El gobierno de Alberto Fernández enviará al Congreso un proyecto de ley para modificar la ley de protección de bosques nativos con el objetivo de cerrar los resquicios por los que continúan los desmontes. En el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, que conduce Juan Cabandié, aclaran que la idea consiste en preservar igualmente la actividad forestal.
Al ministro le preocupa que la Argentina logre cumplir con sus compromisos de reducir las emisiones de dióxido de carbono para 2030, que estableció el Protocolo de París, y para ello depende de la preservación de los bosques. En caso de incumplir con ese pacto global, el país podría enfrentar barreras comerciales y pérdida de créditos internacionales.
En casi todas las polémicas sobre contaminación, Cabandié busca desplegar el talento para que el fue nombrado en el área, el de la conciliación. Virtud que ya desplegó para reunir a Alberto Fernández y Cristina Kirchner en 2017.
Primero pega y después busca el consenso. En mayo compareció a una comisión del Senado y advirtió que “es inconcebible lo que está pasando en Vaca Muerta”. Contó que "por primera vez en la historia de la cartera de Ambiente" se hizo "una inspección en Vaca Muerta" sobre los residuos del fracking y los resultados "son alarmantes”. "Es increíble que se manejan con impunidad. Con el grado de utilidades que tienen, son capaces de dejar piletas de restos de hidrocarburos, pasivos ambientales sin tratamiento, maquinarias en desuso contaminando napas freáticas, contaminando el ambiente, el aire. Es inconcebible lo que está pasando. Esperamos puedan tomar cartas en el asunto, nosotros vamos a seguir esta política de marcar lo que está mal", soltó Cabandié. Después recibió duras críticas del gobierno, de senadores y de la prensa de Neuquén, pero ahora aboga por el consenso para que las petroleras y las empresas que les prestan servicios, algunas vinculadas a políticos del gobernante Movimiento Popular Neuquino (MPN) y del PRO, se comprometan en invertir más en la preservación del ambiente.
También pegó aquel día en el Senado en la discusión sobre el glifosato: "Ustedes saben lo que significa el uso del glifosato, el paquete tecnológico en la pampa húmeda y más, porque producto del transgénico y el glifosato la frontera agropecuaria se extendió hasta provincias del NOA y el NEA. Ese glifosato o veneno contamina las napas freáticas y se fumiga la cara de los niños en las escuelas rurales y las de los centros urbanos. Hay muertes producto del glifosato. Si hiciésemos un estudio de sangre, nos alarmaríamos fuertemente. Si hiciésemos un estudio de glifosato en nuestro plato de comida, nos alarmaríamos”. Cabandié advierte que el campo argentino deberá cambiar porque Europa, compradora de harina de soja argentina para alimentar sus animales, está prohibiendo el glifosato y en el futuro quizá deje de comprar importaciones que lo contengan.
Claro que la contaminación no solo ocurre con la deforestación, los residuos petroleros, las fumigaciones o los derrames mineros. También en la ciudad. Por eso en la agenda de Cabandié están los plásticos de un solo uso, los gases y el agua poluídos y el tratamiento de residuos. En cuanto a este último asunto, apunta a fortalecer el trabajo de los cartoneros o recicladores en puntos verdes para evitar que se sigan alimentando los 5.000 basurales a cielo abiertos que existen en los 2.300 municipios del país.
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