No se sabe a ciencia cierta quién es. Sólo ciertos datos sobre Banksy son de dominio público y todos los repiten: que es británico, que es un artista del grafiti y que nació en Bristol en los años '70. Desde este país tan lejano, el relato de sus obras callejeras, disruptivas y políticas, es solo una foto o un video en la pantalla de nuestras computadoras.
Por eso, la posibilidad de ver una exhibición que se detenga en la historia de sus intervenciones o muestre de cerca sus figuras emblemáticas (sus niños, sus ratas, sus monos) o que registre en detalle proyectos mayores, como su parque de diversiones “Dismaland”, es una puerta de acceso directa al trabajo de uno de los grandes artistas de las últimas décadas.
Como bien se encarga de señalar la publicidad del evento, se trata de una muestra “no” autorizada por Bansky, que reúne obras originales, cedidas por coleccionistas y con certificado de autenticidad, pintadas con óleo o acrílico, con spray, serigrafías de edición limitada, esténciles sobre metal u hormigón, esculturas, instalaciones, vídeos y fotografías.
También vale la pena aclarar desde ya, para quienes esperen una experiencia inmersiva al estilo de “Imagine Van Gogh”, instalada en el mismo lugar en La Rural; que esta muestra no tiene nada que ver con eso.
Hay sí una experiencia inmersiva increíble en una de las salas, donde se proyecta una historia de las obras de Banksy en primerísimo plano y también, con el mismo espíritu, un viaje en 3D por los hitos del artista.
Lo demás es un recorrido extenso, de cuadros tradicionales, con las principales imágenes de su carrera. Una condensación de su trabajo político, acompañando los más importantes sucesos del mundo, desde las consecuencias devastadoras del huracán Katrina hasta el futuro del Brexit.
En ese trayecto, el humor es siempre su mejor herramienta. En relación a esta muestra, justamente, en la página web del artista, se señala que la mayoría de las exhibiciones que se realizan sobre su obra son falsas. Por eso aclara que si no nos gusta lo que hemos visto, no pretendamos reclamarle a su oficina el dinero de la entrada.
Una de las zonas más interesantes de la exhibición, es la serie de fotografías del amigo de Banksy, Steve Lazarides, donde podemos atisbar un rastro de la silueta del artista, mientras trabaja en las calle. Al lado de esta serie, una reconstrucción de su taller permite imaginar la preparación de los esténciles, la técnica que adoptó hace décadas para trabajar más rápido en las calles y así poder huir de la policía.
También vale la pena detenerse a ver la película sobre “Dismaland”, ese jardín inspirado en “Disneyland”, siniestro y decadente, que Banksy construyó junto a decenas de otros artistas y al que calificó como “poco adecuado para los chicos”.
Desde las paredes negras apenas iluminadas donde se exhiben sus grafitis, los mensajes del artista nos asaltan con su constante impugnación del capitalismo, desde un humanismo casi naif, a la medida de sus imágenes infantiles. ¿La más famosa de ellas? La niña con globo que después de un remate en Sotheby's, donde alcanzó la cifra de venta de un millón de dólares, se autodestruyó con una trituradora de papel instalada en el marco del cuadro.
Delicias del mercantilismo, la casa de remates consideró que se había transformado en otra obra, le cambió el nombre (“Love is in the Bin”, “El amor es en la papelera”) y le dio al comprador la opción de no formalizar la compra. Por supuesto, después de tal show, éste confirmó la operación.
Cuándo y dónde
La muestra puede verse a partir de este fin de semana y hasta octubre en La Rural, de martes a viernes entre las 14 y las 21.30 y sábados, domingos y feriados de 10 a 21.30. Las entradas pueden comprarse online desde la página web del evento. El costo es de $ 3000 en la semana y $ 3500 los fines de semana.
A propósito de la exhibición, vale la pena decir que fue vista por un millón de personas y que ha girado por todo el mundo, en ciudades como Nueva York, Las Vegas, Bruselas, Madrid, Barcelona, Milán, Lisboa, Tokio, Hong Kong, Osaka, Hiroshima, Moscú y San Petersburgo, entre otras.
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