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CULTURA | 19-05-2021 18:54

Pilar Quintana: “Sólo podemos hablar del lado luminoso de la maternidad”

La ganadora del premio Alfaguara habla de “Los abismos”, donde narra con ironía el hastío de un ama de casa de los '80.

En “Los abismos”, la novela de Pilar Quintana que se quedó con el Premio Alfaguara de este año; una mujer atrapada en un matrimonio convencional, en la década del '80, cae lentamente en el alcohol y la depresión, luego de un fugaz romance extra matrimonial. Hasta allí, una historia gris y recurrente, que ha sido contada muchas veces en la literatura, con mayor o menor acierto. Pero, lo que convierte a “Los abismos” en una narración deliciosa, es que la voz que conduce el relato es la de una niña sagaz y curiosa, que interpreta como puede los altibajos anímicos de su madre y trata de darse a sí misma un marco racional, para no naufragar en la insensatez del contexto.

 

Los abismos

 

Claudia, tal el nombre del personaje, es para Quintana la mujer futura, que se soltará de los mandatos heredados y hará todo lo posible por no quedar (como su madre) atrapada en los límites del hogar.

Pilar Quintana, que es una de las escritoras más interesantes de su país, Colombia; ya había sorprendido con una “nouvelle” impecable, “La perra”, que cosechó premios nacionales e internacionales y que el jurado del premio Alfaguara tuvo muy presente a la hora de decidirse por “Los Abismos”.

Nacida en Cali en 1972, Quintana trabajó mucho tiempo como guionista y en 2007 fue elegida entre los 39 escritores más destacados de América Latina, por el Hay Festival.

Desde Bogotá, aislada por la pandemia, dialogó con NOTICIAS sobre su novela, el premio y el lugar de la mujer en el pasado y el presente.

NOTICIAS: En sus novelas que se han leído en la Argentina, “La perra” y “Los abismos”, el tema de la maternidad es central. ¿Por qué le interesa tanto esta cuestión?

Pilar Quintana: Yo fui mamá tardía a los 43 años. Pero antes no quería ser mamá. Recuerdo que cuando empecé mi carrera escuché decir mucho que la escritura no era muy compatible con la maternidad. En ese momento a mí no me importaba. Ahora, qué cosa tan horrible que a una persona le digan eso. Cuando fui mamá, no sólo no me impidió escribir, sino que además encontré un caudal creativo que no sabía que tenía. Pero mi obsesión al escribir no es tanto la maternidad, como lo no hablado, lo que está mal visto decir. Antes escribía mucho sobre el deseo femenino, porque era tabú. A una le enseñaban de chiquitita que las mujeres no deseaban y que si deseaban, se callaban y disimulaban. Y con respecto a la maternidad, se nos permite hablar del lado luminoso, pero no de las oscuridades o de los grises. Para mí, hay un libro que define la maternidad y es “Distancia de rescate” de Samanta Schweblin y, sin embargo, ella no es madre. Eso que ella puso en ese libro es la maternidad.

NOTICIAS: En “Los abismos” reaparece el tema de la mujer encerrada en su casa, al cuidado de los hijos y el hastío que eso le produce.

Quintana: Yo elegí estudiar lo que quise, pude ser escritora, viajar, pero es porque ocupo un lugar privilegiado en la sociedad. Hay otras clases sociales, en las que para las mujeres no es posible vivir como lo hice yo. Mi mamá nunca se lo planteó porque eso estaba negado para las mujeres y punto. Pero aún para las que trabajaban, la familia estaba primero y las juzgaban si le daban mucha importancia a su carrera y “descuidaban a los hijos”. Ha habido un cambio y fue gracias a las mujeres de la generación anterior a la mía, que nos educaron para que le diéramos prioridad a estudiar y a realizarnos profesionalmente.

NOTICIAS: Es muy interesante en “Los abismos” ver cómo el mundo ideal de las revistas del corazón se ve atravesado por la depresión, encarnada en estrellas trágicas, como Natalie Wood o Grace Kelly.

Quintana: Me parecía importante incluir las revistas. Los personajes de la novela son muy ridículos, casi sacados de una historia de Corín Tellado. Además, en los '80, las revistas eran las ventanas al mundo de los ricos y famosos. En ellas se mostraba como glamorosa a la mujer que estaba en su casa, en pijama, con un vaso de whisky. Como en el caso de Lady Di, había un contraste entre el afuera, lo que se veía en las fotos; y lo que pasaba adentro, en la nota. En la Cali de los años '80 era muy importante la imagen de familia feliz que dabas al exterior.

NOTICIAS: ¿Cómo es Cali, la ciudad en la que usted nació?

Quintana: Es la tercera ciudad capital de Colombia. Una ciudad de tierra caliente, con un río que la atraviesa. Es muy bella, pero profundamente desigual, con una mayoría de población que no tiene las condiciones básicas de subsistencia. Además, es una ciudad muy racista. La Cali en la que yo crecí, que es la de la clase media o media alta; es un pueblo. Hay un círculo social que va solo a ciertos colegios, clubes y se mueve en ciertas zonas de la ciudad. En Cali es imposible conocer a alguien nuevo o a alguien con quien no tengas una lista de conocidos en común. Es una ciudad tremendamente conservadora, donde la ropa, el peinado y el maquillaje son muy importantes. A mi ex esposo irlandés le sorprendía que las mujeres se vistieran todas igual. Por ejemplo, en Cali está mal visto tener el pelo crespo o no usar maquillaje. Mi mayor acto de rebeldía fue tener el pelo crespo. Suena ridículo pero es así. No es fácil crecer allí si no sos el tipo de mujer aprobado socialmente. Yo nunca logré ajustarme a Cali.

NOTICIAS: ¿A qué lugar de Colombia pertenece el paisaje marítimo de su novela “La Perra”? En ese libro, el entorno y el clima son protagonistas.

Quintana: Al Caribe colombiano. Viví allí 9 años. Yo creo que todos los eventos de la vida suceden en un lugar y un tiempo, con un clima, unos colores, una sensación en el cuerpo. Como narradora me interesa reproducir eso, me interesa que mi lector habite en mis ficciones como en la vida.

NOTICIAS: ¿Qué significó para usted el premio Alfaguara?

Quintana: Yo había enviado la novela, pero es como cuando comprás el billete de la lotería, uno cree que no se lo va a ganar. Me sucede algo muy ridículo, cada dos o tres días miro a mi esposo y le digo: “Oye, te tengo que contar algo y es que me gané el Premio Alfaguara”. Creo que estoy tratando de convencerme de que sí pasó.

NOTICIAS: En Latinoamérica a veces se vuelve difícil leer a autores del mismo continente y la misma lengua. ¿Qué sucede en Colombia respecto de esto?

Quintana: En Colombia, la literatura argentina -por ejemplo- es muy importante; en cambio a un escritor colombiano le cuesta ser leído en su país. Aquí hubo un monstruo como Gabriel García Márquez y durante muchos años hubo una sombra sobre los escritores que no escribían como se esperaba que escribiera un colombiano, que era como escribía García Márquez. Colombia tardó en tener una literatura diversa. En eso ayudo Editorial Norma (que luego cerró) y el surgimiento de editoriales pequeñas y locales. Ellas son las que hoy van descubriendo a los nuevos talentos.

 

 

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Adriana Lorusso

Adriana Lorusso

Editora de Cultura y columnista de Radio Perfil.

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