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EMPRESAS | 04-12-2019 10:28

Desafíos a la carta: el e-commerce aún no compensa el negocio postal

El comercio electrónico todavía no contrarresta la caída de la correspondencia. Precios atrasados, reconversión obligada y el botín de MercadoLibre.

En el primer semestre de 2019, los argentinos hicieron 41,9 millones de compras por Internet, un 21% por encima que en el mismo período de 2018. Eso haría pensar en una expansión del negocio de los encargados de distribuir esos productos que, sin embargo, no ocurre. El sector logístico atraviesa la ambivalencia del auge del e-commerce junto a la caída del negocio postal tradicional. No pudo actualizar los precios al ritmo de la inflación, aunque sí debió hacerlo con los salarios ante la presión gremial, con Camioneros a la cabeza. Y espera hacer a tiempo la reconversión que le exigen los tiempos.

Según datos del Correo Argentino, el negocio postal viene reduciéndose un 6% por año y esa caída se duplicará en los próximos cinco años. En 2014 se enviaron 1.400 millones de piezas postales y este año serán 900 millones. En este periodo, la facturación por ese segmento cayó de $ 80.000 millones a 60.000 millones. A su vez, en los últimos cinco años el negocio de paquetería se duplicó y pasó de 50 millones a 100 millones de envíos, con perspectivas de duplicarse nuevamente para 2024 y alcanzar los 200 millones. Pero esta suba no alcanzó a cubrir la caída de la facturación en el segmento de las cartas, que aún representa el 70% de la facturación total.

“La contrapartida de la reducción del correo postal es el auge del comercio electrónico. Esa es la esperanza de este mercado, aquí y en el mundo. Pero van a pasar 10 años hasta que el e-commerce suplante al negocio postal”, explica el director general de Correo Argentino, Gustavo Papini, quien asegura que “no es viable” mantener los precios al ritmo de la inflación.

La empresa oficial declara tener un 35% del mercado postal y un 50% de la distribución de paquetes. El primer negocio en caída, el segundo en alza. Sus competidores privados pintan un panorama similar. “Nuestro mercado está en crisis, con caída de volumen y precios estancados”, dice Mario Dobal, presidente de Ocasa Argentina. “El e-commerce es la excepción y crece sostenidamente, pero el correo postal está siendo reemplazado velozmente por los envíos online”, agrega.

Ocasa tiene estructura propia en 11 países y se apresta a inaugurar una planta logística en Miami. Dobal proyecta, “si las condiciones lo permiten”, iniciar en 2020 la construcción de un centro logístico integral en la zona norte del Gran Buenos Aires. En un mercado muy competitivo, advierte: “Las regulaciones no siempre son iguales para todos. Los grandes tenemos más exigencias, por eso pedimos igualdad de condiciones”.

Para Iván Amas, gerente comercial de retail de Andreani, hay dos factores que “impactan negativamente al sector". "Uno es el alto incremento de los costos: en el negocio de la última milla, un 75% de los costos es mano de obra y un 6%, combustibles. El otro es la cadena de pagos. El sector necesita reconvertirse, porque e-commerce todavía no compensa la caída del segmento postal. Y cada vez hay más exigencias. No es lo mismo entregar un paquete en tres días que en un día.”

Dos negocios. En Andreani aseguran que funcionan bien sus dos principales “verticales” de negocios: el sector farmacéutico y el financiero, centrado en la distribución de tarjetas. Hace 10 años que Andreani se bajó del reparto de resúmenes porque, “dados sus altos costos y el avance de los envíos online, las oportunidades de rentabilidad no estaban allí”. También pesan otros negocios, como la distribución de electrónicos o de productos de venta directa.

Pese a los vaivenes, la logística sostuvo en los últimos años entre 30.000 y 35.000 empleos. Y es ahí donde están los protagonistas de la reconversión. “El desarrollo del e-commerce nos obligó a redefinir tareas de muchos trabajadores, que pasaron de estar en la calle a tener nuevas funciones. Y además hicimos el esfuerzo para que los salarios no perdieran poder adquisitivo. Tenemos, dentro de lo posible, buena relación con los sindicatos”, señala Dobal.

Mercado Libre es el gran objetivo y trabaja con varias empresas, sin exclusividad alguna. “Es nuestro principal cliente y el más exigente. Requiere de innovación, inversiones en infraestructura y tecnología”, dice Dobal. Correo Argentino distribuye el 60% de los envíos del gigante argentino del e-commerce, que subió la vara para todos. “Nos pide estándares internacionales que el mercado postal tradicional no necesita. Y eso hizo que mejoraran todos nuestros servicios”, cuenta Papini.

El correo estatal tiene el monopolio del servicio puerta a puerta, por el que se reciben mercaderías del exterior. La devaluación post-PASO lo golpeó fuerte: de 24.000 envíos diarios cayó en forma abrupta a 17.000. A la vez, está obligado a tener cobertura en todo el país, con 1.500 sucursales y más de 15.000 trabajadores. Papini asegura que este año el Correo alcanzará el equilibrio financiero y no recibirá aportes del Tesoro, que alcanzaron los $ 7.000 millones en 2017 y los 2.200 millones en 2016. Cabe aclarar que la empresa estatal no tiene vínculo alguno con Correo Argentino S.A., la empresa privada de la familia Macri que operó el negocio postal hasta su estatización en 2003 y que hoy enfrenta problemas judiciales.

A la incertidumbre de la crisis, el sector añadió su propia incógnita con la situación de OCA. La empresa transita un proceso de “quiebra con continuidad” que le permitió subsistir, pero la inhibe de participar en licitaciones de grandes clientes. Fuentes del mercado logístico advierten que perdió muchos de ellos, en especial los bancos, Mercado Libre y algunos organismos públicos. Con su facturación en caída, el único gran negocio que conserva OCA es la distribución de los DNI y los pasaportes, un auxilio oficial que tal vez esté orientado a que no se pierdan sus 6.000 puestos de trabajo.

Quienes conocen este sector aseguran que OCA perdió el segundo puesto detrás del Correo Argentino y que ese lugar hoy es disputado por Andreani y Ocasa. A este escenario se suman más de 60 correos privados de menor porte que atomizan el mercado y captan los múltiples nichos que aparecen. Mientras lo viejo -la distribución de cartas- no termina de irse y lo nuevo -el comercio electrónico- no termina de reemplazarlo, la competencia será cada vez más extrema. 

por Fernando Meañios

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