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COSTUMBRES | 11-05-2020 11:54

Home office: de práctica cool a invasión total

La cuarentena exilió a la gente de las oficinas y el teletrabajo hoy convive con la vida personal. Reglas urgentes y la lección post pandemia.

De un día para el otro, miles de personas debieron transformar sus casas en oficinas y lidiar con la dinámica familiar o con su propia humanidad desorganizada. Si bien se agradece el poder seguir generando ingresos, el teletrabajo -en estas circunstancias- se volvió invasivo e incontrolable. Por qué, si alguna vez fue una tendencia cool, hoy es una ocupación sin reglas ni límites claros.

Poner el cuerpo (y la casa). Karina trabaja en una empresa de Mercado de Capitales. Se reintegró de sus vacaciones justo el primer día de cuarentena, así que pasó del descanso a armarse un rincón en su casa para sentarse a trabajar. “El tema más difícil es el de la conectividad, hay días complicados y largos porque la conexión a internet es mala”, cuenta. Ella, además, es docente en una diplomatura de UCES presencial que arrancó en marzo a distancia. En la práctica, el horario de cursada viene alargándose unos 45 minutos. “Cuesta poner límites, porque como todos estamos en casa entonces la gente sigue preguntando. Lo positivo es que estoy en la seguridad de mi hogar, en vez de salir tarde de la facultad”, dice.

En el caso de Ariel, que trabaja en el área de Calidad de una empresa de Logística, el cambio fue abrupto: “Pasamos de no tener home office porque a la empresa le cuesta bastante esa modalidad, a estar todos los días trabajando en casa”. Su experiencia no viene siendo buena: sin horarios fijos y con la fantasía de sus jefes de que en cuarentena la gente no tiene otra cosa que hacer, le resulta difícil que no pretendan productividad a toda hora.

“Se confunde el trabajo remoto con la 'teledisponibilidad' que podría darse, pero solo si se pautara en un marco contractual”, opina la abogada Viviana Laura Díaz, magister en Relaciones Laborales y doctora en Derecho del Trabajo.

Una de las consecuencias más evidentes del home office de esta época, es que la línea divisoria entre la vida personal y la laboral se hace cada vez más difusa. Así lo siente Luis, administrativo en una empresa de Salud. “En esta situación es un beneficio no tener que salir para seguir trabajando. Pero trabajás más y tenés un nivel de demanda mayor porque todo el tiempo hay reuniones y llamadas. En el medio, está la dinámica familiar también alterada”, explica. Además, él sufre un detrimento económico: no le están pagando los viáticos de almuerzo ($ 250 diarios/$ 5000 mensuales).

¿Qué derechos tiene quien trabajaba en un esquema clásico y debe adaptarse a esta modalidad por causas de fuerza mayor? “El problema principal es no contar con una ley de teletrabajo en relación de dependencia o disposiciones que sirvan de marco. En principio, si el trabajo continúa normalmente, el empleador no puede modificar condiciones esenciales como el salario y el tiempo”, explica Julio Armando Grisolia, Juez Nacional del Trabajo y director de la Maestría y Doctorado en Derecho del Trabajo de UNTREF. Pero la urgencia del confinamiento obligatorio, el continuar la producción y la amenaza de la pérdida de cientos de puestos se impuso a nuevos pactos.

La competencia desigual entre la esfera laboral y la personal y familiar también se le juega a Valentina, quien trabaja en Sistemas Financieros en el área de Morosidad y Riesgos de un banco. Ella bromea que su experiencia de home office es más “office” que “home”. “El BCRA saca un montón de normativas que afectan a todo el sistema financiero y termino trabajando entre 10 y 12 horas diarias y algunos fines de semana también. Los gerentes me felicitan, pero a mí me pesa que mi hijo, con toda razón, me reclame que no corto nunca”, lamenta y cuenta que viene levantándose dos horas antes para cubrir las demandas de la oficina sin afectar tanto a su familia.

Tele qué. Para el tecnólogo Santiago Biliski, la cuarentena obligó a hacer en un mes cambios imprescindibles que debieron hacerse a lo largo de la última década. Aun así aclara que la situación actual es artificial porque se monta sobre la disrupción de los otros ámbitos de la vida. En el mismo sentido, Díaz rotula la experiencia del home office en pandemia como una ficción. Ella fue Directora de Trabajo Virtual del Ministerio de Trabajo de la Nación (1999-2016): “Esto se trata de trabajar a distancia, pero no es Teletrabajo. Es la peor versión de esta modalidad: sin entrenamiento, ni certezas jurídicas, ni informáticas ni sociales. Por eso comenzamos a experimentar el 'burn out' digital, resultado de una emergencia que aborda el teletrabajo sin contención”, explica. Algo así como cocinar un nuevo plato pero con una receta vieja a la que, además, le faltan varios ingredientes. Y pensar la innovación en términos tradicionales tiene su riesgo.

Fue el presidente Alberto Fernández quien en entrevista con Jorge Fontevecchia dijo: "Uno tendrá que preguntarse qué salario debería tener el que hace teletrabajo y el que tiene que hacer trabajo presencial; porque el que hace teletrabajo tiene menos gastos de transporte, de comida fuera de casa, y demás. Son todos temas que seguramente van a cambiar pero es parte del desafío que se viene. Seremos el partido de los trabajadores y de los teletrabajores".

Quien trabaja a distancia suele hacerlo por objetivos, no importa si toma un colectivo, va en auto o se queda en su casa. Díaz no está de acuerdo en que tenga que ganar menos porque se hace cargo, por ejemplo, del costo de la energía y conectividad, además de prestar su casa como “oficina”.

Del otro lado del mostrador. Aun las empresas que ya venían experimentando el home office –en general, para un porcentaje de sus empleados y uno o dos días de la semana-, sufrieron el cimbronazo de extenderlo abruptamente al total del plantel y sostenerlo por más de cuarenta días. Red Hat es una de ellas y Mariana Narduzzi, gerente Senior Regional de RRHH, afirma que la pandemia les exigió rever muchas modalidades de trabajo en equipo e impulsar medidas como la creación de un comité de seguimiento que monitorea la motivación de sus empleados y analiza y evalúa medidas de forma semanal, y la puesta a disposición de especialistas para brindar apoyo psicológico o ayudar a organizarse con hijos pequeños.

Federico Crespi, director de Recursos Humanos de MetLife cuenta que hicieron foco en cuidar la salud física, mental y el bienestar personal de su gente. Así, crearon el programa #PrimeroTuVida con actividades varias agrupadas en cinco pilares: cuerpo y mente, trabajo en casa, salud mental, entretenimiento y liderazgo. “También impulsamos una plataforma de e-learning y hemos registrado un incremento del 17% en el uso de esta herramienta”, afirma. Desde Motorola Solutions, otra empresa acostumbrada al trabajo virtual, están evaluando que en algunos temas sus equipos se vuelven más productivos que de manera presencial. “Por otra parte, incentivamos que se respeten los horarios de almuerzo, se realice alguna rutina de actividad física y que no se excedan los horarios habituales de trabajo”, asegura Pablo Orsei, Gerente General.

Las compañías que aún no habían incursionado en el trabajo remoto, vienen haciendo una especie de máster compulsivo. “Al principio todos sentimos que terminábamos trabajando más horas, entonces tuvimos que aprender a regular los tiempos y crear nuevas rutinas tanto laborales como personales”, dice Patricio Carvajal, director general de la Consultora Carvajal PR TEAM. Thais Torres Alvarado, responsable de Marketing de Moove para Latinoamérica, cuenta que el home office no era una práctica habitual para esta multinacional dedicada a la comercialización y distribución de los aceites lubricantes Mobil. “Hemos alentado a la práctica de la empatía para comprender la situación y valorar la individualidad de cada uno de nuestros empleados. Hoy percibimos más productividad”, dice.

¿Esta "prueba piloto" hará que algunas empresas vean los beneficios del teletrabajo (como mínimo, bajar sus propios costos) y opten por implementar total o parcialmente esta modalidad a futuro? Díaz cree que “ningún empleador podrá decirle a su trabajador que ya 'teletrabajó' en su peor versión, que ahora su puesto no es 'teletrabajable'”. Todas las empresas consultadas por NOTICIAS evalúan un escenario que podría ser mixto. “Yo creo que vamos a volver a una 'nueva normalidad'. Muchos sectores que han superado la prueba y han conseguido darle continuidad a sus negocios van a considerar mantener la modalidad a distancia”, afirma Carvajal.

Para Bilinski, debería surgir un nuevo equilibrio donde el teletrabajo tenga un rol mucho más importante y se haga trabajo presencial dos veces a la semana y en grupos parciales y todos telebrajen los otros tres días. Díaz subraya que para lograr una relación sana y equilibrada, hay que establecer las pautas del teletrabajo como modalidad, en un marco jurídico e informático y por sobre todo con entrenamiento y capacitación. Volver o cambiar, otro desafío post pandemia.


 

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Valeria García Testa

Valeria García Testa

Periodista.

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