Hace algunas semanas, un video recorrió el mundo. Sin reconocerla, el influencer Ziv Tamir le preguntó a Antonela Roccuzzo de qué marca era su reloj. La mujer de Lionel Messi se sorprendió, pero mostró su modelo a cámara. Y lo que también mostró fue su muy coqueto look deportivo y su inclusión en un grupo cada vez más nutrido: el de las mujeres que juegan al pádel.
Cómo Antonela, muchas famosas eligen hoy este deporte, entre ellas, Mica Viciconte, Pamela David, Ximena Capristo, Marcela Kloosterboer y hasta Juliana Awada, la más chic dentro y fuera de la cancha.

Hacer comunidad
Una de las señales más visibles del boom es la aparición de comunidades creadas por y para mujeres. Como Seis Cero, que nació entre un grupo de amigas que empezó a jugar por diversión y terminó encontrando una verdadera pasión. Ese primer grupo creció hasta convertirse en un espacio donde debutantes y jugadoras tímidas encuentran un entorno amable y contenido. “Nos encontramos con una comunidad de mujeres que, a través del pádel, están redescubriendo el deporte, el autocuidado y recuperando un espacio de encuentro en su vida social”, cuenta Caru Manzella, fundadora junto a María Marengo y Natalia Lagoa. Por eso mismo, sus principales seguidoras son mujeres que están dando sus primeros pasos en el deporte, que sienten que "no están listas" pero que, con el grupo correcto, pueden animarse a jugar y competir.

Muchas se acercan porque el deporte ofrece avances rápidos y una mejora tangible que entusiasma. "El pádel amateur tiene una magia especial, porque permite empezar en cualquier momento de la vida y ver avances muy rápido. Es un deporte accesible, dinámico y social", ilustran. Seis Cero ofrece canchas abiertas, torneos y giras para animarse a competir y una comunidad siempre disponible para jugar. Ese espíritu encuentra su hito este mes con su gran evento del año, el 6|0 Fest, una jornada con pádel, pileta, música y encuentro entre mujeres, el 29 de noviembre en Benavidez Racket Club.
Allá por 2022, Game Gana también nació de casualidad: después de fanatizarse con este deporte y jugar tanto que ya conocían hasta el último vicio de sus compañeras, tres amigas dieron vida a su propio torneo. "Nos robamos un par de vinos de la vinoteca de un marido e improvisamos unos premios. Y cuando terminamos, nos preguntaban cuándo era el próximo. Fue un fosforito que en dos minutos prendió", relata Josefina Arauz Castex, socia junto a Victoria White y Carolina Miguens.

Hoy son conocidas por organizar torneos donde la competencia es fundamental, pero también la pata social. En sintonía con su propio espíritu "amiguero", les importa generar un ambiente de juego y distensión, donde lo competencia no rivaliza con el ser buenas compañeras. "Siempre prima el 'fair play' y la buena onda, porque nos congrega el deporte, pero lo más importante es pasarlo bien", subraya Arauz Castex. ¿Otro punto a destacar? Los horarios, compatibles con la vida de madres, ofreciendo torneos desde las 9 hasta las 15, para poder llegar a tiempo a buscar a los chicos al colegio.
De formatos y unión
Este crecimiento no solo se ve en la cantidad de canchas o en los grupos de amigas que se multiplican: también aparecen nuevos formatos que revelan cómo cambió la demanda.
Torneo Escalera es uno de los que más impacto tuvo en esa reorganización. Nació dentro de un club porteño cuando Mary Firpo y Mary Gándara intentaban armar un grupo estable de juego y descubrieron que no había una estructura que acompañara la demanda femenina. Propusieron entonces un formato continuo, con ranking vivo y rotación permanente, que resolvía algo que muchas estaban buscando sin saberlo. Firpo lo explica con una fórmula: “Competencia + Crecimiento + Comunidad”.

La diferencia está en lo que pasa dentro de la cancha. En el Torneo Escalera cada set se juega con una compañera distinta, lo que obliga a adaptarse rápido, pero también genera una cercanía inesperada. “El set que juegan juntas pesa mucho más en la conexión personal que los dos sets en los que están enfrentadas. Ya no son ‘dos contra dos’, son cuatro compartiendo una experiencia”, relata Firpo. La estructura mezcla niveles y edades (hay participantes de 18 hasta 70 años) y explica por qué la comunidad pasó de una planilla improvisada a una plataforma con más de 3600 jugadoras. El dato que completa el cuadro es que el 70% de los organizadores son mujeres.
Desde el día a día de los clubes, Benavidez Racket Club confirma la misma tendencia. Aquí reciben sobre todo mujeres de entre 30 y 50 años y ven cómo la demanda crece mes a mes. Para ellos, el secreto del atractivo está en una mezcla de juego y clima social: “El pádel genera mucha comunidad, es una cancha chica y hay mucha cercanía. Las mujeres sienten que hacen deporte y al mismo tiempo se divierten y comparten un buen momento”, ilustra Ezequiel Churba, fundador.
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También destacan el peso del “tercer tiempo” en la experiencia: “Es esencial. Para muchas es su día con amigas, así que lo aprovechan lo máximo posible”, explican. Lo ven repetirse semana tras semana: grupos que empiezan siendo cuatro y en poco tiempo superan las 40 jugadoras, charlas en el vestuario, cafés después del partido y una sociabilidad que sostiene la fidelidad más que cualquier plan de entrenamiento.
Cuestión de estética
Y tratándose de un enfoque femenino, la estética no podía pasar desapercibida. Hoy existe un look reconocible que mezcla funcionalidad, técnica y un toque chic. Débora Chiodi, coordinadora general de Neo Bag, lo ve todos los días en su marca: “Las mujeres buscan todo. Quieren que su bolso sea lindo, cómodo y que las acompañe sin renunciar al estilo”. Esta era una línea de accesorios pensados para la vida cotidiana, pero cuando notaron cómo crecía el deporte entre sus clientas, decidieron llevar ese mismo ADN a la cancha. Así nació la línea de pádel: liviana, resistente y cuidada en los detalles, desde los materiales hasta el diseño de manijas y bolsillos. “Los bolsos son parte del outfit, no un agregado. Dicen algo de quién sos, de tu energía y de tu estilo dentro y fuera de la cancha”, resume.

Pero la estética también es parte de un modo de habitar el deporte. Chiodi lo ve en la dinámica de quienes compran los productos y en cómo las redes sociales amplificaron la pertenencia. “El pádel se volvió un espacio de encuentro entre mujeres, un ritual de bienestar y diversión". Por eso trabajan con embajadoras y proyectos que nacen desde lo genuino, como Seis Cero. “Compartimos la idea de que este deporte es mucho más que un juego: es un espacio donde las mujeres se fortalecen, se inspiran y se acompañan”, sintetiza.

EL LOOK DEL PÁDEL
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Polleras con shorts internos.
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Las medias son ¾ o zoquetes largos.
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Se llevan musculosas o tops deportivos.
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Predominan los neutros, pasteles y algún toque flúo.
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Las zapatillas tienen una estética urbana.


















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