Dos obras muy simbólicas para la cultura argentina fueron parte, hace 10 años, de la inauguración del Museo MAR, en Mar del Plata. La primera fue el “Lobo marino de alfajores”, una escultura de Marta Minujín situada en la explanada de la institución, que no solo fue la primera que ingresó a su patrimonio, sino también la que se constituyó para siempre en su imagen icónica. La segunda fue una escultura gigante de Moria Casán, realizada por Edgardo Giménez, que integró la primera muestra del Museo dedicada al arte pop.
Las dos obras dialogaban, innegablemente, con la tradición de una de las ciudades más importantes de la Argentina. Con el tiempo, el Museo se transformaría también en un símbolo cultural de Mar del Plata, estación obligada para visitantes y residentes.
Este año, en su décimo aniversario, la institución planea un programación especial, que brindará atracciones para públicos muy diversos. En principio, dos exhibiciones exponen lo mejor del arte argentino: “EXTRA/ordinario”, una muestra en el contexto de BIENALSUR, la gran bienal de arte internacional (el Museo Mar es el kilómetro cero de la última edición); y “Visión quebrada”, una retrospectiva de Luis Felipe Noé, en homenaje a sus 90 años. Pero además, ofrecerá gran cantidad de actividades educativas y recreativas. “Muestras colectivas y artistas reconocidos junto a artistas emergentes; performances, ciclos de música, artes sonoras y digitales, ciclos de cine y programas educativos; acciones que invitarán a la reflexión, el intercambio y el debate en torno al arte contemporáneo”, explica a NOTICIAS el director, Ezequiel Pérez Sáenz.
Historia y presente
El Museo fue inagurado el 27 de diciembre de 2013, bajo la gestión de Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires. El Estudio Monoblock fue elegido por concurso para realizar el proyecto de lo que sería el museo más moderno de la Argentina y el primero construido específicamente para tal fin. En el diseño de sus 7000 m2 se destaca el aprovechamiento de la luz exterior y la versatilidad de sus espacios, capaces de contener toda clase de exhibiciones.
El “lobo” de Minujin es la imagen más característica del edificio. Tiene 10 metros de altura, está realizado en hierro y metal y se inauguró junto con el museo, recubierto por 50.000 envoltorios de alfajores Havanna (otro símbolo de la ciudad). Un año después, una multitud de alrededor de 10.000 personas retiró esos envoltorios junto a la artista, en una verdadera fiesta popular encabezada por el gobernador. El lobo mostró su verdadera piel y la gente pudo canjear las cubiertas metalizadas por cajas de alfajores reales y tangibles.
“Más de 450 artistas que fueron parte del museo en estos 10 años -explica Pérez Sáenz-. Marta Minujín, Edgardo Giménez, Luciana Lamothe, Nicola Costantino, Mondongo, hasta llegar este año a ser el Km 0 de BIENALSUR y tener el honor de recibir a Luis Felipe Noé. Incluso el desafío de transitar la pandemia, es un momento para destacar”.
¿Qué significó para Mar del Plata la creación del museo? “Tuvo un enorme impacto positivo en materia urbanística y de planeamiento territorial, poniendo en valor espacios públicos y privados y modificando el entramado cultural de la ciudad -explica Pérez Sáenz-. Si hoy vemos una postal de hace 10 años, de esta zona de la ciudad, y la comparamos con una de hoy, no hay dudas de que el crecimiento fue exponencial”.
El museo no tiene muestras permanentes. Las exhibiciones cambian en el año y quienes lo visitan en verano encuentran siempre una oferta diferente. El rol educativo de la institución es también muy importante porque interactúa con escuelas de la región brindando visitas informativas, al mismo tiempo que propone contenidos de enseñanza en talleres y encuentros.
“El museo es un espacio en el que conviven una multiplicidad de expresiones artísticas de calidad, y en el que damos visibilidad y protagonismo a la producción de artistas bonaerenses y del país”, señala Pérez Sáenz.
Las muestras
Quienes visiten el Museo MAR este verano, interesados en su ofertas de arte contemporáneo, encontrarán dos importantes exhibiciones.
Como mencionamos antes, la institución se constituyó en Kilómetro Cero de BIENALSUR, un evento cultural internacional que realiza muestras en diferentes lugares de la Argentina y el mundo. Dentro del contexto de la Bienal, la muestra “EXTRA/ordinario” exhibe trabajos de Delia Cancela, Gaspar Libedinsky, Marie Orensánz, Liliana Porter, Mariana Tellería, Pedro Tyler y muchos otros, que “apelan a deshabituar nuestra mirada sobre las cosas de todos los días, para develar así su potencial subversivo; con obras que resignifican el horizonte de lo doméstico”, según expresan sus curadores, Florencia Battiti y Fernando Farina.
Por otra parte, “Visión Quebrada” es una muestra excepcional porque reúne todas las instalaciones de Luis Felipe Noé, desde los '60 hasta hoy, en homenaje a sus 90 años. Fue realizada a partir del trabajo mancomunado de la Fundación Luis Felipe Noé y el Museo MAR, con curaduría de Cecilia Ivanchevich. En ella se exhiben piezas que jamás se vieron en la Argentina junto con otras realizadas especialmente para la exhibición. “Noé nos interpela sobre la función del artista en nuestro país. Su pintura se expande, atraviesa disciplinas y arma un entretejido de materialidades, resonancias históricas y articulaciones conceptuales”, explica el texto curatorial.
Un museo es un organismo vivo que crea un público y un relato en relación con el contexto social y político en que se inserta. Puede cambiar la expresión de una ciudad y constituirse en un faro cultural necesario y novedoso. Como expresa el director del Museo MAR, en relación a esta institución casi flamante, con mucho futuro por crear, “consideramos fundamental que nuestra comunidad y nuestros creadores y artistas sepan que estamos para crecer juntos y habitar dentro y fuera de los muros del museo”.
Galería de imágenes
Comentarios