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CULTURA | 27-12-2023 08:36

León Tolstói, "Guerra y paz" y el espejo de la revolución

Según Lenin, la gran novela sobre la invasión de Napoleón es el mejor retrato de la Rusia prerrevolucionaria. Un hito fundamental en la evolución de la novela contemporánea.

En 1864, Tolstói, de treinta y seis años, felizmente casado y, como todo ruso, amante de los caballos y de las partidas de caza, en una de ellas se quiebra un brazo y debe resignarse a la inmovilidad. Es así como empieza a escribir lo que se proponía: una gran novela histórica, “Guerra y paz”. El tema era la invasión de Napoleón a Rusia en 1812 y la defensa del ejército ruso en la que se llamó la “guerra patria”. La novela es una ficción histórica: está ambientada sesenta años antes de la época de Tolstói, pero él alcanzó a hablar con personas que vivieron la guerra y se documentó minuciosamente sobre los aspectos militares y sobre el genio estratégico de Napoleón, además de consultar archivos, libros de historia, textos de filosofía, novelas, diarios, biografías de Napoleón, etcétera. El origen de la novela databa de mucho tiempo atrás y el tema había sido otro. Le interesaba la revuelta de los decembristas, y ése iba a ser el título: “Los decembristas”. En 1860 Tolstói tenía un esquema basado en el regreso de Siberia, luego de su condena de treinta años, de uno de los mártires de la revolución decembrista de 1825, el príncipe Volkonski, su tío. Cuando volvió, Volkonski fue celebrado como un héroe por los estudiantes, que lo idolatraban como símbolo viviente contra la opresión. Su figura eslabonaba en los nuevos tiempos las ideas de los decembristas con la ola populista de liberación (...).

A medida que avanzaba la investigación la idea se profundizó y lo llevó a 1812 y a Napoleón: en esa guerra estaban las raíces de la insurrección de los oficiales y de los deseos de cambio (...). Ya con esa idea, en 1863 emprendió la composición de la monumental novela que tuvo el título de “Guerra y paz” y que le llevaría cinco años de trabajo. Algunos críticos e historiadores rusos opinan que más que novela debería llamase “epopeya nacional”, ya que es el pueblo ruso el verdadero héroe, colocado en el centro de la acción en un momento de tensión decisivo. Pero también aparecen aspectos de “crónica familiar”, ya que, como dije, uno de los personajes principales, el príncipe Andréi Volkonski, en la ficción representa a su tío, años antes de su condena. La novela se publicó primero por capítulos y en 1869 apareció como libro. La crítica coincide en el carácter nacional de la obra que avanza cronológicamente desde 1805 y sigue el orden desde la batalla de Austerlitz, en 1806, la de los Tres Emperadores; luego pasa a la descripción de la vida en Moscú y en San Petersburgo; más tarde, la batalla de Borodino, de 1812, el abandono de Moscú y su incendio por sus habitantes, la ocupación de Moscú por Napoleón y luego su retirada, la guerra de guerrillas a la que lo sometió el ejército ruso y el invierno que abatió por completo al ejército francés. El epílogo está dividido en dos partes: primero, el destino posterior de los personajes principales, y segundo: las ideas de Tolstói sobre la historia.

Clases de literatura rusa

¿Qué nos relata la compleja y monumental “Guerra y paz”? Sobre el fondo de los grandes acontecimientos históricos que conmovieron a Europa y a Rusia, indaga, describe y hace vivir la aparente historia menor del destino de varias familias: los Rostov, a la que pertenece Natasha; los Bezukov, que es la de Pierre, alter ego de Tolstói; los Volkonski, la del príncipe Andréi y los Kuraguin. En la paz, describe las relaciones amorosas, de interés, de ambición, de traiciones y decepciones de miembros de la sociedad aristocrática de Moscú y San Petersburgo; luego, en la guerra, los horrores, vicisitudes y calamidades que sufren los soldados rasos, el patriotismo de algunos oficiales, las envidias y el orgullo de casta según sea la cercanía de cada uno con el emperador, siempre inaccesible junto a su estado mayor preparando su estrategia.

Con el fondo de la guerra, las vidas, los amores, las alegrías y las amarguras de los personajes se tejen enlazados con los acontecimientos históricos. Pierre Bezukov, identificado por Isaiah Berlin como ejemplo del “hombre superfluo”, está a la deriva de sus pensamientos, de sus dudas y sus inclinaciones; por propia decisión queda al margen de la guerra y busca su lugar en la vida sin encontrarlo. En el relato gigantesco de la batalla de Borodino, entre el general Kutúzov y Napoleón, hay un civil que recorre los aledaños del campo de batalla, las baterías, las tiendas que hacen de hospital, de horripilantes escenas, es Pierre Bezukov, que va de civil, observando la disposición de los ejércitos y sus movimientos. Traslada aquí Tolstói su propia experiencia en Crimea y la escena de Stendhal que ya mencioné.

Tolstói posee un poder de análisis psicológico de los personajes tan agudo como Dostoievski, pero fundamentalmente distinto: los personajes de Tolstói viven en “Guerra y paz” el paso del tiempo. Los años los modifican, los hechos que les suceden les hacen mella, los cambian, no son siempre los mismos. Tolstói muestra la respuesta psicológica del personaje frente a cada situación. Y en cada instancia, como en la vida, no reaccionan igual. Esto está presente en toda su literatura.

El contrapunto entre los dos mundos que abarca “Guerra y paz” es especular en cuanto a la pirámide social: tanto de un lado como del otro los protagonistas son aristócratas. Pero en el frente, en las barracas y en las trincheras se ve una segunda fila de personajes de menor escala social y del pueblo llano. Y aparece en este momento y a lo largo de los capítulos o partes del lado “de la guerra” el tema que fue germen de la novela: el de los decembristas. Nobles como el príncipe Volkonski y Nikolai Rostov son testigos de la entrega y el sacrificio inaudito del soldado raso, campesinos reclutados en las aldeas y en el campo. Este conocimiento directo despierta aquel sentimiento de camaradería que salta los rangos y las riquezas y que sólo puede darse frente a la inminencia de la muerte; hermanados por el hecho de que se está peleando en defensa de la patria. Sentimiento que traerán los oficiales, luego del triunfo sobre Napoleón, y es lo que quiere mostrar Tolstói: el sacrificio del pueblo ruso en esa lucha.

León Tolstói

El despliegue narrativo, podríamos decir cinematográfico, de la reunión de los tres emperadores antes de la batalla de Austerlitz, y luego en la decisiva batalla de Borodino, es asombroso. La novela se completa con un epílogo dividido en dos partes: una relata el destino final de los personajes; la otra es una exposición en la que Tolstói critica la filosofía de la historia que predominaba en ese momento. Es como un atisbo anticipatorio del concepto contemporáneo de “microhistoria”, impulsado por el historiador italiano Carlo Ginzburg; les advierto que estoy simplificando mucho. Es interesante porque nos muestra la inteligencia de un escritor trabajando con lo que hay y cómo lee las ideas de su tiempo, proyectándose más allá, en el futuro.

Es lo que Tolstói ya insinúa en este epílogo. Sucintamente: los poderosos toman decisiones que afectan a miles de personas de acuerdo con un sesgo acotado de los hechos, visto desde su propio y estrecho punto de vista. Dice en su “Diario”: “Hay historiadores que atribuyen los acontecimientos de la historia a los hechos de unos cuantos individuos, o sea el poder de ciertos individuos, sin explicarnos el concepto del ‘poder’”. Debemos buscar, en consecuencia, en la trama mínima, celular, de aquellos hombres y mujeres que hicieron la historia desde abajo, y no en esos grandes nombres en los que la historia ha abundado. Es un concepto muy revolucionario para la disciplina de la historia y fue también muy criticado y señalado como error.

Sylvia Iparraguirre

Sus dos grandes novelas, distintas entre sí, tienen sin embargo un denominador común: la vida y la historia rusas; la descripción y crítica de su clase, la nobleza; el conocimiento profundo de la vida campesina, de los modos de trabajo rural, la necesidad y práctica de la educación. Y la unión y el reconocimiento de esas dos esferas del país que no se tocan, en la gran guerra patria.

Escribe V.I. Lenin en “Tolstói: espejo de la revolución”: “Tolstói se ha hecho conocer como escritor desde la época de la servidumbre. En una serie de obras geniales que compuso en el transcurso de su carrera literaria de más de medio siglo pintó principalmente a la vieja Rusia prerrevolucionaria que había permanecido, aún después de 1861, en un estado de servidumbre; a la Rusia aldeana, a la Rusia del terrateniente y del campesino. Describiendo este período histórico de la vida rusa, Tolstói ha sabido plantear en sus libros tal número de inmensos problemas, ha sabido elevarse a tal potencia artística que sus obras se han situado en el primer rango de la literatura internacional”.

 

Sylvia Iparraguirre es escritora. Su último libro, "Clases de literatura rusa" (Alfaguara) reúne las clases que dio en Malba en 2014 y 2015.

por Sylvia Iparraguirre

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