★★★★ Dejemos de lado a Fito Páez, el señor que conocemos. Hablemos de la miniserie basada en sus memorias, una ficción sobre realidades. Tiene un truco que, al mismo tiempo, descubre algo: nuestros oídos están condicionados por las melodías que nos acompañan, y esas melodías desencadenan, recuerdo mediante, emociones. Así, una parte de la emoción proviene de la banda de sonido y de lo que nos evoca. Pero ese truco esconde una verdad: que la música de Fito Páez (y la de García, y la de Spinetta, y la de los Twist, y la de Virus) es o ha sido importante para nosotros. Magdalena sonora, pero como esta miniserie es sobre memorias, eso funciona. Pero lo mejor no es tanto la reconstrucción de un mundo perdido, sino dos temas: la relación de un padre y un hijo (gran trabajo de Martín Campilongo como Rodolfo Senior) y cómo funciona un artista.
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