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CULTURA | 16-12-2023 08:03

Del trueque al cacerolazo, una muestra relata cómo sobrevivimos al 2001

En el Parque de la Memoria, una exhibición rescata la creatividad de la gente y los artistas para enfrentar la crisis.

La catástrofe política del 2001 está presente, como un momento histórico imborrable, en la memoria de todos. El derrumbre de la economía, la sucesión vertiginosa de los presidentes, el corralito, el estado de sitio, la represión y la caída abrupta en la pobreza fueron parte de un proceso que sigue resonando en el recuerdo de los argentinos.

Como respuesta a las decisiones de un poder político en desintegración, la gente encontró canales de expresión de una creatividad inusitada, y eso también forma parte de la memoria colectiva. Desde los cacerolazos hasta las asambleas populares, de las tomas de las fábricas hasta los piquetes, desde los clubes del trueque hasta la emisión de pseudo monedas; la resiliencia actuó más efectivamente que cualquier medida estatal y atravesó a todas las clases sociales.

Pequeño ahorrista argentino

La muestra “El futuro detrás. Imaginación política después del estallido del 2001”, inaugurada -con gran sentido de la oportunidad- esta semana en el Parque de la Memoria, rescata esas innumerables formas de resistencia que gestó la ciudadanía en un recorrido pleno de imágenes entrañables y familiares. El trabajo surge del proyecto “Después del estallido”, una investigación realizada por el grupo “Arte, Cultura y Política en la Argentina reciente” del Instituto Gino Germani y el Museo Histórico Nacional, y estuvo curado por los especialistas Nicolás Cuello, Marilé Di Filippo, Cecilia Iida, Ana Longoni, Ramiro Manduca, Magdalena Pérez Balbi y Alejandro Thornton, entre otros.

Más de 60 artistas y colectivos participan de esta exhibición que destaca los hitos de esa experiencia social, pero también recupera acciones más pequeñas y casi desconocidas que demuestran el deseo social de conectarse en redes de protección y esperanza. Tal como expresan los curadores, “hoy una nueva crisis vuelve a atravesar el país (…) esta exposición busca estremecer el presente apelando a aquel laboratorio de experimentación política, económica, cultural artística y afectiva que habilitó formas alternativas de vida, en medio de aquella coyuntura vertiginosa y vibrante”.

Dólares intervenidos.

Las estaciones

Dividida en cuatro zonas, la primera sala de la exhibición lleva el título “Creatividad social” y describe los principales canales de protesta y comunicación, que surgieron espontáneamente entre la gente y llegaron a transformarse en verdaderos símbolos de la época. Por ejemplo, los cacerolazos, esa forma de denuncia que atravesó a todos los barrios del país, desde los más pudientes hasta los más humildes.

Aquí se encuentra el trabajo de colectivos artísticos como Proyecto Venus, que reunió a 500 artistas y gente común, durante 8 años, en obras y redes solidarias. O el grupo Zucoa No Es, cuyo afiche “Fue”, le da a los visitantes la bienvenida a la exhibición.

Crisis 2001

“En esta zona, como en toda la muestra, van a encontrar documentos de experiencias colectivas, de movimientos o incluso de creatividad social, como por ejemplo, las familias de ahorristas que iban a la puerta del banco a pasar sus vacaciones”, explica la investigadora Ana Longoni.

En esta época surgieron además, los clubes de trueque, que tenían sus propios bonos, del mismo modo que grupos de activismo artístico hicieron circular billetes intervenidos que cuestionaban el orden económico. Un tiempo en que proliferaron las intervenciones en el espacio público, acciones y colaboraciones, que interrogaban el sentido mismo del concepto de obra. Un ejemplo de esto es el del grupo PTV (Partido Transportista de Votantes) que llevaba a la gente a votar sin proponer ningún candidato, como una forma de reflexionar sobre las prácticas políticas.

La segunda sala está dedicada a las “Asambleas populares”. Cientos de ellas funcionaron en las calles, galpones e iglesias de todo el país y representaron la acción política más tangible en tiempos de crisis. Justamente, grandes mapas de diferentes zonas de la Argentina realizados por el grupo Iconoclasistas, reflejan gráficamente los puntos donde se reunían las asambleas populares y donde se ubicaban las fábricas recuperadas, durante los peores años de la crisis.

Mapa de Asambleas Populares

También en este espacio sala se exhiben fotos y filmaciones realizadas por reporteros y vecinos, un registro muy valioso de las formas de resistencia de ese tiempo.

La tercera sala lleva el título “Tomar, recuperar e imaginar”. En ella se registran experiencias de fábricas recuperadas, como la de la empresa textil Brukman. Es muy interesante, en estos casos, el acompañamiento de infinidad de artistas, en apoyo a las iniciativas de los trabajadores.

También en este espacio se registran acciones que tuvieron lugar en La Plata, Rosario y Córdoba. En Rosario, por ejemplo, el Hormigazo empezó como una performance de activismo artístico, en la que el símbolo de la hormiga funcionaba como imagen del trabajo silencioso e invisible. Luego, las hormigas proliferaron y aparecieron en marchas y toda clase de movilizaciones, realizadas con material de fábricas recuperadas. Con el tiempo, la hormiga se convirtió en un símbolo de la militancia social rosarina.

Crisis 2001

En La Plata, el grupo La Grieta, de intelectuales y estudiantes, plantearon espacios disruptivos de discusión de la política y el arte, en negocios y zonas comunes en el barrio. El grupo HIJOS, en la misma ciudad, en 2002, organizó un escrache a Leopoldo Baume, jefe de operaciones de uno de los centros clandestinos donde estuvo detenido Oesterheld, utilizando toda la iconografía de El Eternauta.

En el centro de esta sala, es posible consultar la colección de documentos recopilados durante el proceso de investigación (volantes, fotos, fanzines) que dan una idea más global de las acciones populares de la época.

La masacre

La estación final de la muestra lleva el título “Darío y Maxi” y honra la memoria de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, asesinados el 26 de junio de 2002, en lo que se llamó la “masacre de Avellaneda”. Estas muertes representaron el punto más dramático de la crisis política iniciada en el 2001 y convocaron la participación ciudadana, tanto en la producción de documentos para lograr justicia, como en la creación de un arte que expresara la conmoción por esas muertes.

Remeras de Maxi y Darío

Un gran mapa, en el centro de la sala, representa en toda su amplitud los hechos ocurridos durante la represión del 26 de junio, con fotos cedidas por la familia, que están en la causa judicial. Muy cerca se exhiben los dibujos de Maxi Kosteki, que pertenecen al archivo de su hermana. Enfrente, la obra de la piquetera Florencia Vespignani muestra escenas de las protestas y reproduce la imagen en que Kosteki intenta ayudar a Santillán herido. También aquí puede verse una selección de documentales sobre la represión, que ofrecen un excelente encuadre para recorrer el resto de la exhibición.

Abrir “brechas de futuro” es el objetivo de esta investigación sobre el 2001. Una forma de activar la “imaginación política” para enfrentar hoy circunstancias similares, en nuevos tiempos de crisis e incertidumbre.

 

Parque de la Memoria. Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado. Av. Rafael Obligado 6745. Martes a viernes de 11 a 17 hs / Sábados, domingos y feriados de 11 a 18 hs. Hasta el 31 de marzo del 2024 con entrada libre y gratuita.

 

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Adriana Lorusso

Adriana Lorusso

Editora de Cultura y columnista de Radio Perfil.

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