adhiero a la documentación de la OPS”. Y enfatiza: “Seguiremos desde el punto de vista médico científico oponiéndonos a que se difundan teorías sobre productos que no previenen la enfermedad, y que además pueden provocar serio daño a quien los consume”.

El dióxido de cloro es un gas de color amarillo o amarillo-rojizo utilizado como blanqueador en la fabricación de papel, en plantas públicas de tratamiento de agua y para descontaminar construcciones. “Al reaccionar en agua, el dióxido de cloro genera iones clorito -explican desde la OPS-. Ambas especies químicas son altamente reactivas, por lo cual cuentan con capacidad de eliminar bacterias y otros microorganismos en medios acuosos”.

Algunos productos que contienen dióxido de cloro o derivados se promocionan como “terapéuticos” para la cura de diversas enfermedades, sin que haya ninguna evidencia científica sobre su eficacia. La enfermedad provocada por el coronavirus pandémico SARS-CoV-2 no es una excepción.

Sobre lo que sí hay evidencia, bibliografía y lamentablemente casos, es sobre sus efectos nocivos sobre la salud. “El dióxido de cloro y el clorito sódico reaccionan rápidamente en los tejidos humanos y, si se ingieren pueden causar irritación de la boca, el esófago y el estómago, con un cuadro digestivo irritativo severo, con la presencia de náuseas, vómitos y diarreas, además de graves trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales. La disminución de la presión arterial puede dar lugar a síntomas graves como complicaciones respiratorias debido a la modificación de la capacidad de la sangre para transportar oxígeno”, advierten desde la OMS. 

Y hay más: “La inhalación a través de nebulizadores puede generar edema pulmonar, broncoespasmos, neumonitis química y edema de glotis e incluso producir la muerte si se las exposiciones están por encima del valor límite de exposición profesional. La exposición prolongada puede dar lugar a bronquitis crónica y erosiones dentales".

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos recibió informes sobre eventos adversos graves en personas que consumieron dióxido de cloro: insuficiencia respiratoria, alteraciones en la actividad eléctrica del corazón, hipotensión, insuficiencia hepática, anemia, vómitos y diarrea grave.

La Red de Centros de Información y Asesoría Toxicológica de Centroamérica (REDCIATOX), en conjunto con otras redes de centros de intoxicación de America Latina, emitieron ya el 20 de abril una alerta sobre riesgos para la salud del consumo de dióxido de cloro o clorito de sodio para prevenir o tratar la Covid-19. 

Y pocos días después, el 29 de abril, la Red Argentina de Centros de Información de Medicamentos (RACIM) publicó una alerta sobre la toxicidad de los productos a base de clorito de sodio o dióxido de
cloro.

Y la Administración Nacional de Medicamentos y Tecnología Médica (ANMAT) emitió el martes 4 de agosto un comunicado (cuando la misma Canosa escribió en un tuit que ella consume hipoclorito de sodio) en el que señala: "Debido a la circulación de información en redes sociales y medios digitales relacionados a la utilización de dióxido de cloro para el tratamiento de COVID-19 u otras enfermedades, se recuerda que el producto mencionado no cuenta con estudios que demuestren su eficacia y no posee autorización alguna por parte de este organismo para su comercialización y uso".

Aclara, para que no queden dudas de ningún tipo: "Por ello, se advierte a la comunidad no consumir productos que contengan dióxido de cloro o sustancias relacionadas (clorito de sodio, hipoclorito de sodio, lavandina) ya que no hay evidencia científica sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos".

No hay evidencia ni aquí ni en el mundo de que el hipoclorito de sodio tenga efectos positivos, pero sí muchos que detallan los graves riesgos de ingerirlo. ¿Es consciente Viviana Canosa de lo que puede causar con sus constantes provocaciones al aire, solo para ganar algún punto de ráting y ser tendencia en las redes sociales? 

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Andrea Gentil

Andrea Gentil

Editora de Ciencia, Medicina y Tecnología. Coordinadora carrera de Comunicación Digital, UNaB.

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