Wednesday 1 de May, 2024

CULTURA | 02-02-2024 16:46

Cristian Alarcón: “Trato de correrme del periodismo pero siempre me vuelve a atrapar”

El escritor y periodista debuta en escena en “Testosterona”. Es una obra que combina su propio pasado con el periodismo performático."Es incomparable a la literatura, busca la conmoción", dice.

Esta charla arrancó en la tarde del anteúltimo viernes de enero. En verdad, a esa hora se prendió el grabador. Pero la conversación viene de bastante antes.

En orden cronológico se podría decir que esta entrevista es heredera de otra, del primer encuentro entre Cristian Alarcón y NOTICIAS. Ocurrió hace exactamente cuatro años, en uno de los últimos días de aquel enero prepandémico.

El periodista, escritor galardonado con el premio Alfaguara y fundador de la revista Anfibia pasaba unas semanas de descanso en Pinamar junto a sus padres, hermanos e hijo. Desde esa “burbuja ídilica”, como la llamaba, contó algo que hasta entonces no había verbalizado: que de niño, durante su infancia en la Patagonia, había sido sometido a ocho sesiones de inoculación de testosterona, para “masculinizarlo”.

Esa revelación llegaba luego de que el año anterior escribiera parte de esa historia en uno de los poemas de “Cuerpo”, el primer libro que publicó Anfibia. Y esos versos los hizo después de que en aquel 2019, luego de 22 años ininterrumpidos de terapia, pudiera destrabar por primera vez esos recuerdos.

Entonces, para ser exactos, se podría decir que esta charla que comenzó en la redacción de Anfibia un viernes del verano porteño viene desde aquel pasado lejano y traumático. De ese niño de Cipoletti que se empezaba a desarrollar y que chocó con los códigos de una época que buscaba hacer “machos” a todos los chicos. Y de toda esta larga búsqueda, que incluyó los primeros ataques de pánico que tuvo este periodista que caminó las villas más peligrosas del país y que se codeó con narcotraficantes, salió un nuevo desafío: “Testosterona”.

Es una performance que mezcla su infancia con música, danzas, con una investigación periodística acerca de cómo se utilizó esa hormona a través de los tiempos, y que se estrenó en Chile el 16 de enero y que ahora llega a Buenos Aires. “Es un objeto periodístico al mismo tiempo que un objeto artístico”, dirá en la nota Alarcón, sobre la obra que se fue armando luego de largas charlas con la actriz y dramaturga Lorena Vega, que la dirige, y que se podrá ver desde febrero en el teatro Astros.

Cristian Alarcón: La complejidad de este trabajo tiene que ver con esto de entender que la valentía no está en haber entrevistado narcos y todo tipo de rufián y en haberme metido en los lugares más peligrosos de América Latina y de Argentina, sino en este asomarme al abismo que significan los materiales tan íntimos de un trauma infantil y en proyectar eso hacia el presente, revisando una vida con un prisma nuevo que implica hacer preguntas que no tienen respuesta.

Cristian Alarcón

Noticias: ¿Esto da más vértigo?

Alarcón: En este instante, porque todo va cambiando a medida que avanza el proceso. Hubo momentos iniciales, en las primeras conversaciones ya sistemáticas con Lorena, que fueron largos diálogos que comenzaron hace unos dos años… el estremecimiento que me producían esas conversaciones me dejaba afectado por un par de días. La primera vez fueron siete horas. Lorena es una gran periodista. Pero su curiosidad por lo real y su compromiso con lo real atraviesa todo su trabajo, entonces yo creo que de algún lugar sale esta capacidad infinita que tiene para preguntar. 

Noticias: ¿Eran charlas periodísticas?

Alarcón: Ella hizo periodismo en un momento muy inicial de su carrera y fue productora y tuvo un proyecto de periodismo alternativo pero muy brevemente, del mismo modo que yo en la adolescencia hice teatro. Pero su curiosidad por lo real y su compromiso con lo real atraviesa todo su trabajo, entonces yo creo que de algún lugar sale esta capacidad infinita que tiene para preguntar. Lorena Vega me hace acordar de una de mis mejores amigas que es María O´Donnell, que pregunta como preguntaría Mafalda, con esa inocencia e impertinencia con que Mafalda preguntaba, como un personaje. La primera vez en el departamento acá en Buenos Aires comimos, se empezó a la mañana, almorzamos y continuó hasta entrada la tarde. Y por la noche, por primera vez en mi vida, a los 50 años, tuve una especie de ataque de pánico. Yo nunca había tenido una sensación así. Lorena yo digo que es capaz de meter su mano en tus entrañas y eso hizo conmigo, me metió las manos en las entrañas, las sacó las colgó como en el matadero de Echeverría al sol como quien cuelga las tripas y luego las guarda. Claro, el crecimiento de esa búsqueda implacable es fuerte. Sólo la decisión política y estética de profundizar en un trabajo y quizás los años de psicoanálisis que uno transitó, quizás posibilite que uno no se asuste y salga corriendo.

Noticias: ¿Qué descubriste sobre la hormona?

Alarcón: Cuando lo ves en perspectiva histórica, entendés que la hormona es un elemento que aparece en la construcción de un discurso sobre el cuerpo en la búsqueda de algunos médicos que estaba motorizada por cuestiones vinculadas a la sexualidad y a la noción de masculinidad. Recién entrado el siglo XX es sintetizada, pero es descubierta con experimentos que comienzan hacia 1870, en toda una época de la medicina donde se construyen las grandes supuestas patologías de lo que va a ser todo el siglo XX. Por eso la homosexualidad, entre otras identidades y elecciones humanas, se construyó como una patología, como una enfermedad. Fue algo que duró increíblemente hasta 1992, cuando la Organización Mundial de la Salud la sacó de la lista de enfermedades psiquiátricas. Es interesantísimo como la testosteronología en sí misma es un campo de batalla cultural y política.

Noticias: Pienso en la declaración del entonces asesor de Milei, Carlos Rodríguez, que hablaba de que por un tema “hormonal” no podía ver a dos hombres besándose. Parecería haber un tronco entre esa declaración y el triunfo de Milei.

Alarcón: Absolutamente. Hay un sentido común totalitario y autoritario que se expresa en este tipo de afirmaciones que surgen en un momento en el que quedan habilitadas, hay una habilitación a la negación del otro, a la eliminación del otro.

Noticias: La idea de los argentinos bien.

Alarcón: Yo creo que llegamos a un punto en el que las experiencias artísticas y periodísticas como Testosterona empiezan a ser necesarias ya como un modo de urgente de defensa de la democracia misma. Creo que esta experiencia nos encuentra por lo menos a este equipo de talentos increíbles que armó Lorena Vega, en donde hay una escenógrafa, que es Mariana Tirante, un músico que es Sebastián Schachtel, que es uno de los músicos de Las Pelotas, un gran iluminador como Ricardo Sica, una gran coreógrafa como Jazmín Titiunik, mucha gente en la producción, en la comunicación. Y yo lo siento en este momento como una especie de enorme barricada, una barricada cultural fervorosa, convencida, dispuesta a dar una de las micropeleas que daremos en los próximos años. Creo que estamos en un momento de clivaje, en donde algunos están descansando, otros están pudiendo expresarse a través de los incipientes cacerolazos, otros están organizándose en grupos culturales o de nuevas militancias, las emergencias de las agendas democráticas de los últimos años, feministas, minorías sexuales, ecologistas, indígenas creo que también están reformulando sus discursos, sus narrativas y sus modos de presencia política de cara al desafío que implica un gobierno con un apoyo tan abrumador como el que fue elegido en las últimas elecciones.

Noticias: Testosterona tiene, entonces, una búsqueda política, personal, pero también periodística.

Alarcón: Vos sabés que yo trato, a partir de la escritura de la novela “El Tercer Paraíso”, de correrme del periodismo, pero sigo absolutamente atado al oficio porque dirijo Anfibia y enseño periodismo en la Universidad de La Plata, en la maestría de periodismo narrativo y en muchos otros lugares. En la última década quizás le dediqué más energía a reproducir el periodismo no solo con los proyectos anfibios, sino con las alianzas que hacemos con gente de muchos lugares. La última fue el podcast de Milei con El País, por ejemplo, a volver rizomáticas esas alianzas, a crear “una Anfibia mil Anfibias”, como este concepto de disciplinariedad que permite darle mayor potencia al periodismo. Pero cada vez que me creo que me alejo, estoy haciendo todo lo contrario y me vuelve a atrapar. Entonces con este proyecto yo le pedí a una académica, a Anahí Farji, que entrevistara a expertos endocrinólogos, endocrinólogos infantiles, andrólogos y usuarios de testosterona. Y tomamos lo básico de ese material y para el ajuste final del texto dramatúrgico tuve que encerrarme a leer cada una de esas entrevistas para no equivocarnos y ser rigurosos en aquello que termina que es una minimísima porción. Y cuando tuve que acercarme a ese material me angustié, y me angustié como muy pocas veces me he angustiado.

Noticias: ¿Cuándo estabas leyendo?

Alarcón: Leyendo a los científicos sobre todo. Porque leer a los usuarios te da un aire que te vuelve optimista con este mundo, porque es hermoso el procedimiento que van construyendo, sobre todo los adolescentes y los chicos y chiques no binaries en sus búsqueda de identidad para alejarse del binarismo varon/mujer o masculino/femenino. Pero leer a los científicos, que es muy difícil comprender, me sumergió en una angustia que te diría que tiene que ver con una materialidad a la que yo me negaba, pero que es lacerante, porque quizás sea mal que me pese a mí, lo más cercano a cierta verdad, a la verdad que se presupone que debemos perseguir, que es la verdad fáctica. Y yo he hecho mil procedimientos para alejarme de un periodismo que se abraza solo a lo fáctico. Y he dado conferencias para hablar de que no es necesario el fact-checking anglosajón porque lo que importa en América Latina no es la acumulación de datos sino la narrativa. Y he creado una revista para demostrar que esto es así. Y he escrito varios libros para demostrar que esto es así. Pero el periodismo es datos. Y en algún lugar me vuelve a honrar ese pasaje, aunque doloroso, por la materialidad de los hechos. Es algo que todavía estoy pensando. Simplemente acuso recibo, ¿no?

Noticias: Y el dato que te angustiaba o que te atravesaba cuando leías a los científicos, ¿cuál era?

Alarcón: Yo creo que la conciencia de la operación eugenésica que significaron las inyecciones en un cuerpo infantil, el despropósito absoluto de someter a un niño a una invasión de una sustancia muy poderosa. Aquí estamos hablando de lo más pequeño de lo pequeño que circula en nuestras venas, que no es solo sangre, sino múltiples elementos que funcionan con una lógica sistémica, es decir, valen o no valen, aumentan o decrecen, como los glóbulos rojos y los blancos, que son los más conocidos, de acuerdo a múltiples variables misteriosas adentro de nuestro cuerpo. Y allí hay una frontera que ni siquiera la ciencia más desarrollada ha permitido que se vuelva cognoscible, es lo desconocido. Las mujeres que transitan la menopausia, los varones que comenzamos a transitar, lo que algunos dicen que existe que es la andropausia, pero otros médicos dicen que en realidad no existe, se enfrentan por primera vez después de los 50 años ante los síntomas de las transformaciones hormonales. Hay personas que nacen con dificultades hormonales porque tienen glándulas que no producen las suficientes hormonas y deben ser regularizadas, por eso la existencia de la disciplina endocrinológica y de la disciplina andrológica. Pero la mayoría de las personas transitan la vida desconociendo absolutamente todo de su universo hormonal. E incluso algunos que tienen síntomas variados, pueden ser, no se enteran hasta cuando es muy tarde de padecimientos que ocurrieron por efectos del trabajo de las hormonas. Entonces he descubierto con mi propia búsqueda  un universo. Y quizás todo mi trabajo sea descubrir universos para comprenderlos y narrarlos. Me pasó con los narcos, me pasó con las trans en la década del 90, me pasó con los viajes, me pasó con el propio periodismo narrativo como un universo.

Noticias: En alguna entrevista contaste que si no hubieras sido periodista serías médico.

Alarcón: Qué loco, ¿no? Si hubiera sido médico tendría todas las respuestas que estoy buscando. Mirá, ahora que lo pienso. Yo fui un niño que estaba señalado como enfermo, entonces actuaba una enfermedad. Y la vulnerabilidad que me produjo el exilio, la migración más que el exilio de la dictadura, que igual era una migración de una dictadura de Chile-Argentina, el haberme arrancado todos mis afectos en mi mundo ideal, ese paraíso que era, ese pueblecito en medio de las montañas con colores de Heidi y Pedrito, la verdad que para mí fue muy duro, me dejó en una vulnerabilidad que hacía que me enfermara. Entonces, tuve las pestes infantiles que te puedas imaginar, desde varicela a apenas pisamos en la Argentina hepatitis, y así, una tras otra. Entonces yo vivía mucho en el médico, por eso también no me había resultado tan extraño que me inyectaran, porque tenía una relación frecuente con el sistema médico. Y mi madre es enfermera, y había crecido en mi primerísima infancia en una guardería de un hospital de monjas alemanas. Entonces ese universo se me antojaba protectivo, y entendía que los médicos les salvaban la vida a las personas. Tenía una vocación muy temprana de servicio. Así también quise ser sacerdote después. Y también el oficio de la política tiene que ver con eso.

Noticias: Quizás sin toda esta historia no hubieras sido periodista, entonces.

Alarcón: Bueno, el periodismo fue la consagración del sacrificio, porque soy de una generación de periodistas comprometidos con la investigación walshiana. Walsh es uno de los personajes centrales de la obra. Van a ir a ver a Walsh en tacos, pero lo van a ver, ¿no? En escena. Y a Nicolás Carranza también, su personaje central en el primer capítulo de Operación Masacre. Creo que pertenezco a una generación de periodistas de investigación que se miraron en Walsh, y no solo en Walsh, en Capote, en Norman Mailer y en los grandes investigadores que narraron, ¿no? Soy un hijo del exilio, de la dictadura chilena y argentina.

Noticias: ¿Y cuál es la diferencia de ese periodismo con el performático?

Alarcón: La performance aspira a una conmoción que no tendría posibilidad de ser a partir de la lectura de un texto. Es llegar y acceder a una información que proviene de lo real, a una historia que proviene de lo real, con un marco interpretativo que no tiene ambiciones de ser analítico, sino que apunta directamente a la conmoción. A que te lleves algo inasible, y que por lo tanto suscite en el espectador una sinapsis ulterior. Eso es el periodismo performático, un periodismo que provoca un estremecimiento que produce una sinapsis ulterior y que aterriza como algunas cosas que ocurren solo en el diván, días después, en el momento menos esperado, cuando hacen sentido porque viste una serie, cruzaste la calle y detectaste una imagen, escuchaste una canción, tuviste un recuerdo por la mañana en la cama, o algo que te ocurre mientras manejaste una bicicleta, o tomaste un colectivo. Es incomparable a la literatura. De otro orden, porque tiene que ver con el cuerpo, es vinculado a lo emocional. No se trata solamente para mí de excelencia formal. Sino de la capacidad de que te estremezca.

 

 

 

 

 

 

 

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Juan Luis González

Juan Luis González

Periodista de política.

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