Friday 6 de December, 2024

EMPRESAS Y PROTAGONISTAS | 22-05-2023 19:34

Las Mentiras del Dólar & los Ladrillos

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Es una exageración obviamente, pero me sirve como punto de partida para examinar nuestras creencias sobre los destinos favoritos de nuestro ahorro.

Empecemos por el dólar, acá el mantra es "el dólar siempre sube".

Juguemos. La primer imagen que aparece cuando googleas "justicia" es la de la mujer vendada que sostiene esa balanza con los platillos que cuelgan en perfecto balance; esa balanza vamos a usar. Ahora asumamos que esta balanza mide el valor de las cosas en lugar de su peso. En uno de los platillos ponemos un billete de u$ 1, en el otro un gramo de arroz, y resulta que quedan equilibrados (un gramo de arroz vale u$ 1). ¿Qué pasa con ese equilibrio si sumamos otro gramo de arroz? ¿Sube el dólar o el platillo de arroz baja (pierde valor) porque duplicamos la cantidad? Opción B.

El punto que quiero ilustrar es que el dólar no tiene ninguna propiedad anti-gravitacional que lo haga levitar hacia la atmósfera; el dólar no sube. Nos da esa impresión porque lo miramos desde un platillo que no para de caer, cada vez más lleno de pesos. Ese derrumbe de valor de nuestra moneda (medido en dólares o paquetes de yerba) es lo que explica nuestra alergia a los pesos cuando pensamos en cuidar nuestro ahorro. El peso falla como instrumento de resguardo de valor.

Ahora, el dólar también pierde valor, y si bien lo hace más lentamente que el peso, el resultado es el mismo: vamos a comprar menos cosas con el mismo dinero. Acumular dólares (en cuenta o en una lata) no multiplica los billetes, hay que ponerlos a trabajar.

Pasemos a los ladrillos, acá el credo es "el valor de una propiedad crece en el tiempo".

El mercado inmobiliario no es lo mío, pero si en lugar de hablar del valor de una propiedad hablamos de su precio, el tema se complica.

Simplifiquemos, el precio del café que estoy tomando es $700, está en la carta, es el mismo para todos. Ahora el valor de este café cambia según las preferencias y circunstancias de quien lo tome (si te gusta fuerte o liviano, o del sueño que tengas). Lo importante es que el valor lo asignamos cada uno de nosotros, no viene en la carta. Justamente por eso, para ponernos de acuerdo, mejor hablar de precios.

Volvamos a las propiedades entonces. ¿Cuál es el precio de la tuya? ¿De dónde sale? No hay una pantalla que te lo indique. Tampoco se actualiza instantáneamente si te cortan la luz o si mejoran la plaza de la esquina. Y sin precio ¿cómo sabes si fue una buena inversión?

Las propiedades no tienen un precio de referencia como la soja por ejemplo, lo mejor que tenemos son las opiniones calificadas de los tasadores. Y se complica más todavía porque no hay dos propiedades iguales. Dos departamentos idénticos en el mismo edificio no valen lo mismo si uno es frente y el otro contrafrente. O si a un propietario le gustaría vender y el otro necesita hacerlo.

Así, una propiedad tiene tantos "precios" como potenciales compradores, pero el único que cuenta es aquél en el que coinciden comprador y vendedor.

En resumen, ni el dólar ni los ladrillos nos van a salvar mágicamente. El dólar no sube como un globo con helio y el único precio que tiene una propiedad es aquél al que se concreta la operación, el resto son opiniones.

Invertir en el mercado financiero es ir un paso más allá porque ponemos a trabajar el dinero y hay precio constantemente. Si te interesa saber cómo empezar, estoy disponible a través de Instagram (@nr.asesorfinanciero), LinkedIn (Nicolás Rampinini) o mi página (nrampinini.com). Hablemos.

 

por CEDOC

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