Entre todas las cuestiones por las que será recordado el 2020, puede incluirse la consagración de la compra online. En este año de encierro, hasta los más reticentes se animaron a bucear la web y aplicar su tarjeta en línea. En ese camino, hubo un rubro que creció exponencialmente: los clubes de suscripción. De las más variadas categorías, sus cajas mágicas mensuales se convirtieron en una de las sorpresas más apreciadas de la cuarentena.
Maridaje perfecto
Queso y vino. Hay pocos maridajes más perfectos, y por eso no sorprende que sean protagonistas de los clubes más exitosos.
Autodenominado “el primer club de membresía de quesos gourmet de Argentina”, El Club de los Quesos propone recibir 36 variedades artesanales al año, en cajas mensuales con tres variantes elaboradas exclusivamente. Entre otras maravillas, los asociados pueden disfrutar de formaggio a la miel, gouda con pimienta rosa, pyramide, pesto rosso o queso jengibroso. Todo, por $ 1500 al mes y con envíos sin cargo en CABA y algunas zonas de GBA. Y como el probar nuevos productos seguramente incite a explorar también recetas y combinaciones, suelen organizar degustaciones que por estos tiempos se realizan vía Instagram.
Los vinos, en tanto, llevan varios años llegando a casa en formato de suscripción. Dado el enorme caudal de bodegas y emprendimientos argentinos, tener la posibilidad de ir conociendo distintas etiquetas curadas por sommeliers es un punto que seduce a muchos. Un emprendimiento joven y con gran recepción en este sentido fue Delirio, nacido en abril de 2019 con la idea de “crear una comunidad para dar a conocer algunos de los mejores vinos argentinos”. Bajo ese concepto, eligen cada mes cuatro etiquetas de alta gama, que complementan con la revista Delirio Mag, degustaciones, comidas temáticas y viajes a las principales regiones vitivinícolas (en el último tiempo, las experiencias han sido solo virtuales, pero están a la espera de retomar lo presencial). El costo de suscripción son $ 5000 mensuales, y el crecimiento desde la cuarentena ha sido promisorio. “Creemos que es porque el vino forma parte de nuestra cultura. Gracias a estar más tiempo en casa, sin necesidad de moverse en auto y con la imposibilidad de salir a comer, muchos optaron por pasarla mejor puertas adentro, y ahí el vino puede hacer la diferencia”, apunta Fabricio Portelli, gran conocedor de este mundo y líder del proyecto.
Otro emprendimiento con buenos resultados es La Proveeduría, que nació de las ganas de Emiliano Gemignani de ser parte de un club con una buena selección de vinos y atención boutique, y así abrió junto a un socio una vinoteca en Palermo. “Hasta que un día me invitaron a un asado con amigos y como llevé vinos me empezaron a preguntar, y uno me pidió una caja surtida. Volví a casa con la idea del club en la cabeza”, relata. Desde entonces, llevan tres años entregando cajas mensuales con seis etiquetas diferentes, hoy con un costo de $ 2400 al mes, que asimismo incluye catas semanales. El estrellato del vino en la cuarentena también quedó evidenciado en sus suscriptores: pasaron de 180 a 500. “El paradigma de compra del usuario cambió y a nosotros nos benefició. Fue un crecimiento muy abrupto, pero por suerte estábamos preparados”, se alegra Gemignani.
Y si de bebidas se trata, el café tampoco falta. El crecimiento del café de especialidad en el mercado pronto generó una demanda para disfrutarlo en casa, y así lo notaron desde Manifiesto Café. “Trabajamos mucho en ofrecer una experiencia completa que incluya a todos los que participan: productores, tostadores y baristas. En cada suscripción los miembros reciben fichas técnicas con toda la información de cada café, junto a una reseña de barista con sus notas de cata y recetas”, detalla Tomás Espeche, cofundador. Además, los suscriptores tienen descuento en la tienda online. El costo mensual ronda los $ 1700 e incluye dos bolsas de 250 g y envío, pudiendo elegir el tipo de molienda según la cafetera que se tenga.
Más placeres
Pero no todo es comer en este mundo de suscripciones. Otros placeres incluyen la lectura, la jardinería y las flores frescas.
En el primer caso se destaca Tribu de Lectura, un emprendimiento que propone asociar a los niños para recibir libros, actividades relacionadas y alguna sorpresa extra, todo pensado para su edad específica, en un ritual mensual. “Nos embarcamos en esta aventura porque sentimos que vivimos en un mundo muy saturado de estímulos, y creemos que es necesario recuperar el espacio para la lectura por placer. Confiamos en que nuestro formato sea estimulante para que los chicos se interesen”, apuntan Carla y Dolores, socias. El modelo de una caja llena de sorpresas que arriba directo a la puerta parece un buen detonante para trasladar ese entusiasmo a la lectura posterior. “Otro factor importante es la sensación de pertenencia a un club”, detalla Carla. Los planes de suscripción van desde los $ 1250 a los $ 1650 por mes, aunque también ofrecen opciones de compra única.
En cuanto a las flores frescas, pueden llegar quincenal o mensualmente gracias a Florería Conde, un proyecto que nació en plena pandemia, cuando sus creadores debieron reinventarse dada la suspensión de sus trabajos en eventos y festivales. El timing resultó ideal: sin poder verse, fueron muchos los que necesitaron enviar flores a sus seres queridos, y otros tantos los que quisieron traer un poco de naturaleza a casa en tiempos de encierro. La propuesta incluye un ramo que puede ser siempre del mismo estilo o distinto cada vez. Todo llega en el mismo día y horario, de forma de establecer un hábito y no perderse ni una entrega, y cuesta desde $ 1900 por dos ramos medianos a $ 3500 por cuatro ramos grandes.
Finalmente, la naturaleza termina de desplegarse en la propuesta de Herbario, un emprendimiento botánico que en 2017 lanzó la suscripción “Plantbag”. “Es una bolsa de especies hermosas que seleccionamos en cada una de nuestras rutas botánicas. Tiene un espíritu coleccionista que muchos disfrutan”, describe Flor Carella, creadora de la marca. Su crecimiento también fue exponencial en cuarentena, y lo atribuye al tiempo que pasamos en casa y a querer sentirnos bien con el espacio en que habitamos, valores que las plantas aportan. Con ese empuje, proyecta comenzar a diferenciar las plantbags por tipos de especies, haciendo hincapié en las plantas nativas del país. “Es vital que se difunda su importancia, ya que son las especies originarias de cada ecorregión y brindan un gran aporte a la biodiversidad”, apunta.
En un click, los más distintos placeres pueden llegar cada mes a la puerta de casa. Solo es cuestión de suscribirse.
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