En una época donde el algoritmo sugiere qué ver, qué comer y hasta con quién salir, también hay lugar para el azar literario, los intercambios desinteresados y los vínculos que se tejen a partir de una lectura en común. Así funciona Pila de Libros, la app creada por Ignacio “Nacho” Damiano, que ya es conocida como el “Tinder de los libros”. Aunque en este caso, los matches no se basan en perfiles, sino en títulos: uno ofrece un libro, otro lo quiere. Si el interés es mutuo, hay contacto e intercambio. Y a partir de allí, muchas veces, comienza una historia que va más allá del papel.
“Vos buscás el libro que te interesa y te llegan notificaciones de quiénes lo ofrecen o quiénes están interesados en tus libros. Es un sistema de coincidencias, pero también de negociación y empatía”, explica Damiano.
La aplicación comenzó como una plataforma de intercambio de ejemplares físicos, pero pronto se amplió en comunidad, funciones y proyección. Hoy, además de permitir intercambios en todo el país —e incluso por correo postal desde ciudades del interior—, incluye clubes de lectura online con alcance regional, que reúnen mensualmente a decenas de personas desde distintos puntos de Hispanoamérica. “En este momento estamos leyendo Operación Masacre, de Rodolfo Walsh. Nos juntamos por Zoom, con cupos limitados. Van unas 60 personas”, contó el creador en diálogo con El Disparador (Delta 90.3)
Y aunque todos los presentes leyeron el mismo texto, Damiano insiste en una idea clave:
“Todos leímos el mismo libro, pero no leímos el mismo libro. Cada persona lo atraviesa desde su historia, su experiencia, su momento vital. El libro que para vos es un tesoro, a otra persona tal vez no le llegó. Y viceversa.”
Esa premisa —el encuentro emocional con un texto— está en el corazón de esta comunidad, que crece en torno a la lectura pero se expande en otros planos: la amistad, la conversación, los afectos. Según datos relevados por la plataforma, el 80% de las personas que participan son mujeres de entre 25 y 45 años, muchas de ellas lectoras activas que no solo buscan nuevas lecturas, sino también espacios donde compartir impresiones, intercambiar ideas y vincularse con otras personas con intereses comunes.
“Las mujeres indiscutiblemente leen más que los varones. Y hay mucho interés por la literatura argentina contemporánea”, asegura Damiano. “Además, se arman charlas hermosas, muy libres, donde el libro es el punto de partida, pero también se habla de experiencias personales, de política, de actualidad, de recuerdos.”
Más allá de los talleres, Pila de Libros conserva su impronta lúdica y colaborativa. No hay dinero de por medio: solo ganas de compartir y dejar que los libros circulen. En ciudades grandes como Buenos Aires o Rosario, los intercambios suelen hacerse cara a cara. “Y muchas veces los encuentros incluyen un gesto afectivo: un chocolatito, un señalador, una notita”, señala. En localidades más pequeñas o distantes, los libros viajan por correo, y con ellos, el ritual de la espera y la sorpresa.
Actualmente, el equipo de la app trabaja en una nueva función que permitirá puntuar libros, no con estrellas o calificaciones cerradas, sino como una forma de organizar preferencias, afectos y sensaciones. “Queremos que sea algo más humano que decir ‘este libro es bueno o malo’. Porque no se trata de eso. El libro es bueno o no, según cómo te llegue y en qué momento estés.”
Damiano tiene decenas de historias que prueban el alcance inesperado de estos intercambios. Algunas son anécdotas de encuentros casuales que derivaron en largas charlas. Otras, vínculos que se mantienen por meses gracias a lecturas compartidas. Y hasta una historia de amor:
“Un chico y una chica se conocieron intercambiando un libro… y hoy tienen un bebé. No es lo más habitual, claro, pero te habla del poder que puede tener un objeto cuando habilita un encuentro.”
En tiempos donde el aislamiento digital es más frecuente que el contacto, los clubes de lectura virtuales se revelan como un espacio de resistencia cultural y emocional. No solo promueven el hábito de leer, sino que abren la posibilidad de debatir, disentir, reírse y conectar con personas de otras ciudades y países que, como uno, se emocionaron con una misma historia. Aunque, como advierte Damiano, nunca sea exactamente la misma.
Pila de Libros es, en definitiva, mucho más que una app: es una comunidad en expansión, una red tejida con palabras y silencios, un recordatorio de que los libros no solo construyen mundos, sino que pueden acercar personas. Ya no se trata solo de leer, sino de leer juntos. Y eso, en sí mismo, ya es una revolución.
por R.N.














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