Calificado como el mayor proyecto inmobiliario privado de la historia de Estados Unidos, el imponente complejo urbanístico Hudson Yards convirtió una zona abandonada del oeste de Manhattan en uno de los barrios más futuristas y caros de la ciudad, con cientos de tiendas y restaurantes y miles de viviendas. Para darle un toque singular, se colocaron entre los imponentes edificios dos originales estructuras como el centro de arte "The Shed" (El cobertizo) y la escultura "The Vessel" (La nave), idea del diseñador británico Thomas Heatherwick, que se convirtió en un emblema del barrio y una de las atracciones de la Gran Manzana. Rascacielos Premium y obras de arte allí se potencian para convertirlo en uno de los barrios más desarrollados del nuevo milenio, donde las viviendas se cotizan entre 4 y 50 millones de dólares. Este es sólo un ejemplo de una sinergia que se ha vuelto irresistible en el mundo. La dupla “arte y real estate” es hoy tan importante, que cualquier proyecto inmobiliario premium que se precie debe incluir una propuesta estética de calidad como parte de su oferta.
La mayoría de los desarrolladores de la actualidad entienden que apoyar a los artistas y sus obras significa dejar una huella que en el futuro podría transformarse en un emblema de época. “Introducir arte en lugares inesperados puede cambiar la percepción del público y aumentar la apreciación del entorno construido”, asegura el arquitecto y diseñador Julio Oropel.
Hábitat Artístico
Aunque hoy vuelve a estar en auge, esta presencia del arte en los proyectos edilicios tiene una larga historia. Los mejores edificios de Buenos Aires siempre tuvieron obras en sus fachadas y en los halls de acceso. De hecho, estas se transformaron en emblemas que los identifican como, por ejemplo, los inmensos murales de Alfredo Guido, Emilio Centurión y Dante Ortolani y los bajorelieves de Alfredo Lagos, en la sede central del Automóvil Club Argentino. O la réplica de la Victoria Alada de Samotracia en el patio del Palacio Estrugamou.
En la actualidad, esta sinergia se ha incrementado de manera sostenida en todo el mundo y también, en la Argentina.
Estrenado en 2019, el lujoso complejo SLS Puerto Madero, construido por la empresa Related Group, fue el primer emprendimiento en territorio argentino del coleccionista Jorge Pérez, reconocido amante del arte que dio su nombre al Pérez Art Museum Miami (PAMM). El complejo reúne en su interior y en los espacios a cielo abierto una fuente de Nicola Costantino, una escultura calada con frases de Marie Orensanz, un inmenso mural colorido de Gachi Hasper y oobras de Jorge Miño, Diana Cabeza, Eugenio Cuttica, Aldo Sessa y Graciela Sacco.
Otro empresario que conjuga esas dos pasiones es Eduardo Costantini, fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) y de Consultatio Real Estate. En Florida desarrolló sus dos primeros proyectos “Oceana Residences”, en Key Biscayne y Bal Harbour. Allí puede verse la famosa “Ballerina” de Jeff Koons, que antes se expuso en la explanada de Malba, en Buenos Aires. “La decisión de convocar un conjunto de artistas y componer un cuerpo de obra especialmente seleccionado para cada proyecto es uno de los pilares del proceso de construcción del producto”, comenta Gonzalo de Serna, CEO de la empresa.
Bajo esta misma marca, Consultatio acaba de lanzar el Oceana Puerto Madero, asociado con otro “entrepreneur” de los bienes raíces y amante del arte, Alan Faena. Y ya anunció que construirá otro en Nordelta. Situada en el último terreno disponible en Puerto Madero sobre el Dique 2, Oceana estará constituida por dos edificios unidos por un amplio parque con un espejo de agua e intervenciones de arte. Las piezas seleccionadas para la plaza central son mapas estelares de Leo Battistelli con esculturas de Elba Bairon para el exterior. Dentro de las torres se apreciarán los móviles de Daniel Joglar y las pinturas de Federico Lanzi, Lola Goldstein, Alejandra Seeber, Karina Peisajovich y una videoinstalación de Juan Solanas. En Oceana Nordelta, habrá una instalación del artista argentino Pablo Reynoso, artista, diseñador y escultor que vive en Francia desde 1978.
En la misma sintonía, Gerardo Azcuy, fundador de la desarrolladora inmobiliaria de torres premium que lleva su nombre, posee siete desarrollos en el barrio de Caballito. Recientemente acaba de inaugurar en el complejo Donna Terra, “Mutanti” de Diego Bianchi, una pieza tubular de setenta metros lineales, que se despliegan como una gran lombriz por distintos sectores del predio y que, en partes, funciona como receptora para generar compost. La obra fue la ganadora de la primera edición del Premio Azcuy, una alianza entre la constructora y el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Adriana Bustos con el proyecto “Mundo Imaginal” ganó la segunda edición y Fabián Bercic, la tercera. “En cada edición contamos con la participación de un jurado del exterior que aporta una visión del arte contemporáneo internacional”, explican en la constructora.
Arte de entrecasa
El arte ha cambiado de hábitat. Ya no está recluido exclusivamente en museos o galerías. Junto a la arquitectura, el diseño y el paisajismo conforman un todo. Hasta hay una palabra alemana que lo representa: “Gesamtkunstwerk”, que significa "obra de arte total", en el sentido de crear una experiencia artística integral dentro de un espacio.
Para fomentar esta relación entre el arte y los bienes raíces, Carminne Dodero la creadora de los Six O’Clock Tea, armó la propuesta de “in-house art” a través de la consigna “Meet The Artists”. La idea nació cuando el pintor Nahuel Vecino tuvo la idea de reunir al arte y la cocina con un pequeño grupo de coleccionistas, pero la iniciativa se amplió de la mano de Dodero. Su primer encuentro entre artistas y coleccionistas de arte fue en el departamento de su madre y luego la replicó haciendo un “match” inmobiliario. Su reciente edición fue en Palermo Chico, en la última casa en la que vivió Franco Macri, que fue construida en la década de 1940 por el arquitecto Antonio Ubaldo Vilar y se encuentra a la venta por 8 millones de dólares. “Me pareció que era un gran espacio para mostrar arte. Le consultaron a la familia, que dio la autorización”, contó la organizadora. La cita tuvo como protagonistas a reconocidos artistas contemporáneos: Andrés Paredes, Nahuel Vecino, Carolina Antoniadis, Paola Vega, Daniel Basso e Ignacio Valdez.
Más personalizado y fuera de los confines de las cuatro paredes, Creta Caliza, el equipo creativo que integran Micaela Chediack con Silvina Piredda, imaginan y realizan esculturas de grandes dimensiones especialmente concebidas para espacios abiertos, como jardines o parques a pedido de sus propietarios o del consorcio de un barrio o country. Metal, madera, piedra, vidrio o hasta agua, todos los materiales posibles se amalgaman e integran con el entorno y la Naturaleza, e imaginan una impronta que personaliza no solo la vivienda, sino el barrio. “Llevar el arte a los jardines y los parques, ya sea en espacios públicos o privados, supone también darle la posibilidad de una experiencia estética a personas no necesariamente interesadas en el arte”, cuenta Chediack.
Más que una tendencia, la dupla arte y bienes raíces es una forma de volver a entender el valor de crear espacios más habitables y bellos y una forma de imaginar lo duradero en un mundo donde todo parece cada vez más efímero.
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