El Mundial de Alemania de 1974 impactó en el fútbol argentino de muchas maneras. Uno de los acontecimientos menos recordados tiene de protagonista al líder del peronismo: el 1 de julio de 1974, a los 78 años, en pleno desarrollo del torneo, falleció de un infarto Juan Domingo Perón.
La salida del gobierno militar de Alejandro Lanusse, dio paso a elecciones presidenciales, en las que triunfó el elegido del fundador del justicialismo, Héctor Cámpora. Tras la asunción, el gobierno procedió a organizar la vuelta del exilio de Perón, para convocar a nuevos comicios electorales con la postulación del reconocido caudillo. El rotundo triunfo en las votaciones lo consiguió junto con su tercera esposa y compañera de fórmula, María Estela Martínez de Perón.
Sin embargo, la salud del “primer trabajador” no lo acompaño en sus funciones ejecutivas. Mientras se deterioraba por diversas dolencias, la vicepresidenta y parte del comité íntimo, encabezado por el ministro José López Rega, dirigían a la nación con rumbo incierto. Finalmente, la muerte de Perón fue la cuarta de un presidente del país en ejercicio del poder y la única en pleno desarrollo de una Copa del Mundo.
En ese momento, en el mundial de Alemania, las cosas no eran más fáciles. Eran tiempos de una AFA en profunda crisis, con cambio de autoridades en medio de la competencia internacional. La selección nacional poseía futbolistas de la talla de Rubén Ayala, Carlos Babington, Miguel Brindisi, René Houseman, Mario Kempes, Ubaldo Fillol, Roberto Perfumo, Roberto Telch, Enrique Wolff y Héctor Yazalde, entre otros.
Lamentablemente, el fixture no favoreció al conjunto dirigido por Vladislao Cap. Tras superar la fase de grupos, Argentina fue acribillada por la mítica “Naranja Mecánica” de Johan Cruyff, por 4-0, para luego perder 2-1 contra Brasil. Ya sin chances de seguir al siguiente tramo, debía disputar el último partido contra la República Democrática de Alemania, cuando llegó la noticia de la muerte de Juan Domingo Perón.
El impacto repercutió en el contingente nacional y en la concentración del seleccionado. En el hotel de Metzkausen se armó un altar con la imagen de Perón. En la iglesia católica de San Lambertus, ubicada en la ciudad de Mettmann, se ofició una misa en alemán y en castellano en memoria del mandatario fallecido.
El gobierno argentino decreto los tres días de duelo y un pedido a la FIFA para suspender el encuentro pautado. Pero no hubo consenso en el organismo deportivo y el partido se jugó, el resultado fue un empate 1-1 con gol de Rene Houseman. Antes de iniciar el enfrentamiento entre las selecciones, con brazaletes negros y bandera a media asta, el juego se detuvo con un minuto de silencio en el estadio de Gelsenkirchen. Aunque también ocurrió lo mismo en los encuentros de aquel día: Brasil - Holanda, Suecia - Yugoslavia y Polonia - Alemania Federal. El homenaje a Perón trascendió las fronteras futbolísticas y alcanzó distancias impensadas.
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