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Para complementar Fubar, Netflix lanzó una serie documental en tres episodios donde don Arnold Schwarzenegger nos cuenta cómo fue su vida. Primero como físico culturista, luego como actor, finalmente como político. Siempre, como icono.
El tipo no se guarda nada y muestra eso que la prensa y la cultura popular no querían mostrar de él cuando se burlaban de su acento o de su apariencia de muñeco de cera: que es un tipo inteligente.
Hay momentos muy buenos y un material de archivo notable, y si bien es cierto que Arnold dice lo que quiere y la serie está básicamente diseñada por él mismo, también es cierto que es capaz de enfrentar los recuerdos duros y los errores de un modo absolutamente humano. Ideal para comprender cómo una persona se vuelve personaje y termina dando la vuelta al mundo.
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