La carrera musical de Leonardo Estévez lo posiciono como uno de los barítonos argentinos más destacados. Egresado de la Carrera de Canto y de la Maestría del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, en la cual tuvo como maestros a Marcela Esoin, Lucía Boero, Sergio Giai, Bruno D’Astoli y Reinaldo Censabella; desarrolló su carrera cantando los papeles principales en importantes teatros como el Teatro Colón, Teatro Avenida, Teatro Argentino de La Plata, Teatro Municipal de São Paulo y el Teatro Solís, entre otros.
A mediados de noviembre del año pasado, el barítono deslumbró al público presente al cantar el himno nacional argentino en la Sala de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación, en el Homenaje a los 40 años de Democracia, celebrado por NOTICIAS. “Fue uno de los momentos de más honor que he sentido. La verdad que cantar para todas esas personas, con lo que significaba, con los 40 años de la vuelta de la democracia. Realmente, me sentí en un lugar de honor muy grande. Di lo mejor de mí para hacer el himno lo más argentino posible. Me sentí complacido y la palabra es honor. Lo atesoro como si fuese una condecoración”, describió Estévez.
“A los doce años comencé a estudiar, yo ya tenía esta voz que se había desarrollado tempranamente. A los trece ingresé al Coro de Cámara de la Municipalidad de Tres de Febrero, al que sigo ligado 40 años después, de modo afectivo y también laboral. Mis ganas de hacer cosas por la cultura y de generar un cambio me llevaron a varios partes del país y del mundo. Siempre estuvo en mí, esto de querer un cambio, una evolución, y un enaltecer el espíritu humano”, rememoró el cantante.
Noticias: ¿Por qué desde temprana edad se inclinó por la música clásica?
Leonardo Estévez: Sentía que la música popular lo podía hacer cualquiera. En cambio, la música académica corre por unos rieles mucho más acotados, de una mayor perfección y de una responsabilidad. No podés hacer lo que te parece, debes hacer, primero, lo que está escrito y, segundo, la idea primigenia del creador. Imagínate que vos pintás un cuadro y viene otro y cambia todos los colores. Ya no es tu cuadro. Ahora hay una idea de resignificar todas las obras, yo descreo un poco de eso.
Noticias: ¿Cómo fue su vivencia de estudiante del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón?
Estévez: En el momento de tu formación, imagínate que vos salías de tu clase, te arrimabas al escenario y estaba ensayando Plácido Domingo. Ese tipo de encuentros, de charlas y de posibilidad de estar viendo a lo mejor del mundo delante de tuyo; eso genera un crecimiento inalcanzable. Desde hace algunos años, el instituto salió del edificio, y ojalá vuelva muy pronto. Entonces, de ese roce con el artista y el escenario un poco se pierde, si uno no está ahí dentro. Tengo los mejores recuerdos del Teatro Colón, para mí era mi casa.
Noticias: ¿Cuál fue su momento bisagra?
Estévez: Mi debut con “El Barbero de Sevilla” (1999) en el Colón fue el que marcó. Cuando sonó la chicharra de que se abría el telón y aparecía en esa inmensidad de teatro, en esa boca de lobo, con la platea llena de gente y me sentí vivir. Había un interruptor que estaba apagado, que se encendió cuando pise por primera vez el escenario. Ese momento me marco y lo revivo cada vez ingreso al escenario. Es maravilloso y de gran importancia, muchas veces preguntan “te da miedo” y la respuesta es no. Te da una responsabilidad de no fallar. Una vez que te equivocaste no hay manera de retroceder. Es estar preparado con suma responsabilidad.
Noticias: El panorama cultural de esa época era muy distinta a la de ahora. ¿Qué cambios nota?
Estévez: He vivido grandes cosas a nivel cultural que ahora no sé si lo seguimos viviendo. Desde ver las pruebas PISA a los indicadores de la economía, todo a involucionado tangiblemente. Más allá de las ideas políticas de cada uno, esto se ve. Estamos en una situación muy mala, y todo esto es producto cultural. El problema no es económico, el problema es netamente cultural. Nuestro país mientras llueva y salga el sol vamos a tener manera rápida de generar divisas. El tema es que, culturalmente, o no está la voluntad o no está la pericia. Una persona culta es más leal, más honesta, más profesional y servicial. En la cultura hay tres grandes pilares: verdad, belleza y bien común. Y si alguna falta o se tergiversa, no es cultura o es una mala cultura, y eso se paga con una zona gris. ¿Cómo se revierte?, con más educación para tener mejores políticos, economistas y médicos.
Noticias: ¿Esta situación corresponde a un fenómeno local o mucho más global?
Estévez: En otros países del mundo hay cosas que son intocables. La ópera es la ópera y el ballet es el ballet. No trata de priorizar otro espectáculo y sacarle el mérito a uno para prevalecer el otro. Esto es un poco lo que decía la Escuela de Frankfurt: ‘cuidado con la cultura popular porque la maneja los gobiernos’. El gobierno favorece lo que le conviene a él. Esto es tangible, han utilizado las plataformas culturales para hacer propaganda. En nuestro país hay mucho de ‘riverboquismo’, quizás en todos lados, pero a nosotros nos está pegando muy duro. Tango mucho interés de que esto mejore, pero hay que arremangarse y trabajar mucho. Hagamos una analogía, cuando salimos de pandemia, primero abrieron las canchas de fútbol, después abrimos los otros espectáculos y la cultura lo hemos relegado a un último lugar. Eso pasó con la educación, la cultura es madre de la educación, en otros tiempos a nadie se le hubiera ocurrido no mandar a sus hijos a estudiar. En Eslovenia, desde jardín estudian violín o piano. Desde chico se mete el conocimiento en la cabeza.
Noticias: ¿Con qué personaje se sintió más conectado?
Estévez: Una vez le hice esa misma pregunta a Plácido Domingo y me contestó: ‘Yo me enamoro del personaje, sea bueno o sea malo’. Un poco es así, al personaje tenés que quererlo. Y a los 50 años, me siento muy bien. Un barítono a esa edad se encuentra en la madurez de la carrera. Normalmente, te tocan roles de padres o de malvados o de rey o galán maduro. Personajes que requieren una edad y un aplomo que comienza a notarse a los 45 y 50 años.
Noticias: ¿Qué percepción tenés del futuro de la música académica en nuestro país y con el avance de la tecnología?
Estévez: La Argentina está un poco distinto al resto del mundo. Escuchaba que se vienen grandes recortes a la cultura, justo en el momento en que no hay que hacerlo, tocara hacerlo. Es el momento, que habría que pisar el acelerador y si se genera fondos de otro lado, tratar de volcarlo ahí y de hacerlo a conciencia. No repartir dinero, hacerlo bien. Trabajar por objetivos, no hacer por hacer. Estoy preocupado de que va a pasar, hay declaraciones inciertas. En el mundo, no desaparece la actividad artística, hay leyes de mecenazgo, los profesionales quieren ejercer, los teatros siguen apostando y las cosas están mucho mejor.
En cuanto al avance de la tecnología, si la tecnología va en contra de la obra original, no me gusta tanto. Si es para apoyar a la obra, si me puede llegar a gustar. Sin embargo, hemos visto en muchos lugares del mundo muchos disparates sin sentido. Una vez se vio en una ópera de Paris, se pudo ver una boheme en la luna y los personajes con escafandra, no tenía sentido. También vi una traviata en Milán a un personaje del enamorado traicionado que amasaba pizza. Hay cosas que no creo que lo hubiera pensado Verdi, ni su libretista. Hay que estar en servicio de la obra, y si uno quiere hacer otra obra, hay que escribir otra obra y estoy de acuerdo. La obra que ya está escrita hay que rendirle un respeto.
Noticias ¿Por qué ocurre esto?
Estevez: Ahora se tiene que causar un efecto muy rápidamente o si no la gente se va. Así que uno tiene que disponer de una sucesión de eventos distintos e innovadores todo el tiempo. Lo que paso con la música va a pasarles a todos. Antes cualquier banda tenía cierta cantidad de músicos, hoy es una persona con una computadora y un cantante con un micrófono, diciendo unas palabras medianamente entonadas para algún lado y un programa llamado autotune que lo corrige, lo enlata, sale a la venta y tiene 50 millones de vistas. Eso ha arruinado a millones de profesiones. Ahora es un productor musical con unos auriculares y una computadora. Ya hemos perdido a los músicos. Esto mismo lo vemos en Argentina, para qué se va a quemar el cuello y los dedos un violinista si cada vez tenemos menos orquesta. El futuro no sé cómo será, todo es muy incierto. También la pandemia lo cambio todo, los ensayos se achicaron. La manera de trabajar cambio, para todos. Veo gente dando tutoriales de como cantar opera por Youtube. No me parece. La transferencia de conocimiento en el arte, no es maestro alumno, es maestro y discípulo. El discípulo tiene que emular al maestro.
Noticias: ¿Esta transformación va más allá de un aspecto económico?
Estévez: En la época de nuestros abuelos, en todas las casas había un piano, o una guitarra, o un bandoneón, y la gente tocaba. Hoy en día, todas esas actividades han cambiado por jugar en red o ser community manager, todo con una velocidad mucho más rápido. Con la inmediatez, nadie aprende a tocar el piano o el violín en dos días. Venden cursos en internet con 4 videos. Se está bajando la exigencia porque todo pasa muy rápido y toda caduca muy rápido. Hoy es más famoso el que más like junta, no el mejor artista. Se perdió la relación de lo que es bueno y de lo que es malo, y la verdad es una sola. No hay grandes verdades opinables.
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