"Todo ciudadano debe saber leer, escribir y programar. Hoy gobernar es robotizar.” Con estas palabras, el fundador de Corporación América y presidente de Aeropuertos Argentina 2000, Eduardo Eurnekian, cerró su discurso de ingreso a la Academia Nacional de Ciencias de la Empresa. La ceremonia ocurrió el 15 de octubre en la sede de la entidad, en Retiro, con la asistencia de un selecto grupo de empresarios, diplomáticos, académicos, políticos y economistas.
Creada en 1994, la academia tiene por objetivo “promover la investigación y la profundización de los conocimientos vinculados a las ciencias de la empresa, y ser un referente nacional e internacional en estas temáticas”.
Entre sus miembros se cuentan Federico Braun, Santiago Soldati, Alberto Grimoldi y Sebastián Bagó, quienes ocupan sitiales que homenajean a distintos próceres y figuras destacadas de la historia y el empresariado nacional.
Para ser incorporado a la academia, es preciso contar con una intachable conducta moral y cívica, destacarse en alguna de las disciplinas que integran las ciencias empresarias y contar con el aval de sus miembros. En el caso de Eurnekian, fue Soldati (ex presidente de Comercial del Plata) el encargado de presentarlo y repasar su extensa trayectoria desde una pequeña fábrica textil familiar hasta medios de comunicación y la creación de Corporación América, un conglomerado que incluye empresas en los rubros de infraestructura, energía, servicios, tecnología, y agronegocios.
“Me siento muy agradecido por este reconocimiento”, comentó el empresario a NOTICIAS luego de recibir el diploma y la medalla que identifican a los académicos titulares. “Estamos en un momento difícil. Solucionar todo de golpe y sin sacrificios es imposible, pero de esta crisis, como de todas, se sale trabajando”, aseguró.
El círculo rojo a pleno. En la ceremonia, presidida por Jorge Aufiero (fundador de Medicus y titular de la academia), se dieron cita relevantes figuras del empresariado y la política nacional. Entre otros, estuvieron presentes Adelmo Gabbi (presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires), Gustavo Weiss (ex titular de la Cámara Argentina de la Construcción), José Luis Manzano (socio del grupo Vila-Manzano), el ex ministro del Interior Enrique “Coti” Nosiglia; el jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA) Miguel Acevedo; el CEO de Pan American Energy (PAE) Marcos Bulgheroni; el líder de Fiat Chrysler, Cristiano Rattazzi; el dueño de Infobae, Daniel Hadad, y el presidente de Perfil Network, Jorge Fontevecchia.
También estuvieron presentes el embajador de Reino Unido, Mark Kent, el brasileño Sergio Danese, los ex embajadores Luis María Kreckler y Jorge Argüello, el rector de la UADE Héctor Masoero, el vicepresidente de la UIA Daniel Funes de Rioja, el diputado José Ignacio De Mendiguren, el escritor Jorge Asís, el ex secretario de Inteligencia Juan Bautista "Tata" Yofre, los economistas Javier Milei y Daniel Marx, el consultor en comercio exterior Marcelo Elizondo; el presidente de la Sociedad Rural, Daniel Pelegrina; el CEO de Aeropuertos Argentina 2000, Matías Patanian; el titular de la Cámara Argentina de Comercio, Jorge Di Fiori; el de la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA), Javier Bolzico, y el de la Cámara Argentina de la Construcción, Julio Crivelli, entre otros.
Una paradoja argentina. En su discurso de incorporación, Eurnekian eligió homenajear a dos pro-hombres del empresariado nacional: Otto Bemberg, fundador de Cervecería Quilmes, y Enrique Mosconi, fundador de YPF. “Tanto Bemberg como Mosconi representaron, respectivamente, muestras de pujantes climas nacionales”, apuntó Eurnekian. “Mosconi fue nombrado presidente de YPF en 1922, bajo la presidencia de Marcelo T. de Alvear, y en ocho años transformó a una empresa incipiente en la más importante de América latina, enfrentando la presión de los gigantes de la producción de hidrocarburos del momento, con una visión de soberanía y defensa del patrimonio”, destacó.
En tanto que Bemberg “hizo de Cervecería Quilmes una marca líder en el mundo, teniendo que enfrentar, alrededor de 1910, condiciones de desabastecimiento de cebada, que resolvió por vía de la importación de semillas y tecnologías, a fin de mejorar la calidad de sus productos”. Trazando un paralelismo entre ambas figuras, finalmente optó por tomar el sitial de Bemberg. “Luego de reflexionar al respecto y a la hora de elegir entre ambos sillones, es obvio que me sentí proclive a la representación del sector privado, el cual, respetando las reglas de juego y promoviendo el rol genuino de la empresa, logra crecer sobre la base de la libre competencia, la diferenciación y la excelencia”, explicó.
Eurnekian cerró su alocución con una reflexión sobre los roles del Estado y de la iniciativa privada en el desarrollo del país. “Mientras el Estado actúe sobre la educación de las futuras generaciones, orientada a la formación de cuadros profesionales calificados, y a la altura de un mundo altamente competitivo, favoreciendo la igualdad de oportunidades . . . el sector privado será quien pueda dar horizonte y amparar a aquellos talentos que, sin estímulos locales, buscarán espacios más propicios donde desarrollarse”, sostuvo.
“Debemos ser capaces de tener en cuenta los procesos evolutivos, captar que estamos viviendo una extraordinaria revolución tecnológica y que, en consecuencia, se impondrán nuevas consignas que mutarán nuestra vida social, económica y cultural a velocidad inimaginable... Por carencia de esa visión de futuro estamos expulsando a nuestros jóvenes, llevándolos a buscarlo en otras latitudes”, advirtió.
por María Gabriela Ensinck
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